Kosovo es un destino con un medio natural muy diverso y con un patrimonio cultural destacado. A pesar de los episodios de guerras, Kosovo es cada día un país más moderno y que tiene mucho que decir en la Europa actual
Kosovo y la bandera de Albania
Nada más llegar a Kosovo verás la bandera albanesa por doquier, y muy pocas veces la kosovar. ¿Por qué? La mayoría de kosovares son albanokosovares, étnicamente albaneses y su bandera representa a todos los pueblos albaneses. La bandera kosovar es de reciente creación, con la independencia del país, y no hay un sentimiento pleno hacia esta bandera artificial.
Kosovo en la identidad serbia y albanesa
Kosovo es un escenario de confrontación entre los pueblos albanés y serbio. Para el ideal serbio, Kosovo encarna el mito de la creación de la nación serbia en el medievo. La batalla de Kosovo en el campo de los mirlos significó la derrota serbia frente a los otomanos y la entrada de estos en los Balcanes. El máximo esplendor de la nación serbia, en la edad media, tenía como epicentro las montañas kosovares. Prueba de ello son los abundantes complejos monásticos como el de Pec, Decani y Gracanica, que servían a la vez como avanzadilla y fortificación frente a los otomanos. Para los serbios, Kosovo es el corazón de su patria, algo así como la Asturias española.
Por otra parte, los albaneses siempre han poblado las tierras kosovares. El origen de Albania se encuentra en los Alpes Albaneses, una zona recóndita e inaccesible hasta hace bien poco, enmarcada en el triángulo de Albania – Kosovo – Montenegro, pero también Kosovo fue un importante vilayato durante la dominación otomana, y la cuna de la nación albanesa está en Prizren, donde se dirigía la sublevación contra los turcos. Si bien es cierto que Kosovo fue muy importante durante el medievo serbio, el auténtico origen de la nación serbia no se situaba en el actual territorio kosovar, sino en la zona conocida como Raska, que tenía su principal asentamiento en Ras (muy cerca de la actual Novi Pazar, Serbia).
Serbios y albaneses han convivido en territorio kosovar durante siglos en términos más o menos pacíficos (según estudios, los serbios se asentaban en las tierras bajas y los albaneses, en las montañas), hasta que la Historia reciente sembró de guerras este bello espacio. Abandonada a su suerte, Kosovo era la zona más pobre de la Yugoslavia de Tito. La población serbia comenzó a emigrar a Belgrado principalmente, y la ya mayoría albanesa continuó creciendo con una importante inmigración desde la Albania atrasada de Hoxha. En una época de fuerte nacionalismo serbio, Milosevic suprimió la autonomía kosovar, y posteriormente comenzó una limpieza étnica contra los albanokosovares en los últimos años de los 90. Solo la intervención de la OTAN en 1999 sobre Belgrado, en apoyo del pueblo kosovar y la UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo), hizo que Serbia se rindiera y desde entonces el territorio quedó administrado como un protectorado de Naciones Unidas, bajo la UNMIK. Actualmente Serbia sigue reclamando Kosovo como su provincia (considera a la UÇK una organización terrorista), si bien solo ejerce control efectivo sobre ella en los municipios del norte del país. El caso más paradigmático es el de Mitrovica, que te lo cuento aquí.
El estatus de Kosovo
Aquí nace la mayor polémica que hace de Kosovo un país parcialmente reconocido. La antigua Yugoslavia estaba compuesta por una serie de repúblicas: Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Montenegro y Serbia. Dentro de Serbia se encontraba la Provincia Autónoma de Kosovo. Las repúblicas de Eslovenia, Croacia, Macedonia y Bosnia y Herzegovina alcanzaron su independencia durante los 90, cuando tuvo lugar la desintegración yugoslava y las sucesivas guerras. El resto del territorio quedó unido primero bajo el nombre de Yugoslavia y después bajo “Serbia y Montenegro”. Montenegro se separó en 2006 mediante un referéndum. Kosovo no declararía hasta 2008 su independencia unilateral, que ha sido reconocida por más de la mitad de las Naciones Unidas. Cuenta con el firme apoyo de Estados Unidos y casi la totalidad de la Unión Europea. Solo cinco países de la UE no reconocen a Kosovo como país, entre ellos España (además de Eslovaquia, Rumanía, Grecia y Chipre). La razón son los movimientos secesionistas internos en estos países (España y Chipre), apoyo a países hermanos con movimientos secesionistas (apoyo rumano a Moldavia y apoyo griego a Chipre), o amplias minorías en busca de mayores derechos territoriales (húngaros en Eslovaquia). Actualmente, Kosovo está ganando mayor reconocimiento internacional. Cada vez son más las instituciones y organizaciones que consideran a la República de Kosovo soberana de su territorio, en los límites de la antigua Provincia Autónoma.
La simpatía en Kosovo
Lo que más me llamó la atención de toda mi experiencia en Kosovo, y a la vez, lo que más me gustó, fue la simpatía de los albanokosovares. Las calles están llenas de gente a pesar de estar bajo cero. Hay terrazas en todos los lados que están llenas. A la gente se le ve feliz. Y con nosotros lo eran, rápidamente entablaban conversación sobre cualquier cosa, siendo lo más recurrente el futbol y el Real Madrid. Muchos nos decían que su sueño era ir al Camp Nou, y sabían toda la Liga Española al dedillo. Veían los partidos como si fueran españoles de pura cepa. Y también están al tanto de la política española, que te recuerdan que “España no nos reconoce por Cataluña”. La gente es muy servicial y te ayuda en todo momento. Agradecen la visita de los turistas a su país y me he sentido mejor tratado aquí que en ningún sitio de los que he estado. Y sobre todo me gustaría destacar, la perspectiva europea de Kosovo. El país está realizando notables esfuerzos para modernizarse, tanto a nivel de educación como de relaciones internacionales, económicas y sociales. Prueba de ello son las campañas de concienciación de la igualdad entre hombres y mujeres, o la celebración del Orgullo Gay en Pristina. Socialmente, es un país más abierto y moderno que el resto de sus vecinos.
Religión y cultura
Kosovo es un mosaico de culturas y religiones. Aunque los albanokosovares son el 90% de la población, hay otras minorías como los serbios, romaníes, bosníacos, turcos o los gorani. Los idiomas oficiales son el albanés (hablado por la gran mayoría) y el serbio. Aunque de confesión mayoritariamente musulmana, muchos albaneses son también católicos. También hay otras confesiones como la ortodoxa, mayoritaria entre los serbios.
La Madre Teresa de Calcuta es conocida en Albania como Nene Tereza. Aunque nacida en Skopje (Macedonia), procedía de una familia albanesa, por lo que ambos países se disputan su reclamo. La Madre Teresa, católica, es muy querida por todos los albaneses, hasta el punto que en la mayoría de ciudades hay una calle, bulevar o estatuas dedicadas a ella.
El euro en Kosovo
Kosovo utiliza el euro, si bien no pertenece a la Unión Europea ni emite euros kosovares. Los precios son muy baratos debido al nivel de vida del país. Muchas cosas valen 1€ para facilitar el cambio. Evita llevar grandes billetes, pues muchas veces no tienen cambio. Un día desayunamos justo al lado del Newborn en Pristina, y no tenían cambio de 10€ en la cafetería. El camarero tuvo que ir a un comercio de al lado para devolvernos dinero. Os recomiendo llevar dinero en monedas.
La moda en Kosovo
Aunque es un país mayoritariamente musulmán, nadie lleva velo. La moda es completamente igual a lo que te podrías encontrar en Nueva York. Seguramente te llamará también la atención la peculiar moda kosovar. El rojo y el negro son los colores más repetidos en todos los escaparates, desde vestidos para señora hasta trajes de chaqueta y camisa para los caballeros. A veces se puede combinar con algo de azul. ¿Por qué? Para afianzar su apego a su procedencia albanesa, combinada con un guiño al azul kosovar. Es realmente curioso ver todos estos escaparates, en los cuales absolutamente todo está entre estos dos colores. Incluso en tiendas de deporte, los maniquíes van vestidos así. Y realmente, para las ocasiones especiales se llevan esos vestidos. Si no, echad un vistazo a cómo van las representantes albanesas en Eurovisión: cuando se va de gala hay que ir con los colores de la bandera, como Anjeza Shahini (negro y rojo) o Rona Nishliu (de azul, simbolismo kosovar, con un fondo negro y rojo).
Seguridad en Kosovo
¿Es seguro Kosovo? Totalmente. En todo momento me sentí seguro. Quizá el aspecto estético de la capital no es el que esperes en una visita de turismo, pero es un país completamente normal. En Pristina y Prizren hay mucha gente paseando, y hay zonas que están muy bien cuidadas y modernas, y otras no tanto. Los bloques de edificios con portones oxidados, cristales rotos no son más que una fachada. Por dentro se vive bien, y las calles están llenas de gente (incluso en invierno y bajo cero) agradable, comercios, mercadillos y bares que te hacen sentir como un ciudadano más. Sí debes tener más cuidado si te diriges al norte, ya que esta zona vive cierto descontrol, al no estar controlados por el gobierno kosovar, y estar de facto bajo el gobierno serbio.
Cómo llegar a Kosovo
Nosotros llegamos en coche a finales de noviembre, entrando y saliendo por la frontera de Hani i Elezit, el borde con Macedonia. La otra forma de llegar a Kosovo es en autobús vía Skopje (Macedonia), o vía Albania. No se puede cruzar la frontera serbokosovar, por lo que no es posible acceder desde Nis (Serbia). Tampoco es recomendable acceder a Serbia con un sello kosovar en el pasaporte, pues te preguntarán que por qué has estado allí. Los ciudadanos españoles necesitan pasaporte para acceder al país. En la frontera hay que pagar por el permiso de circulación y un seguro, en total creo que eran 15€.
Conducir en Kosovo
Muchas compañías de alquiler de coche no permiten pasar el coche a Kosovo. Y en caso de que lo hagan, piden una fianza muy elevada o directamente, pagar 200-300€ adicionales. Nosotros contratamos un coche de alquiler desde Sofía (Bulgaria) con la empresa Naycar, que sí nos permitía conducir en Kosovo sin ningún coste adicional.
En Kosovo se conduce bastante mal. Tienes que estar atento a la carretera porque las normas de circulación se respetan a veces, y es frecuente ver coches haciendo giros o pasando cuando no les toca, o metiéndose a una redonda de golpe. Las carreteras, por lo general, son estrechas y de un solo carril, aunque no se encuentran demasiado mal. Sí que precisan de guardarraíles algunas carreteras de montaña, que no tienen protección. La autovía que une Pristina con Albania está en buenas condiciones, ya que fue construida recientemente. No hay que pagar peaje.
Paisaje por las carreteras de Kosovo
Kosovo es un país bello. Montañoso, con valles angostos llenos de pueblecitos, colinas nevadas, ríos… sin embargo, lo que se ve desde la carretera es bastante diferente. Lo primero que llama la atención son las abundantes banderas albanesas en todos los pueblos, balcones, tejados y farolas. Por la carretera se ven muchos desguaces y coches rotos o abandonados, y curiosamente, muchas tiendas de lápidas. No sé por qué, pero eran muy comunes. Además, muchas de las viviendas parece que están a medio construir: pues se ven sus paredes de ladrillo pero no pintadas ni terminadas del todo. Esto es porque si las terminan totalmente tienen que pagar el impuesto de la vivienda, y si están así se las considera que están en construcción y no han de pagarlo.
Invierno en Kosovo
Kosovo es un país montañoso, por lo que en invierno suele hacer mucho frío. Nosotros fuimos a finales de noviembre – principios de diciembre, y era raro el día que estábamos por encima de los 0ºC. La mayoría de días nos movíamos entre los -4ºC y los -7ºC. También nevó bastante, con lo que el paisaje tenía un aspecto muy bonito. Cuidado con las carreteras y las heladas. Casi tenemos un susto en una carretera de montaña en la que el coche perdió el control. No había guardarraíles ni vimos ninguna máquina quitanieves o de sal, por lo que a partir de entonces conducíamos de día y evitábamos la noche por el riesgo de heladas.
Atrévete y conoce Kosovo. No te dejes llevar por prejuicios de guerras, pobreza e inseguridad. Kosovo es un país amable, muy abierto, tolerante y que está realizando muchos progresos sociales, y sobre todo, con muchos atractivos por visitar.