La capital de Serbia está emergiendo como uno de los nuevos destinos turísticos en Europa. Las razones son la historia, los precios, la proximidad y la sensación de ese “emporio oculto”.
Con más de un millón de habitantes, Belgrado es la capital de Serbia y la metrópoli más influyente de los Balcanes. Su nombre “Beograd” quiere decir ciudad blanca, y su emplazamiento privilegiado en la confluencia entre los ríos Sava y Danubio la ha hecho una ciudad muy codiciada a lo largo de la historia. Quizá sobresalga su papel como contención frente al avance otomano, frente a los que sufrieron varios asedios, el más famoso a mitad del siglo XV.
Un poquito de historia serbia
Los serbios, pueblo eslavo que siempre ha sido un tapón entre los imperios Austrohúngaro y Otomano, y entre las religiones cristiana y musulmana, han sido considerados un pueblo belicoso que ha tenido que hacer frente a numerosas invasiones y dominios extranjeros, hasta su independencia en el siglo XIX. La cultura serbia tiene su origen en el medievo en la Rascia, la zona montañosa situada entre Kosovo, Montenegro y Serbia (coincidente en gran parte con el Sandzak o Sanjacato de Novi Pazar), aunque pronto se trasladó a la capital Belgrado. Esta ciudad ha jugado un papel preponderante sobre todo a partir de la unificación de los pueblos balcánicos tras la I Guerra Mundial bajo el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, cuando se erigió como capital. Tras la II Guerra Mundial, Belgrado siguió ostentando, con mayor poder si cabe, la capitalidad de los Balcanes. La Yugoslavia de Tito se conformó como un Estado pacífico y con notable progreso, influyente en el Sureste europeo, hasta que tras su muerte, la desintegración yugoslava y las sucesivas guerras balcánicas desolaron este espléndido espacio. Las ideas ultranacionalistas de Milosevic y la Gran Serbia como madre de los eslavos del sur provocaron que Belgrado intentara hacerse con el control de todo el espacio exyugoslavo, contra los sentimientos de las demás naciones bosnias, croatas, eslovenas, macedonias y albanokosovares. La cruenta guerra bosnia acabó con los acuerdos de Dayton en 1995 que en parte reflejan la geografía de las minorías étnicas con fronteras algo difusas. Serbia solo mantenía el control de menos de la mitad del territorio en la nueva Yugoslavia y posterior Unión de Serbia y Montenegro, hasta que en 2006 perdió su acceso al mar tras declarar Montenegro su independencia. La guerra emprendida contra los albaneses en Kosovo ocasionó la intervención de la OTAN bombardeando Belgrado y la creación de Kosovo como territorio administrado por la ONU. El estado actual de Serbia data de 2006, que contiene el núcleo histórico serbio y la capital Belgrado, más las provincias autónomas de Voivodina al norte y la disputada región de Kosovo (provincia serbia de Kosovo y Metohija para los serbios, República independiente de Kosovo para los albanokosovares).
Serbia hoy
Tradicional aliado de Rusia, Serbia se encuentra en una delicada situación de alianzas internacionales. Por una parte, su histórica afinidad con la madre eslava, con la que comparten cultura, alfabeto y la animadversión a la OTAN; y por otra, las esperanzas de progreso que la UE les brinda y un entorno geográfico más cercano a la esfera europea. Serbia se siente como un enclave euroescéptico y en parte, maltratado por la UE frente al resto de sus vecinos. Los serbios no olvidan los bombardeos, el embargo económico y la pérdida de Kosovo, contrapuesto a sus vecinos integrados en la UE y/o ayudados económicamente por esta. Hay un fuerte sentimiento ultranacionalista, que entre otros, promueve el uso del alfabeto cirílico frente al latino, como símbolo antioccidental, y también diferenciador del croata (histórico enemigo), que básicamente es el mismo idioma pero con caracteres latinos. En Belgrado vi varios graffitis que ponían en grande “Escribe en cirílico”, con un gran escudo serbio. La sociedad se encuentra dividida sobre qué rumbo ha de tomar el país, si bien es cierto que los gobiernos actuales (Vucic) están haciendo notables esfuerzos para lograr su adhesión a la UE, que no a la OTAN. De hecho, Serbia ya es candidato oficial de membresía a la familia europea y ha abierto varios capítulos en los últimos años, además de tratar de superar el escollo de las relaciones serbokosovares, con mediación de la UE.
Mis impresiones de Serbia y Belgrado
Me acuerdo de estar doce años antes en Budapest, y mirar el Danubio pensando qué sería de él aguas abajo, cuando su giro de 90º lo hace fluir hacia el sur y penetrar en Serbia. Me imaginaba un terreno desolado, triste, peligroso, por todas las historias que había escuchado y visto en la televisión de las guerras yugoslavas.
No fue hasta 2016 cuando tuve la oportunidad de visitar Serbia, dentro de la que llamé la Balkan Race. Saliendo desde Timisoara en un coche compartido con gente muy variopinta, llegamos a la frontera serbia. Serbia me pareció un país amable, con gente muy servicial y simpática, y que si bien se nota mucho la diferencia entre el mundo rural y el urbano, creo que está avanzando en la buena dirección. Hay coches que siguen estancados en el comunismo, frente a modernas instalaciones, hay balcones que parecen que van a caer a trozos, frente a modernas terrazas. Pero sobre todo, Belgrado es una ciudad muy acogedora, en la que me sentí muy tranquilo; es una ciudad vibrante y alegre, en la que hay mucha gente y fiesta; es una ciudad que merece una visita para pisar cada baldosa de esta histórica capital. Belgrado tiene un aspecto de bellos edificios centroeuropeos con un toque de decadencia y descuido, mezclados con bloques comunistas y heridas de los bombardeos.
Belgrado es una ciudad grande, pero su centro histórico es más bien reducido. En un día se puede visitar lo esencial de esta ciudad. A continuación os propongo diez cosas que hacer y visitar cuando estéis en Belgrado:
1.-Visitar el Kalemegdan. El Kalemegdan es la fortaleza de Belgrado, razón de ser de la ciudad. Se sitúa en la colina que hay justo en la confluencia del Danubio con su afluente el Sava. Es este el lugar del asentamiento que eligieron los primeros pobladores tracios, dacios y celtas, y posteriormente los romanos. En el medievo representó la frontera entre la “Europa” y el dominio otomano. La fortaleza tiene una muralla bien conservada, con su magnífica puerta de piedra y su foso repleto de artillería y carros de combate. Aquí se encuentra el museo bélico serbio. Todo lo demás es un gran parque con jardines, bancos y diversas estatuas, como los bustos a los héroes que lucharon contra el fascismo. La estatua más famosa es el Pobednik (el ganador), que se encuentra justo frente al Sava y Danubio, un hombre elevado que es un símbolo de Belgrado.
2.-Plaza de la República (Trg Republike). Es la principal plaza de la ciudad, donde se encuentra el Museo Nacional, el Teatro Nacional y la estatua a caballo del príncipe Miguel III Obrenovic. En esta plaza es donde se produjeron las masivas manifestaciones en contra de los bombardeos de la OTAN, y el lugar que se sigue eligiendo para protestar.
3.-Visitar la Catedral de St Sava. Es la templo ortodoxo más grande de Europa, dedicado a San Sava, quien fuera el fundador de la iglesia ortodoxa serbia. Aunque el exterior está terminado, su interior todavía está en construcción, que empezó en 1935. Su estilo es una fusión del serbio con el bizantino, lo que lo convierte en el icono de Belgrado. Se encuentra al sur de la ciudad. Andando es un paseo no muy largo.
4.-Salir de fiesta por Skadarlija. Es un barrio con calles peatonales, lleno de restaurantes y bares. Hay muchos sitios para conciertos, terrazas y gente arreglada deambulando. Se trata del espíritu más balcánico, con lugares de música tradicional y kafanas.
5.-Comer y cenar hasta reventar. Serbia es un país barato y se puede disfrutar cenando en pleno centro a precios asequibles. La calle Kneza Mihailova es la calle principal del centro de Belgrado. Se trata de una calle peatonal que conecta el Kalemegdan con la Trg Republike y Terazije. Es una animada calle llena de comercios y edificios como la Academia de Ciencias y Artes. Aquí cenamos dos noches a precios tirados. Carnes de todo tipo y rakijas por doquier.
6.-Pasear por las calles de Belgrado, donde podrás ver iglesias de clara influencia austrohúngara (con la cúpula de cebolla, como la del Arcángel San Miguel, entre las calles Kralja Petra y Kneza Sime Markovica). Terazije es el inicio de la calle más larga de Belgrado, la Kralja Milana donde podrás ver edificios más modernos como el Hotel Moscú o el Palacio Albania, el primer rascacielos de Belgrado.
7.-Ir a un mercado local. Nosotros fuimos al Zeleni Venac, que nos pillaba de camino entre el hostel y el centro de Belgrado. Siempre me gusta visitar mercados locales para ver los productos que venden, observar las personas mayores y el ritmo de vida local.
8.-Ver los edificios destruidos por los bombardeos. Situados al sur y al este de la estación de trenes, hay varios edificios que muestran las heridas de los bombardeos de la OTAN en 1999, como el del Ministerio de Asuntos Exteriores y el de Defensa. Aunque han pasado muchos años, se encuentran en igual estado, precintados y con vallas, sin iluminar. Quizá para que el recuerdo persista.
9.-El parlamento serbio. Está situado en la plaza Nikola Pasic. Data de 1907. Es bonito verlo de noche, ya que la iluminación es muy buena y está rodeado de jardines. En las afueras del parlamento se pueden ver vallas con pancartas en contra de la OTAN y la UCK (Ejército de Liberación de Kosovo, considerados terroristas por los serbios), narrando los bombardeos que sufrieron y con fotos de los desaparecidos. En esta misma plaza está el antiguo Palacio Real, de 1881, residencia de los antiguos reyes serbios y ahora lugar del Ayuntamiento.
10.-La iglesia de San Marcos, muy cerca del Parlamento, en el parque Tasmajdan. Es una iglesia de culto ortodoxo serbio, que tiene una arquitectura neobizantina, aunque fue construida a mediados del siglo XX.
Dónde dormir y cómo moverse
Nos alojamos en el Hostel Inn Downtown, situado muy cerca del Parque Bristol, y de la estación de bus. También está muy cerca de Terazije y de la Trg Republike, por lo que la localización es perfecta. El personal fue muy amable, nos recibieron con dos botellas de rakija para reponer fuerzas, ya que llegamos de noche. Pasamos un día y medio en Belgrado, donde fuimos a todos los sitios a pie. Utilizamos el autobús para hacer una excursión a Novi Sad y para dejar Serbia rumbo a Croacia.
Os cuento sobre estas salidas próximamente.