VILNIUS y TRAKAI, esenciales en #Lituania

Vilnius es una pequeña capital de dilatada impronta polaco-lituana, en la que sus atractivos se envuelven en zonas verdes y fachadas en color pastel. Trakai, el castillo más famoso de Lituania y origen de la nación.

Procedentes de Varsovia, llegamos a bordo de un autobús de Ecolines cruzando la frontera por Marijampolé (evitando Bielorrusia, por lo que no hay problema de documentación), y haciendo una parada en Kaunas, hasta la estación de autobuses de Vilnius (de las más cutres que he visto). Nuestro primer destino en Lituania era Trakai, así que nada más llegar cogimos un pequeño autobús (muy antiguo, que tenía el suelo de madera) hasta este pueblo.

Trakai es un pequeño pueblo de apenas 5.000 habitantes, situado 28 km al oeste de Vilnius, pero con una gran importancia en la historia de Lituania: fue aquí cuando en el siglo XIII Gediminas, Gran Duque de Lituania decidió construir su castillo e hizo de Trakai la capital. Lituania en los siglos siguientes, y Trakai en especial, sufrió el asedio de los teutones. La Orden Teutónica eran caballeros de órdenes hospitalarias, es decir, cruzados de origen alemán, que se establecieron en Prusia y formaron su propio Estado. La cruzada contra Lituania revestía gran importancia, pues los lituanos eran un pueblo pagano que consideraban inferior en derechos. En el siglo XVI, la capitalidad se traslada a Vilnius, y Trakai pasaría a ser una cárcel, y posteriormente, residencia real veraniega de los reyes polaco-lituanos.


El trayecto desde Vilnius dura algo más de media hora. Empezamos a pasear por un tranquilo y pequeño pueblo de casas de madera bajas y en colores, hasta que llegamos al lago donde se vislumbra el famoso castillo. Para acceder a él hay una pasarela de madera, que llega hasta la isla donde se encuentra. En invierno, como el lago se congela, se puede acceder andando por cualquier parte. El actual aspecto del castillo data del siglo XV, en una mezcla entre gótico y renacentista, y la postal que ofrece con el agua reflejada es una maravilla. También se alquilan barcas y demás embarcaciones para remar por el lago; o puedes recorrer el perímetro del castillo a pie. A la entrada de la pasarela hay un mercadillo con productos típicos.





Desde Trakai volvemos a Vilnius, también llamada Vilna, que es la capital de Lituania con medio millón de habitantes. Polonia y Lituania han sido pueblos históricamente aliados y hermanos, y que han convivido durante siglos unidos. Aunque la procedencia de los lituanos es, junto con los letones, de tribus bálticas, el Gran Ducado de Lituania, con sede en Trakai y posteriormente trasladada a Vilnius en el siglo XIV, mantuvo estrechas relaciones con Polonia. Resultado de ello fue la unión en la llamada República de Dos Naciones, que se mantuvo durante siglos y que ocupaba Polonia, Lituania, Bielorrusia y gran parte de Ucrania. Vilnius era una ciudad polaco-lituana muy importante y sede de la Universidad y de la corte de los reyes polacos. En el siglo XVII fue conquistada por los rusos, y no fue hasta el fin de la I Guerra Mundial, tras la ocupación de los alemanes en 1918, cuando Lituania se declara independiente. Le duró poco, pues la gran parte de Lituania fue anexionada por la naciente URSS, pero la ciudad de Vilnius quedó dentro de Polonia y no fue hasta 1939 cuando, en la conquista de la URSS de Polonia, también absorbe Vilnius y la integra dentro de Lituania. Con la II Guerra Mundial, los alemanes fueron vistos como salvadores frente al dominio soviético. Volviendo a ser parte de la URSS, Lituania fue la primera república en declarar su independencia en 1991, no sin antes atrincheramientos y derramamiento de sangre en las oficinas de radio y televisión lituanas.


Actualmente, Vilnius es una agradable ciudad que me sorprendió mucho. Veníamos de Varsovia, ciudad que me había resultado vacía y triste, y llegar a Vilnius con el ajetreo de sus calles, su aspecto muy limpio y cuidado fue un subidón para Helsinki Express. Es una ciudad que conserva un alma de pequeño pueblo, con edificios no demasiado altos y todo el centro está muy adecentado, a menudo con bellas fachadas en tonos pastel. Además, destacan sus zonas verdes, y es que el 50% de la ciudad son parques y jardines.

Llegamos procedentes de Trakai, a las estaciones de trenes y autobús que están en el sur de la ciudad, y desde aquí fuimos andando hacia el centro, donde teníamos el alojamiento. Esta parte sur es la más descuidada de la ciudad, y no la recomiendo mucho por la noche. Por el centro no hay ningún problema.Tras dejar nuestras cosas en el hostel y una pequeña y necesaria siesta, tras dos noches de dormir poco o nada, comenzamos a recorrer la ciudad empezando por la Puerta de la Aurora (Ausros vartai), la única puerta que se conserva de la ciudad y un testimonio de por dónde estaba amurallada en el siglo XVI. Sobre ella se construyó la capilla de la Virgen María Misericordiosa, un lugar de peregrinación, y hasta el Papa Juan Pablo II vino a rezar aquí. Es un lugar que siempre está muy concurrido, y hay que subir unas escaleras (mucha gente las sube de rodillas) para llegar hasta la sala donde está un cuadro de la Virgen sola, sin el niño, que se salvó de un incendio. Al otro lado de la puerta había un mercadillo de flores, quizá porque era el Día de la Virgen, 15 de agosto, y en el lado de dentro de la ciudad vieja hay varias iglesias, como la de Santa Teresa, Arquidiócesis de Vilnius o la Filarmónica de Vilnius.




El punto central de la ciudad es el Ayuntamiento, de estilo neoclásico y en una animada plaza con numerosas terrazas, cafés, bares y restaurantes. En uno de sus laterales está la Iglesia de San Casimiro, barroca en tonos pastel muy bonitos, del siglo XVII. El paseo ajardinado de Vokieciu se abre como una zona relajada donde seguir tomando cafés o vinos, que encontrarás callejeando por las estrechas calles de esta parte de la ciudad.





Desde el Ayuntamiento empieza la Calle Pilies, que conecta esta plaza con la Plaza de la Catedral. Es la calle más animada y concurrida de Vilnius. Aquí verás también la iglesia de San Nicolás, el Museo Nacional de Arte, la iglesia de los tres Juanes, y las inmediaciones de la Universidad de Vilnius, establecida en el siglo XVI por el rey polaco, que es la más antigua de las bálticas. Cuenta con trece patios. Cerca está el Palacio Presidencial, de estilo neoclásico, es la residencia del presidente de Lituania. Sus orígenes se remontan al siglo XIV, y actualmente es el lugar donde tienen lugar todas las celebraciones y recibimientos oficiales.




En esta calle y hacia el lado contrario de la Universidad está el callejón literario (Literatu gatve) donde hay más cafeterías y paredes decoradas en un aire muy bohemio. Por este callejón llegarás a la Iglesia de Santa Ana, de estilo gótico tardío de finales de siglo XV. Lituania fue de los últimos países en cristianizarse debido a la fuerte influencia de los paganos en la política. Se dice que Napoléon, cuando ocupó Lituania en su lucha contra Rusia, quedó asombrado por la belleza de esta iglesia y se la quería llevar tal cual estaba a París. Al lado de esta iglesia está la de San Francisco y San Bernardo, del siglo XVI.


Volviendo a Pilies, llegarás al final a la Catedral de Vilnius, del siglo XIII pero restaurada en el XVI, es el mayor templo católico de Lituania y el más importante, con su campanario separado y algo inclinado. Aquí se coronaban y enterraban reyes tanto de Lituania como de Polonia. Junto a ella está el Palacio de los Grandes Duques y la estatua a Gediminas. Gediminas era el gobernador del Gran Ducado de Lituania en el siglo XIV, cuando Lituania alcanzó su mayor esplendor.





Desde aquí puedes recorrer la Avenida Gediminas, donde hay varios teatros, ministerios, y demás edificios notables, o bordear el Museo Nacional de Lituania y subir a la colina de Gediminas, donde está la famosa torre que verás desde muchos puntos de la ciudad. La Torre de Gediminas es la única torre que se conserva de un anterior castillo, de los siglos XIII a XV. La torre es un símbolo del país, que aparece en las monedas, ya que aquí se izó la bandera lituana por primera vez como Estado independiente en 1919. Desde esta colina se puede ver la colina de las Tres Cruces y unas vistas panorámicas de la ciudad muy bonitas.





Por último, es interesante cruzar al otro lado del río, al barrio de Uzupis. Es un barrio famoso por su vida bohemia, habiéndose incluso declarado independiente como República desde 1997. Tiene sus carteles de entrada y su Constitución, expuesta en placas en varios idiomas, con algunos artículos muy curiosos:
Constitución de Uzupis:
- Todos tienen derecho a vivir cerca del río Vilnelé y el río Vilnelé tiene derecho a fluir cerca de todos.
- Todos tienen derecho a agua caliente, a la calefacción en el invierno y a un tejado.
- Todos tienen derecho a morir, pero no es su obligación.
- Todos tienen derecho a equivocarse.
- Todos tienen derecho a ser únicos.
- Todos tienen derecho a amar.
- Todos tienen derecho a no ser amados, pero no necesariamente.
- Todos tienen derecho a ser insignificantes y desconocidos.
- Todos tienen derecho a ser perezosos y a no hacer nada.
- Todos tienen derecho a amar y proteger un gato.
- Todos tienen derecho a cuidar de un perro hasta que uno de los dos se muera.
- Un perro tiene derecho a ser un perro.
- Un gato no está obligado a amar a su dueño, pero le debe ayudar en los momentos difíciles.
- Todos tienen derecho a no saber de vez en cuando que tienen obligaciones.
- Todos tienen derecho a dudar, pero no es su obligación.
- Todos tienen derecho a ser felices.
- Todos tienen derecho a ser infelices.
- Todos tienen derecho a guardar silencio.
- Todos tienen derecho a tener fe.
- Nadie tiene derecho a usar la violencia.
- Todos tienen derecho a darse cuenta de su irrelevancia y de su grandeza.
- Nadie tiene derecho a usurpar la eternidad.
- Todos tienen derecho a comprender.
- Todos tienen derecho a no comprender nada.
- Todos tienen derecho a tener varias nacionalidades.
- Todos tienen derecho a celebrar o a no celebrar su cumpleaños.
- Todos tienen la obligación de recordar su nombre.
- Todos pueden compartir lo que poseen.
- Nadie puede compartir lo que no posee.
- Todos tienen derecho a tener hermanos, hermanas y padres.
- Todos pueden ser libres.
- Todos son responsables de su libertad.
- Todos tienen derecho a llorar.
- Todos tienen derecho a ser incomprendidos.
- Nadie tiene derecho a echarle la culpa al otro.
- Todos tienen derecho a ser subjetivos.
- Todos tienen derecho a no tener ningún derecho.
- Todos tienen derecho a no tener miedo.
- No venzas.
- No te defiendas.
- No te rindas.



Sobre todo, lo mejor que puedes hacer en Vilnius es dejarte llevar y pasear y perderte por sus calles, parándote a degustar cafés y vinos. ¿Te ha gustado este país?

