METEORA, los monasterios del cielo
Estos refugios suspendidos en el cielo son una de las postales más icónicas de Grecia
Entre la llanura de Tesalia y los montes del Pindo se encuentran estas imponentes formaciones rocosas talladas por la erosión, que los griegos denominaron “rocas enviadas desde el cielo”. Su carácter divino hizo que fuera aquí donde se asentaran los monjes para su retiro espiritual y se construyeran los “monasterios suspendidos en el cielo”, o Meteora. Fue este un lugar de ermitaños desde el siglo XI, aunque los monasterios no fueron construidos hasta el siglo XIV para huir de la persecución albanesa y turca.
Procedentes de Bitola, cruzamos la frontera macedonio-griega y nos incorporamos a la autovía cerca de Kozáni, que llega hasta Ioánnina. La carretera que hay que tomar para llegar a Meteora es de montaña y está en un estado muy mejorable, nos recordaba a las carreteras albanesas. Los pueblos cercanos a Meteora son Kalambaka (o Kalampaka), el más grande, y Kastraki. En ellos puedes aprovechar para alojarte, comer o comprar cuanto desees, ya que arriba en los monasterios no hay nada, solo un camión que vendía hot dogs y nos salvó la comida.
Los monasterios se pueden visitar pagando la entrada (3 € cada uno) en las horas que abren. Cada uno tiene un horario diferente, y algo confuso, pues muchos carteles eran contradictorios (lo mismo ponía al principio del camino que cerraba a las 14 que luego más adelante ponía que cerraba a las 17), pero en general, suelen abrir a las 9.00 y ninguno abre más allá de las 17 horas. Además, cada monasterio cierra un día de la semana, así que dependiendo del día que vayas podrás visitar unos u otros.
El primer monasterio que verás es el de San Nicolás, el más pequeñito. Cierra los viernes.
El segundo en el camino es el de Roussanou o Santa Bárbara, cierra los miércoles. Por dentro es muy bonito, y desde aquí hay unas buenas vistas hacia los monasterios de Varlaam y el Gran Meteoro.
Más adelante la carretera se bifurca, nosotros visitamos primero los de la izquierda. El monasterio de Varlaam también cierra los viernes, no lo pudimos visitar, pero dicen que es muy bonito también.
El más importante de todos ellos es el Gran Meteoro o Transfiguración. Es el primer monasterio que se construyó, por un monje que escapó del sagrado Monte Athos, y en el interior de su iglesia bizantina se pueden ver los frescos que narran todas las persecuciones y martirios que sufrieron los cristianos.
La entrada es obligatoria para ver todo lo que hay dentro. La capilla es muy muy bonita y se pueden ver todas sus dependencias. Como es el más grande hay espacios para ver la bodega, el osario, el museo, el patio… Me encantó.
El siguiente que vimos, volviendo ahora hacia la parte derecha, es el de Agia Triada o Santísima Trinidad. Este está más separado del resto, sobre una roca muy bien diferenciada por lo que es muy fotogénico. Subir por sus escaleras fue muy bonito, ya que se veía el pueblo de Kalambaka al fondo. Al llegar arriba nos estaba esperando un monje para darnos unos dulces por haber subido tal trecho. Por dentro es también muy muy bonito, su capilla es muy pequeña pero es impresionante. Cierra los jueves.
Por último, queda el de San Esteban, que es más moderno y según dicen, no merece la pena visitarlo si no se tiene demasiado tiempo. Cierra los lunes.
Meteora nos gustó mucho, ya que es algo único. Las vistas del paisaje son muy bonitas, aunque lo que más me gustó a mí fue subir uno a uno todos los escalones pegados a la roca y disfrutando de aquellas vistas suspendidas al vacío. Por dentro también me gustaron mucho, aunque no se podían echar fotos del interior de las iglesias. Si bien es verdad que hacía mucho calor y había mucha gente (sobre todo turistas rusos y serbios)… aparcar era muy difícil y había que dejar el coche bastante abajo y volver a subir la cuesta… fue algo agobiante. Además, por las horas de cierre hay que visitarlos en las horas centrales del día, y estábamos abrasados.
Os aconsejo que repostéis combustible para vuestro coche donde podáis, aunque esté caro. Al salir de Kastraki solo vimos una gasolinera pero estaba a 1,73 €/l, así que decidimos no echar… y luego no hay ninguna en toda la autovía hasta Ioánnina. Tuvimos que desviarnos en Metsovo a repostar, algo que, por otro lado, nos hizo descubrir un pueblo precioso. Un pueblo en la montaña, donde había muchas señales de osos, muy turístico pero solo para griegos (nada en inglés) y donde empezó una tormenta bestial… nunca había escuchado un trueno tan fuerte.
