Qué ver en la isla de CORFÚ, el amor de Poseidón
Mezcla italiana y griega, Corfú ofrece bellas playas e historia defensiva de primer orden
Corfú (llamado en griego Kérkyra, no te confundas en el aeropuerto) es una isla griega situada en el Mar Jónico. Es una isla que el norte es bastante montañosa, la parte donde están la mayoría de sitios más bonitos. Al sur, es más llana y con playas más extensas.
Según la mitología, Poseidón se enamoró de Kérkyra (o Córcira), la raptó y la llevó a la isla, donde le dio su nombre a la isla, y cuya descendencia fueron los habitantes de la actual Corfú. Los corintios se asentaron en la isla en el siglo VIII a.C. y tras varios y diferentes dominios griegos, fue incorporada al Imperio romano, y cuando este cayó, por el bizantino. Desde el siglo XIII fue conquistada por los venecianos, quienes ejercieron una impasible defensa ante los otomanos y dejaron una marcada impronta en Corfú. Posteriormente fue ocupada por los ingleses, quienes crearon los Estados Unidos de las Islas Jónicas. Estos se integraron en Grecia a finales de siglo XIX. Durante la I Guerra Mundial, fue el refugio de los serbios y montenegrinos, y fue aquí donde se estableció el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (antecesor de Yugoslavia). Durante la II Guerra Mundial fue ocupada por Italia al considerarla parte de su legítimo territorio (por la herencia veneciana), hasta que fueron liberadas y devueltas a Grecia.
La isla de Corfú, aunque una isla griega, es muy diferente de lo que se entiende por las típicas “islas griegas” del Egeo. Su posición en el Jónico ha motivado que su historia esté muy ligada a Italia, por lo que es una isla mezcla entre italiana, griega, con algún toque colonial británico como sucede en Malta. Es una isla con una abundante vegetación, con calas muy bonitas y un roquedo de tonos muy claros. Los pueblos son típicos mediterráneos y no tan orientales como los pueblos griegos del Egeo. Nuestro día en la isla fue algo desaprovechado ya que nos pilló una intensa tormenta: caían los rayos directos a las montañas y la lluvia nos impidió disfrutar de la playa como se merecía. Así que fue simplemente un acercamiento a la isla, hay que volver sí o sí.
Qué ver en la isla de Corfú
Alquilamos un coche dispuestos a recorrer la isla de Corfú, y decidimos visitar la parte norte, la más montañosa, con más calas y la que contiene más sitios de interés. En primer lugar fuimos hasta Sidari, para ver la preciosa playa llamada “Canal d’Amour”. Es simplemente una playa, pero las paredes de roca y la tonalidad del mar la hacen muy bonita. Lástima que estuviera lloviendo y no se apreciara bien.
Desde aquí fuimos a uno de los sitios que más ganas tenía de ver, el emblemático Cabo Drastis. Fuimos hasta el inicio del sendero para verlo desde arriba, pero era un camino de tierra y por la lluvia estaba convertido en un fango del que era imposible salir. La gente subía con barro hasta las rodillas y muchos se habían resbalado y llevaban la espalda fatal… era impracticable, así que con mucho pesar decidimos ir a ver el cabo desde la cercana Playa Loggas. Desde aquí se ve desde el lateral, que también es muy bonito, pero no es lo mismo. Me hubiera gustado bañarme en aquellas playas y disfrutar del paisaje tan bonito, pero el agua estaba revuelta y continuaba lloviendo.
Seguidamente fuimos hasta Porto Timoni, un enclave más desconocido pero que es muy bonito. Para ello tienes que llegar hasta el pueblo de Afionas, en lo alto de una montaña, donde debes dejar el coche y comenzar a andar por el sendero. Es una auténtica ruta de senderismo por la que vas bordeando la montaña y descendiendo poco a poco hasta llegar a un istmo en el que hay dos calas. Las vistas desde el sendero son muy bonitas, una costa turquesa poblada de espesa vegetación. Desafortunadamente, cuando llegamos abajo empezaba a vislumbrarse una tormenta que hizo que todos los barcos y excursionistas que había por allí salieran huyendo. Lo compensamos yendo a bañarnos, cuando pasó la lluvia, a la playa lisa que se veía justo enfrente.
Nuestro siguiente destino fue Palaiokastritsa, la segunda localidad en importancia de Corfú, aunque más bien es un continuo de asentamientos turísticos en una cala muy recortada. Aquí estuvimos merendando tranquilamente dando un paseo por las numerosas calas que hay.
En la isla fuimos pasando por pueblecitos muy típicos, donde los abuelos estaban en la calle o en sus terrazas bajo las parras. Algunos de los más destacados son Liapades o Pelekas. Otros sitios bonitos de la isla, aunque no fuimos es Agni Bay, al norte; o el pueblo de Chlomos. En el sur de la isla hay playas de arena más extensas, también muy bonitas. Cerca del pueblo de Corfú puedes visitar Achilleon, villa de veraneo de la Emperatriz Sissi de Austria.
La ciudad de Corfú
La ciudad de Corfú o Kérkyra tiene unos 30.000 habitantes, y aunque parezca pequeña, tiene suficientes atractivos y ambiente como para dedicarle un día entero. No pudimos verla en profundidad ya que no disponíamos de suficiente tiempo, pero sin duda nos quedamos con las ganas de poder saborearla más, así que debemos volver. La ciudad tiene dos fortalezas: la antigua fortaleza está en un peñón al este de la ciudad y se remonta al siglo VI, aunque los venecianos en el XV la reformaron. La nueva fortaleza está más al oeste, cerca del puerto nuevo donde atracan los ferrys y cruceros.
Lo mejor que hacer en Corfú ciudad es pasear tranquilamente por sus calles, que están llenísimas de gente, tiendas, bares, músicos… era una delicia pasear por allí. Entre las cosas más bonitas que ver está el Museo bizantino Antivouniotissa, el Museo asiático – Palacio real, o el Ayuntamiento y la catedral en la plaza Plateia Dimarcheiou. Pero sin duda, el corazón de la ciudad es la Spianada, la antigua plaza de armas veneciana y el Liston, un paseo porticado de 1807, donde solo podían pasear por él los ciudadanos más ilustres.
Desde aquí hay unas vistas muy bonitas de la iglesia de San Spirydon, el santo patrono de la ciudad (también es muy bonito ver la cúpula y el skyline de la ciudad desde lejos). Más lejos del centro está el Museo arqueológico y Mon Repos, del siglo XIX, un palacio que el gobernador de la isla durante el periodo inglés regaló a su esposa. En el extremo sur, cerca del aeropuerto, está el Monasterio Vlacheinon y la isla del Ratón, donde está Pontikonisi, una ermita del siglo XIII muy bonita.
Excursiones desde Corfú
La isla está conectada mediante ferry al continente, en especial con Grecia a Igoumenitsa y con Albania a Saranda. Combinar la visita a la isla con alguna localidad de estas puede ser buena idea. Nosotros empezamos nuestro viaje en Corfú, y después hicimos un tour por Albania, Macedonia y Grecia para volver a Corfú. La conexión la compramos con Finikas Lines hasta Saranda ida y vuelta, solo tarda 30 minutos aunque suele salir con retraso. Asegúrate de cambiar la confirmación de la reserva por los tickets en papel en la oficina antes de embarcar.
Cómo llegar a Corfú, transporte y alojamiento
Corfú se sirve de un aeropuerto internacional (CFU) con buenas conexiones a España. Nosotros volamos hasta aquí con Vueling desde Barcelona. El transporte es bastante deficitario en la isla. Aconsejo alquilar un coche por la isla para poder moverte libremente por cada pueblo y playa. Nosotros lo alquilamos con Go Car Corfu, el cual no recomiendo, fue una tomadura de pelo las horas de recogida y dejar el coche, siempre esperando. Las carreteras son bastante malas y se conduce bastante mal, una mezcla entre la rapidez italiana con un estado pésimo de las carreteras albanesas. Sobre alojamientos, es una isla muy turística y es bastante caro. Nuestra solución fue un AirBnB, que nos costó sobre 100€ la noche para 4 personas, fue lo más económico que vimos.
