IASI, una ciudad indispensable para entender Rumanía
Quizá sea la ciudad más infravalorada de Rumanía, la más desconocida y la más inaccesible, pero Iasi tiene mucho que ofrecer. La capital de la histórica Moldavia y cuna de Rumanía te hará entender mejor el país.
No logramos entender por qué Iasi es tan desconocida para los que visitan Rumanía. Nadie va allí. Los propios locales lo saben. “¿Has estado en Iasi?”, dicen con incredulidad los lugareños, que no pueden creer que un viajero elija su ciudad como visita. Realmente, Iasi no está preparada para el turismo. Las oficinas de alquiler de coches no tienen servicios en Iasi (excepto Travis, que por eso la elegimos), no hay tours privados que te lleven hasta allí (o al menos, muy pocos lo harán), la conexión con el resto de Rumanía solo se hace vía Bucarest en tren (y aun así es una larga jornada)… parece que Iasi está olvidada, abandonada en un rincón de Rumanía. Y no es justo para esta ciudad que tradicionalmente ha sido la segunda más poblada del país, con unos 300.000 habitantes, y que además es una pieza clave en la historia rumana.
Iasi es la capital histórica de Moldavia (aquí te cuento más sobre qué significa Moldavia), siéndolo hasta el siglo XIX, cuando gracias a Alexandru Ioan Cuza actuó como germen de la actual Rumanía. Este gobernador rumano propició la unión de los Principados de Moldavia y Valaquia, para agrupar a los rumanos étnicos y la llamada Tara Romaneasca (la tierra de los que hablaban romano, en clara alusión a su pasado romance). Iasi se convirtió en la capital de la unión de estos principados, hasta que se trasladó a Bucarest. Aunque en el sentimiento rumano, Iasi es la cuna del país, algo que también se vio cuando Iasi actuó como capital cuando Rumanía fue invadida durante la I Guerra Mundial.
La importancia de Iasi no solo reside en este factor político, sino que esta ciudad tiene el mérito de contar con la sede de la universidad, teatro nacional, biblioteca y jardín botánico más antiguos de Rumanía, y de ser una ciudad de intelectuales, centro de referencia para cultura moldava y rumana. Actualmente, Iasi es una ciudad olvidada, de grandes contrastes entre su periferia pobre y donde se aglutinan fábricas abandonadas, bloques comunistas y barrios de gitanos, y un centro muy cuidado donde se quiere revalorizan su patrimonio cultural. Es una ciudad de contrastes, pues al principio pasamos por unas calles donde había chalés medio destruidos donde quince niños gitanos jugaban a tirarse desde el balcón del piso superior hasta un colchón que había en el suelo, y sentimos que podían robarnos… preferimos evitar esa zona. Y un centro muy cuidado en el que nos sentimos totalmente seguros y nos sorprendió lo moderna que puede ser Iasi.
La arteria principal de la ciudad es el Bulevar Stefan cel Mare si Sfint. Escucharás este nombre miles de veces, parece que todo está nombrado en honor a él, algo que también sucede en Chisinau. Este príncipe es considerado el héroe moldavo ya que resistió el avance de los turcos. En esta avenida peatonal encontrarás puestecillos y kioskos, gente paseando, músicos, pintores, y a cada lado de ella, sitios que ver como:
– La catedral metropolitana, de culto ortodoxo.
– El Teatro Nacional y Ópera Vasile Alecsandri, de principios de siglo XIX, frente a la catedral y un bonito parque.
– Ayuntamiento de Iasi, del siglo XVIII.
– Monasterio Trei Ierarhi, con unas paredes super bonitas labradas en piedra.
Al final de este bulevar veréis todo el rato el icono de Iasi: el Palacio de la Cultura, de 1926. Este amplio e imponente palacio tiene sus orígenes en antiguos palacios de las cortes moldavas del siglo XIV, aunque ahora está restaurado y acoge varios museos y exposiciones. Presidiendo el palacio, una estatua ecuestre de Stefan cel Mare si Sfint.
Justo antes de llegar, a la izquierda se encuentra la Casa Dosoftei, en piedra del siglo XVII, de uno de los primeros poetas en usar el rumano para sus composiciones; y junto a ella, la iglesia de Sfantul Nicolae Domenesc.
El Palacio de la Cultura es lo más destacado y bello de Iasi. Está totalmente restaurado y el conjunto queda muy bonito. Su fachada principal con la estatua impresiona, pero por la parte de atrás lo es más, pareciera que estás en un palacio francés. Es una zona con amplias escaleras imperiales, jardines y fuentes donde los lugareños pasean, juegan y meriendan. Se trata de un lugar muy relajado y con unas vistas impresionantes, sobre todo de noche cuando iluminan el palacio (bien iluminado, no como en Bucarest). Cierra este parque un gran centro comercial con todo tipo de tiendas y restaurantes, lo que no nos esperábamos y nos sorprendió de buena manera, ya que no esperábamos encontrar algo tan moderno en Iasi.
Aquella noche nos alojamos en el Hostal Bicycle, el cual está a mitad de camino entre el bulevar y la estación de trenes. Es una buena opción, teniendo en cuenta que la oferta de alojamiento en Iasi es muy limitada.
A la mañana siguiente nos tocaba ir a la estación de autobuses de Iasi, si se le puede llamar así, para emprender nuestro camino a Chisinau.