LA MAGIA DEL BAIKAL, el mar de Siberia. IRKUTSK, OLKHON y ULAN UDE [Etapa 5 Transiberiano]
Irkutsk, la llamada “París de Siberia”, es una de las ciudades más visitadas del país. La razón: la cercanía al lago Baikal, uno de los polos espirituales del mundo. Prepárate para conectar con tus emociones, revivir tiempos lejanos y sumergirte en la tradición local.
Dejábamos atrás Krasnoyarsk y emprendíamos uno de las travesías en tren más largas hasta llegar a Irkutsk. La taiga se abría paso tras las ventanas del tren, y poco a poco empezaba a ver un paisaje más ondulado, con típicas dachas y granjas rusas. Estábamos en medio de una meseta que en invierno soportaba temperaturas extremas, y en mi mente se reproducían imágenes de cómo de dura tenía que ser la vida aquí.
Llegamos a la estación de tren de Irkutsk y tomamos el tranvía (necesario, pues la estación está en la otra parte del río Angara) justo en la puerta hasta el centro de la ciudad, donde teníamos nuestro hostel. Habíamos reservado el Citi Hostel, que está entre la Avenida Lenin y la calle Gorkogo, pero cuando llegamos nos dijeron que habían tenido problemas con la reserva y nos reubicaron en el Magic Hostel (bastante contento con este hostel), que estaba en la calle Timiryazeva junto a Lapina. La línea del tranvía pasa también por esta calle.
IRKUTSK
Con cerca de 600.000 habitantes, Irkutsk es una de las ciudades más importantes de Rusia, y la más grande de toda Siberia Oriental. Es un nudo comercial entre occidente y oriente, entre norte y sur. Irkutsk es el paso de la ruta siberiana hacia el oriente, y se nota en el aspecto de la ciudad. Conocida como la París de Siberia, sus bellos edificios difieren del resto de ciudades siberianas, que básicamente son bloques de cemento. Sus avenidas peatonales son mucho más europeas de lo que cabría esperar, pero su ritmo de vida es asiáticamente frenético. Las avenidas de Lenin y Karl Marx son los principales ejes de la ciudad. Aquí hay muchas tiendas, restaurantes y agencias de excursiones.
Prueba de ello es la mezcla de estilos de la bella Catedral de la Epifanía (siglo XVIII), que se ubica al norte de la ciudad, junto al río Angara. Cerca de ella, junto al jardín de Kirov se encuentra el Memorial de la legión de Irkutsk, donde hay bastantes paneles que explican las bajas que sufrió esta legión durante la Revolución Rusa.
En la prolongación de la Avenida Karl Marx hacia el río se encuentra el teatro de Irkutsk, la Universidad y la casa de la Sociedad Geográfica Rusa. Al final, el monumento al zar Alejandro III y un tranquilo paseo por la orilla del río.
Por la noche recomiendo la calle Sedova, que es una zona que han rehabilitado (con casas de madera), en la cual cada una de ellas es un restaurante, un bar… hay mucha marcha por allí.
Otra cosa de las que vimos en Irkutsk fue la Iglesia de Kazán, la cual me decepcionó un poco. Se ubica al noreste de la ciudad, y hay que andar bastante, cruzar el Río Ushakovka… al menos presenciamos una misa ortodoxa.
Y sobre todo, Irkutsk es la ciudad donde planificar tu viaje al Lago Baikal. Nosotros fuimos en furgoneta (6 horas hasta Khuzhir), que salía desde el mercado central (calle Timiryazeva con Partizanska). Ahí verás un montón de aparcamientos y marshrutkas, tienes que ir preguntando.
EL LAGO BAIKAL
El Lago Baikal es una de las maravillas naturales del mundo. El escritor ruso Valentín Rasputín escribió que “el hombre no tiene suficientes sentimientos para reaccionar ante esta maravilla”, y no puedo hacer más que corroborarlo.
Este lago ocupa la falla continental más profunda de la Tierra, ya que al menos tres placas tectónicas confluyen en este punto. La profundidad del lago alcanza los 1680 metros, lo que lo hace el más profundo del mundo. Por este motivo, contiene el 20% del agua dulce líquida del planeta. Una bestialidad. Y además, se trata de la masa dulce más antigua de la Tierra, ya que este lago de más de 25 millones de años no se encenaga debido a dicha falla.. Para los biólogos es un museo de la evolución. Más de 1500 especies endémicas de animales y plantas viven aquí, como la foca del Baikal.
Con 636 km de largo y 80 km de ancho, el llamado Mar de Siberia tiene una isla en su interior, la Isla de Olkhon, de 72 km de largo. Además, es un mar sagrado para la cultura buriatia, practicante del chamanismo. Hasta hace bien poco, las rutas comerciales que cruzaban el Baikal tenían que hacerlo en invierno mediante trineos, cuando el lago se helaba. Con la construcción del Transiberiano, un barco unía los dos ramales hasta que se completó el tramo del Cirumbaikal.
El Lago Baikal es un destino turístico para muchos viajeros que quieren tocar el agua de este lago. Algunos solo van hasta la orilla más cercana a Irkutsk, otros deciden ir a las fuentes termales de la orilla occidental, pero sin duda, lo mejor es pasar una noche en la Isla de Olkhon. Para ello, hay que ir en furgoneta desde Irkutsk, 6 horas a toda velocidad por caminos entre praderas, donde se empiezan a ver los grandes rebaños y ganados asiáticos, hasta llegar a un embarcadero. Allí se hace cola para subir al transbordador, y se continúa en la isla donde solo hay caminos de tierra hasta llegar a Khuzhir.
ISLA DE OLKHON Y KHUZHIR
Tras conducir más de 6 horas por estrechos caminos, sendas de tierras y adelantamientos brutales, en una furgoneta donde TODO eran asientos plegables (ni pasillos ni nada), llegamos a Khuzhir. Este pueblo de mil habitantes es el único asentamiento de la isla de Olkhon. Todo son caminos de tierra, cabañas de madera (la gran mayoría como albergues o campings), vacas deambulantes y furgonetas que van y vienen.
En el pueblo no hay nada que ver, más allá de comprar algún regalo, probar comida típica, o entrar a los comercios locales. Pero sí que hay muchas cosas que hacer. La primera de ellas, ir andando hasta el Cabo Burkhan, que está muy cercano, hacia el norte. Esta es uno de los polos sagrados del chamanismo. Los buriatios, pueblo de la zona, creen que este cabo es la Roca del Chamán, donde según una bonita leyenda, un chamán se refugió. El silencio del lugar transportó a no sé dónde, pero me emocioné por haber llegado a aquel sitio. Tiene algo.
Por la noche volví a este lugar, y mi sorpresa fue toparme con unos postes con cintas de deseos, junto a un cartel donde explicaban unas normas de conducta, las cuales pienso poner en mi futura casa.
Estos colores significan: amarillo, bonanza económica; verde, armonía con la naturaleza; blanco, los espítirus; rojo, la muerte; azul, la vida.
Fue mágico el estar allí a oscuras, sin ninguna luz. Por la mañana, volví a pasar por aquí, y había un padre hablando con su hijo muy profundamente…
Una de las mejores cosas que se pueden hacer en Khuzhir es alquilar una bicicleta y recorrer algo de la isla. Pasear entre bosques, vacas, en tu bicicleta por aquí es una experiencia genial. Aunque, si te acercas demasiado a la costa, el camino se llena de tierra y es imposible circular por ahí.
Después de este recorrido, decidimos dejar las bicis e ir a la playa a bañarnos. El agua estaba bastante fría, y sobre todo, muy muy clara. Dicen que bañarte en el Baikal da salud, así que también bebí bastante.
Después de volver a nuestro albergue (Kampus, muy recomendable, sobre todo por la amabilidad y lo buena que está la cena allí), y ducharnos, volvimos a coger la furgoneta y el interminable camino, con paradas para cenar una empanadilla de carne y cebolla, hasta que llegamos a Irkutsk para acostarnos. A la mañana siguiente, tocaba coger el tren hacia la última ciudad rusa: Ulán Udé.
ULAN UDÉ
Ulán Udé era nuestra última ciudad de Rusia en esta aventura, ya que desde aquí cogíamos el Transmongoliano. Esta ciudad de 400.000 habitantes sirve como nudo de conexión entre los diferentes ramales del Transiberiano. El auténtico Transiberiano continúa desde Ulán Udé hasta Chita, Jabarovsk y Vladivostok. Desde Ulán Udé surgen dos ramales nuevos: el Transmanchuriano hasta Harbin, y el Transmongoliano que pasa por Mongolia hasta Pekín, Por tanto, es un cruce de caminos.
La ciudad es la capital de la República de Buriatia, pueblo hermano de los mongoles. Seña de esto eran las abundantes estatuas de caballos que había por la ciudad. Sólo teníamos una hora y media entre un tren y otro, así que lo único que vi fue la Dom Sovetov, donde se ubica la cabeza de Lenin más grande del mundo, y el teatro-ópera, en una bella plaza con una fuente.
Tras esta brevísima parada, nos montamos en el Transmongoliano mientras a nuestros ojos se abría un paisaje que iba transformándose en estepa. No dejaba de sorprenderme el tapiz verde plagado de grandísimos ríos de esta parte en el culo del mundo.
Os cuento más sobre Mongolia, quizá lo mejor del viaje, en el siguiente artículo.