MONUMENT VALLEY, entre indios navajo en el Viejo Oeste americano
El más puro e intacto Oeste americano está en Monument Valley: un lugar sagrado para los indios navajo y escenario de películas entre indios y vaqueros
Situado entre la frontera de Utah y Arizona se encuentra el asombroso Monument Valley. Este fue el escenario de las más famosas películas del Oeste americano, entre indios y vaqueros. Aquí rodaron películas John Wayne o Clint Eastwood.
El Valle de los Monumentos está dentro de la Reserva India de los Navajo, los indios nativos americanos más numerosos, con cerca de 300.000 personas. Ellos se llaman “Diné” (“el pueblo”), y como nos explicó uno de ellos, siguen creyendo en sus dioses de la naturaleza y en que son descendientes de los anasazi (los primitivos indígenas, el pueblo madre de todos los indios actuales que desapareció), algo de lo que también te hablé en este artículo.
Monument Valley es una maravilla por muchas razones: en primer lugar, y más importante para mí, por la espiritualidad del pueblo navajo, por esa condición de terreno sagrado donde honrar a los dioses en lo alto de las mesas; también por el paisaje desértico y rojizo tan característico; por ser el escenario de las películas tan famosas del género western; por mantenerse intacto desde su formación y su hogar de indios y peleas de vaqueros.
Cómo llegar a Monument Valley
Monument Valley se encuentra en la frontera entre Arizona y Utah, y a muy poca distancia de “Las Cuatro Esquinas”, el borde que comparten estos dos Estados con Colorado y Nuevo México. (Por cierto, la visita a este sitio no merece la pena: simplemente es un monolito y hay que pagar para entrar y tomar fotografías; y son 2 horas desde Monument Valley).
Las localidades más cercanas son Mexican Hat (al norte, en Utah) y Kayenta (al sur, Arizona). Puedes alojarte en campings en estas dos ciudades o alojarte dentro del mismo parque en el Hotel The View, aunque este es bastante caro. Nosotros amanecimos en Page, que está a unas 2 horas de Monument Valley; visitamos este espacio y volvimos para dormir en Flagstaff (unas 3 horas).
Para llegar a Monument Valley (ya sea desde el sur procedente de Las Vegas, Flagstaff o el Gran Cañón del Colorado; o desde el norte desde Utah) lo harás por la carretera 163. Justo en la frontera entre Utah y Arizona está Oljato, un asentamiento que sirve como acceso a Monument Valley. Desde aquí parte una carretera hacia el parque y el centro de visitantes. Ten en cuenta que el parque está abierto de 6 a 20.30 en verano (de mayo a septiembre) y de 8 a 16.30 en invierno (octubre a abril).
Visitar Monument Valley
Has de tener en cuenta que Monument Valley se encuentra dentro del Estado de los Navajo, por lo que es íntegramente gestionado por ellos, hasta tal punto que incluso en los cajeros de banco (ATM) te cobran una comisión especial. Hay que pagar entrada al parque, que creo que son sobre 30$ por coche, y una vez dentro ya puedes recorrer la carretera circular que recorre el centro del valle de Monument Valley. Sucede que esta pista es de tierra y está muy mal acondicionada, hasta el punto que recomiendan solo adentrarse con un 4×4 para no quedarse tirado. Y según dicen, los propios indios son los que la mantienen así para que la gente contrate sus excursiones, que venden a precio de oro.
Una vez entras al parque encontrarás un amplio aparcamiento y un centro de visitantes, en el que hay restaurante y bar, una amplia y bonita tienda de regalos y un museo con la vida de Diné (el pueblo navajo). Enfrente verás unos puestos o casetas donde hay indios que ofrecen sus tours: puedes ir con ellos en 4×4 y hacer recorrido corto o largo; o alquilar un caballo y cabalgar por aquí.
Cuando fuimos nosotros dio la casualidad que había una maratón, por lo que no nos cobraron entrada para pasar y dejamos nuestro coche en el aparcamiento. Pero no nos dejaron entrar a la carretera circular con nuestro coche, porque supuestamente por allí se estaba haciendo la maratón. Digo supuestamente porque parecía que todo había acabado ya (y serían las 10 de la mañana como muy tarde), lo que me pareció que era una excusa para impedir el acceso y contratar las excursiones. Y así fue: nos dijeron que o volvíamos otro día o teníamos que entrar al parque con una excursión con un indio navajo en su 4×4, que a ellos sí les dejaban pasar.
Hubiese querido visitar Monument Valley tanto en 4×4 como en caballo, pero debido a esta imposibilidad establecida, tuvimos que elegir entre uno y otro, ya que el precio era muy elevado. Desechamos la del caballo aunque me dio mucha pena, porque era por terreno más cercano y no los atractivos del parque en sí. Nos costó 85$ por persona, en un 4×4 la excursión con un guía navajo de una duración de 2 horas, tras muuuuucho regateo. Y encima solo les vale efectivo, por lo que tuvimos que sacar del cajero y pagar esa comisión. Y además, los veías reírse mientras ibas y venías, sabiendo que te la estaban jugando. Fue bastante desagradable y daba mucha rabia saber que se podía entrar perfectamente, pero saben que mandan ellos y no hay otra opción.
Qué ver en Monument Valley
Ya desde el centro de visitantes se obtienen unas de las mejores vistas de Monument Valley: es el conocido como el mirador o “The View”. Desde aquí se ven las tres Mittens (en orden de izquierda a derecha: West Mitten Butt, East Mitten Butt y Buttle Merrick). También se aprecia la carretera de tierra por la que se visita el interior del parque y en la que pasamos en el 4×4.
En Monument Valley, además de conducir y atravesar estas tierras desérticas rojas, verás que todas las formaciones rocosas se asemejan a alguna forma. Por eso, muchos puntos de interés son “Three Sisters“, tres rocas puntiagudas; “Camel Butte“, con aspecto de un camello acostado; “Elephant Butte”, con el de un elefante. Otro punto de interés es John Ford’s Point, el lugar donde el director John Ford se sentaba para divisar el terreno y dirigir sus películas.
La zona más sagrada del parque es una mesa rocosa con cavidades y agujeros abiertos en ella, formando arcos muy bonitos. Aquí había una espiritualidad mágica, bajo aquellas rocas inalteradas y con presencia de pinturas e inscripciones indígenas. Aproveché para correr por la arena, tirarme y tocar todo cuanto pude. Algunos de esos creo recordar que se llamaban “Ojo del Sol” o “Mocasin Arch”.
También vimos la roca del indio, que realmente sí que se asemeja bastante.
Después de atravesar una pequeña surgencia de agua (donde el coche no podía casi ni pasar de lo embarrado que estaba), fuimos a ver Totem Pole, una especie de rocas como si fueran dedos. Aquí nos dijo el guía que había muchas serpientes venenosas, pero que en esa fecha (mitad de noviembre) ya no había peligro porque hibernaban.
Paramos en muchos más sitios en los que tomé distintas fotografías y panorámicas del parque, pero no recuerdo muy bien los nombres. Una fue Artists Point, otra fue para ver El Pulgar (The Thumb), otra roca con apariencia de tal.
Cuando llegamos aprovechamos para visitar el museo (gratis) y comer bien. Y aunque hacía sol (bastante calor si te daba directo), se empezó a levantar un viento que nos dejaba helados… era el momento de coger el coche para ir a la Ruta 66.
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