La remota KAUAI, una isla de ensueño #Hawaii

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Si tuviera que elegir un lugar en el mundo como paraíso, ese sería Kauai. La isla más antigua de Hawaii está tapizada de bosques esmeralda, derrocha cascadas y te ofrece la costa virgen de Na Pali. Y todo ello en compañía de tortugas, mantas raya y demás peces

Kauai es la isla más antigua del archipiélago de las Hawaii, y también la más alejada de las demás. Es la situada más al norte, y debido a su antigüedad, la erosión ha hecho que sus extintos volcanes no alcancen más de 1600 metros. Apodada como “la isla jardín”, en Kauai encontrarás valles de color esmeralda tapizados con bosque tropical y surcados con caudalosos ríos que forman cascadas.

Kauai era un reino independiente del resto de Hawaii, que no había sucumbido al poder del rey hawaiano Kamehameha. Fue en el siglo XIX cuando el rey gobernante en Kauai decidió unirse al resto de Hawaii. No fue hasta finales de siglo XVIII cuando el primer europeo, James Cook, llegó a esta isla. Posteriormente, igual que el resto de Hawaii, pasaría a formar parte de los EEUU. Actualmente, la población en la isla es de 58.000 habitantes, y acoge un turismo más exclusivo por su lejanía y precios; alejado del turismo de masas de Honolulu.

Interior de Kauai
Playa cerca de Wailua, Kauai

 

Como curiosidad, en 1992 el huracán Iniki destruyó una granja de pollos y estos quedaron libres por toda la isla. Debido a la ausencia de depredadores, ahora son los principales habitantes y se pueden ver por todos los lados: en el mismo aeropuerto, por las calles, carreteras… Son gallos, gallinas y pollos salvajes que pasean tranquilamente por toda la isla. Los isleños les tienen mucho cariño y conviven con ellos, ni se les caza ni se les atrapa. Y cuando amanece, es un cacareo continuo… imaginaos una isla llena de gallos cantando al amanecer.

Pollos en Lihue
Pollos en Lihue

 

Cómo llegar, transporte y alojamiento en Kauai

El aeropuerto de Kauai (LIH) se encuentra en Lihue, capital de la isla y nudo de comunicaciones. Es un aeropuerto pequeño que conecta con Honololu (HNL) y Maui (Kahului, OGG) desde donde hay más vuelos. Por ejemplo, yo tenía que ir desde Kauai a Big Island, pero tuve que parar en Kahului (aunque sin bajarme del avión). La compañía que opera es Hawaiian Airlines, que me gustó bastante. Sus vídeos dentro del avión son muy bonitos y reparten zumos y agua gratis en cada vuelo.

Gallos en el aeropuerto de Lihue

 

El transporte por carretera sigue una distribución circular, siguiendo el contorno de la isla, pero en el noroeste está interrumpido por la costa de Na Pali. Lihue actúa como nudo de comunicaciones, partiendo las líneas de bus hacia el oeste (Lihue-Kekaha) y hacia el norte (Lihue-Hanalei). Además hay un shuttle bus a Koloa (desde la ruta Lihue-Kekaha, hay que bajarse en Kalaheo para tomarlo), otro que va hasta el puerto de Lihue y otro a Kapaa. El bus cuesta 2$ por cada trayecto, independientemente de la distancia o duración. Me resultó bonito ir en autobús por esta isla, y aunque los horarios son algo malos (sobre todo acaban muy pronto), sí son bastante puntuales. Puedes consultar los horarios aquí: https://www.kauai.gov/BusSchedules

Puedes coger taxis o Uber, que en Kauai se llama Uber Rainbow (en Hawaii solo hay Uber en Oahu y en Kauai). También puedes hacer autostop, como hice yo cerca de Opaeka Falls. Es una isla totalmente segura (al contrario de lo que me pareció Hilo).

Kauai es la isla más cara de Hawaii y eso se refleja en los precios de alojamiento. Los hostels que encontré estaban en Kapaa o en Poipu, y solo había uno o dos. También consulté Airbnb o VRBO (particulares que alquilan sus casas) pero me parecieron precios desorbitados. Quería alojarme en Lihue, puesto que no iba a alquilar coche y dependía del bus, y es el punto central para ir a un sitio u otro. La mejor opción fue el Kauai Palms Hotel, un pequeño hotel que me costó 70€ la noche (habitación doble), a poca distancia de la calle principal de Lihue (Rice St) donde hay restaurantes y bares para cenar. Como curiosidad, os diré que en Hawaii no hay ventanas con cristales. Hay ventanas de madera (con persianas tipo mallorquina) y mosquiteras, que protegen de la luz pero dejan pasar el aire y si alguien se arrima, puede ver a través. Eso sí, no pasarás frío ni por la noche en diciembre.

Kauai Palms Hotel

 

Qué hacer en Kauai

Lihue es la capital de facto de Kauai, ya que sirve como lugar de entrada y salida de la isla, y como nudo de comunicaciones. Es un pueblo donde solo viven 5.000 habitantes, y realmente no hay nada que hacer aquí, más que servir como base de excursiones. La calle principal es Rice Street, donde hay varios bares y restaurantes donde cenar. Os aconsejo probar el Kailua pig (cerdo a la barbacoa hawaiana, super tierno y con un sabor delicioso). Al final de esta calle está el edificio del condado de Kauai, y junto a él, el Museo de Kauai.

La ciudad se desarrolla sobre un plano inclinado, y descendiendo una cuesta (por la misma Rice St) se llega a la playa de Kalapaki, donde hay varias tiendas de ropa y es una zona más turística (donde atracan cruceros). Cerca de aquí está el Parque Nawiliwili, desde donde hay unas bonitas vistas de la bahía.

Casa del Condado de Kauai en Lihue
Museo de Kauai
Parque de Nawiliwili
Playa de Kalapali
Parque frente a la Casa del Condado

 

Tras llegar a Lihue e instalarme lo primero que hice aquella tarde fue coger el bus hacia Wailua, al norte. Me bajé pasado la desembocadura del río de mismo nombre, junto a unas playas muy bonitas. Aquí comencé a andar por una carretera que se adentraba en el interior, bastante peligrosa pues el arcén era muy estrecho y con tantas curvas había muy poca visibilidad. Así que empecé a hacer autostop, porque aunque mi destino estaba cerca, era un peligro andar por ahí. Me recogió el primer el conductor y me dejó justo enfrente de las Opaeka Falls, unas cataratas muy bonitas, que se abren en medio de la tupida vegetación. Desde aquí arriba se divisaba un paisaje asombroso: colinas de origen volcánico tapizadas de bosque tropical, con el Río Wailua tan ancho y humo proveniente de un poblado que visitaría más tarde. Contemplaba la riqueza de aquella isla: en árboles, en frutos, en agua dulce…

Carretera de Wailua a Opaeka
Río Wailua
Río Wailua
Autostop cerca de Opaeka
Opaeka Falls
Vistas del Río Wailua desde Opaeka

 

Desde el mirador de las Opaeka comienza a descender un pequeño camino de tierra, que fui siguiendo un par de kilómetros como si fuera un túnel entre el bosque. Por el camino se cruzaban los gallos salvajes, hasta llegar a un pequeño poblado llamado Kamokila. Originariamente un antiguo poblado hawaiano, actualmente sirve como recreación de las construcciones típicas (casa, lugar de reuniones, jardines). Está situado junto al río y aquí alquilan canoas para recorrerlo. Cuando llegué estaban cerrando y me dejaron visitarlo rápidamente yo solo. Después me quedé un rato bajo la sombra de las palmeras contemplando el río.

Camino de descenso a Kamokila
Poblado de Kamokila
Poblado de Kamokila
Poblado de Kamokila
Río Wailua en Kamokila

 

Cuando comencé a subir por tal camino empinado de tierra, pasó una furgoneta y me hizo un gesto para que me montara en el maletero. Eran los dueños del anterior poblado, que me llevaron atrás hasta la carretera principal.

Al llegar arriba volví a hacer autostop y me pararon una pareja encantadora (Marilyn, de California, y Rick, mitad hawaiano mitad californiano). Nos caímos genial, en gran parte porque ¡Rick era geógrafo! No solo me llevaron un buen trecho, sino que me invitaron a su casa en Kapaa, y estuvimos conversando y bebiendo vino, hasta que me volvieron a llevar a Lihue. Con ellos estuve viendo la playa de Kapaa, la localidad más turística de Kauai, situada en la llamada “Costa de los cocos”. Estuvimos comentando la tristeza de que el mar deje la playa repleta de basura, procedente de Asia o América. Era verdaderamente una pena.

Con Marilyn y Rick
Costa de los Cocos en Kauai, con un coco obvio
Coconut Coast
Coconut Coast
Costa de los cocos, Kauai
Restos de basura en una playa en Kauai

 

A la mañana siguiente cogí un autobús muy temprano (era todavía de noche) hasta Kekaha. Desde donde me dejó el autobús fui andando entre las casas de por allí hasta llegar al puerto de Kekaha, donde salía la excursión que tenía contratada con Captain Andy’s. Se trataba de navegar por la costa de Na Pali, en una zodiac con parada en playas y snorkel en aquellas aguas. Recomiendo mucho esta experiencia, fue probablemente, lo mejor de todo Hawaii.

Cerca de Kekaha
La zodiac en la playa del desembarco en Na Pali

 

En la zodiac íbamos 12 personas, y la tras adentrarnos un poco en el mar nos llevaron a una zona más tranquila donde hacer snorkeling. Dos apuntes: sí, aunque era diciembre el agua estaba buenísima para el baño; y sí, por todas estas aguas hay tiburones. Nos dieron unas aletas y unas gafas de bucear, y nos tiramos al agua mientras la capitana vigilaba desde la zodiac que no hubiera peligro. También tenía un ayudante, un chico joven, que estaba sobre una tabla de surf vigilándonos desde el agua.

Snorkeling en Kauai
Snorkeling en Kauai
El vigilante
Snorkeling en Kauai

 

Aunque tenía algo de nervios, me lancé al mar y fue muy bonito ver tal cantidad de peces de colores nadando a tu lado, y sobre todo, ver tortugas (no una ni dos, de vez en cuando aparecía una) a pocos metros de ti. También vimos mantas raya salir de la superficie… y todo esto con la isla de Niihau al fondo, la isla habitada más pequeña de Hawaii. Aquí viven los únicos nativos hawaianos del archipiélago, en su forma de vida tradicional y sin comunicación con el exterior, por lo que siguen hablando el hawaiano. No se permite la entrada a turistas, y según me contó una chica que conocí en Kauai, ella nació allí y le dieron a elegir entre seguir viviendo en Niihau como antaño, o trasladarse a Kauai y poder realizar sus estudios y su vida, y escogió esta opción, pero no ha vuelto a ir a Niihau. Me parecía una experiencia mágica.

Tortugas en Kauai
Tortugas en Kauai
Una manta raya y Niihau al fondo
Manta raya en Kauai

 

Después nos adentramos en la costa de Na Pali. Es el sector noroccidental de la isla, que se encuentra cerrado al tráfico debido a la protección de este entorno natural. Aquí están los paisajes más bonitos de todo Hawaii: es una costa volcánica de acantilados que quitan el aliento, formando pequeñas calas incomunicadas y con abundantes cascadas de agua que caen directamente al mar. El paraíso. Visitar Na Pali es imprescindible, y muchos eligen sobrevolarlo en helicóptero (se obtienen vistas impresionantes), aunque yo descarté esta opción porque ya iba a sobrevolar los volcanes en la Big Island. Además, la experiencia de navegar y desembarcar en una cala era algo impagable. También se puede hacer senderismo pero advierten de que la ruta es bastante dura y lleva dos días. Además, hay que pedir permisos para entrar y no se puede acceder a las playas. Por todo esto, navegar era mi única opción. Aun así, no las tenía todas conmigo, pues en el oeste de Kauai (canal de Niihau) hay corrientes muy peligrosas, por lo que hasta el último momento se reservaban el derecho a cancelar la expedición. Y sobre todo en diciembre, época de lluvias y cuando el mar está más revuelto. Finalmente tuvimos suerte (hacía dos días que no habían salido barcos) y nos adentramos en Na Pali… impresionante. Las olas eran bastante grandes y confieso que me mareé bastante, sobre todo por ir tomando fotografías y haciendo malabares (teníamos que ir en la zodiac sujetándonos los pies y los manos a unas cuerdas). La niebla originada por el vapor de agua del choque de las olas y las cascadas dibujaba un paisaje indescriptible. También nos adentramos en una gruta y nos llevaron a que nos cayera el agua de una cascada por encima.

Costa de Na Pali, en Kauai
Navegando por Na Pali
Navegando por Na Pali
Navegando por Na Pali
Navegando por Na Pali
Navegando por Na Pali

 

Por fin desembarcamos en una cala, y tras comer, el ayudante nos llevó a dar un paseo por la isla. Vimos las ruinas de un antiguo asentamiento, y nos partió un coco y nos enseñó otra fruta típica de allí que sabía a rayos. Mientras tanto, íbamos paseando por aquel bosque, entre el cantar de aquellos pájaros tan exóticos… hasta que llegamos a una playa y había nada más y nada menos que catorce tortugas en la playa. No podía haber salido mejor.

Playa en Na Pali
Tortugas en Na Pali
Excursión por Na Pali
Probando una fruta con sabor a ceniza
Partiendo un coco
Excursión en Na Pali
Na Pali

 

De vuelta, me volví en el coche de una pareja que iba en la zodiac conmigo y lo que quedaba de tarde estuve en Lihue, Nawiliwili y Kalapaki, aunque empezó a llover bastante. A la mañana siguiente, tomé un bus para visitar Koloa, un pueblo típico de plantación del azúcar y café. Aquí fue donde en 1835 se instaló una plantación de azúcar, algo que atrajo a muchos inmigrantes en todo el archipiélago. Koloa se encuentra a solo 20 minutos de Lihue, aunque debía tomar dos buses y tardé bastante más. Aquí está Koloa Old Town, que son unas construcciones de casas de madera, núcleo del pueblo originario, ahora lleno de tiendas y bares. Hay una especie de museo con las herramientas que se utilizaban y más utensilios.

Koloa Old Town
Koloa
Koloa

 

Aquí también está una torre de piedra y un árbol centenario. No hay nada más que ver aquí, y admito que fue un poco decepción. Más que nada era un lugar de compras, presidido por un Papá Noel que saludaba en el estilo hawaiano, con letras de Mele Kalikimaka (Feliz Navidad en hawaiano). Aquí probé por primera vez el shave ice, el helado típico hawaiano, que consiste en hielo picado con toppings por encima.

Mele Kalikimaka desde Koloa
Árbol centenario en Koloa
Árbol centenario en Koloa
Koloa

 

Estuve paseando más por Koloa, entre sus casas, sus tiendas y sus numerosas iglesias. Me llamó la atención la cantidad de iglesias que hay, todas cristianas pero de diferentes ramas. Desde aquí, me volví en Uber Rainbow hasta Lihue, dispuesto a seguir hacia mi siguiente destino.

Iglesia de Koloa
Iglesia de Koloa en Navidad

 

Hay muchas cosas por hacer en Kauai. Entre ellas, me perdí el Cañón de Waimea, con un desnivel de 900 metros y conocido como el Grand Canyon del Pacífico. No fui a visitarlo por descarte, y porque ya había estado en el Grand Canyon del Colorado hace un mes, pero es muy bonito. También la costa norte es preciosa, donde está Princeville. Aquí es donde están los resort más caros y donde hay playas impresionantes con una tupida vegetación hasta casi el mismo mar. También está Poipu, a muy poca distancia de Koloa. Es un lugar muy turístico con unas playas más amplias y familiares, donde está el Spouting horn, como un géiser marino. Pero bueno, había que elegir, y sinceramente creo que hice bien porque tanto el autostop por el bosque y las cascadas como el navegar por Na Pali me parecieron inmejorables.

Koloa

 

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