Volcanes y cultura hawaiana: lo mejor de la BIG ISLAND
Sobrevolar uno de los volcanes más activos del mundo o adentrarte en un lugar sagrado para la cultura hawaiana. Esto y más te ofrece la Isla Grande de Hawaii
Hawaii Big Island o la Isla Grande de Hawaii es la mayor del archipiélago y la isla más al sur, y por tanto, la más joven. La teoría del hotspot explica la formación de las islas hawaianas: un punto caliente que expulsa magma, y debido a la tectónica, va desplazando la superficie. Es por ello la alineación de las islas, que coincide con su antigüedad. La parte más meridional es donde se encuentran los volcanes activos en la actualidad, creando constantemente nueva superficie. Es el lugar del Parque Nacional de los Volcanes, donde están el Mauna Loa y el Kilauea.
En esta isla se encuentra el punto más alto de Hawaii, el Mauna Kea, que alcanza los 4207 metros, y que sería la montaña más alta del mundo (más que el Everest) si se contase desde el fondo submarino. Existen doce zonas climáticas diferentes en esta isla, lo que se traduce en una diversidad sin parangón. Desde bosques tropicales hasta áreas áridas, la altitud, orientación, latitud tropical e influencia de los vientos generan una serie de paisajes únicos en el mundo.
El rey Kamehameha nació en esta isla, y fue el artífice de reunir a todas las islas bajo un mismo reinado en el siglo XVIII, y puso el nombre de su isla, Hawaii, a todo el reino y archipiélago. También fue en esta isla donde los hawaianos mataron a James Cook. Big Island tiene una población total de 185.000 habitantes y su mayor ciudad es Hilo con 40.000 habitantes. Esta isla es única por su riqueza natural, la presencia de sus volcanes (el mejor lugar del mundo para verlos) y su patrimonio cultural.
Cómo llegar, transporte y alojamiento en Big Island
Hawaii Big Island cuenta con dos aeropuertos: Hilo (ITO), en el este; y Kona (KOA), en el oeste. Depende de si vas a una costa u otra te interesará uno u otro. Por lo general, ambos son igual de accesibles desde Maui y Oahu, y por el mismo precio. Yo elegí viajar a Hilo puesto que quería sobrevolar los volcanes a primera hora de la mañana, y establecer mi base en esta ciudad.
El transporte público en esta isla es muy limitado y sobre todo, tarda mucho pues va parando en todos los pueblecitos. Consulté para ir de Hilo a Kona y en vez de ir por en medio de la isla, lo hace bordeándola por el norte, con lo que se tardan dos horas. Además, no llega hasta puntos como Honaunau o algunos miradores, por lo que mi opción fue alquilar un coche.
Todas las carreteras que encontré en la Isla Grande de Hawaii están en buen estado. Había leído que recomendaban circular solo bordeando la isla y evitando el interior, pero esto solo era antes (cuando la carretera era estrecha, puesto que los hawaianos conducían a muy elevada velocidad), ahora es una carretera bastante buena. También leí que la costa sur (donde están los volcanes con mayor actividad) podría estar en mal estado, pero yo la encontré bien y no tuve ningún problema.
No hay servicio de Uber en esta isla, así que si no quieres alquilar un coche tienes que depender del autobús urbano (yo lo cogí una vez en Hilo) o pillar un taxi. Ten en cuenta que el aeropuerto de Hilo está alejado de la ciudad (no es factible ir andando) y la comunicación con la ciudad es muy limitada por el horario del autobús.
Hay varias opciones de alojamiento en esta isla. Numerosos resort turísticos se encuentran sobre todo en la costa oeste (Kailua-Kona), no suelen ser tan caros como en Kauai. En Hilo hay varios hostels, yo me quedé en Hilo Bay Hostel y estaba muy bien de precio. Además me gustó mucho, está en un primer piso con una decoración colonial bastante chula, y es un sitio céntrico, tranquilo y con personal muy amable.
Qué hacer en Big Island
Hay dos cosas indiscutibles e imprescindibles en esta isla: los volcanes y el refugio de Honaunau. Solo contaba con un día y medio en esta isla, os cuento mi recorrido aquí:
Hilo es la capital y ciudad principal de la isla. Al ser mi base para realizar excursiones, pude recorrer sus calles y sus comercios. El bay front es la calle principal: la que está pegada al mar, donde hay bastantes restaurantes y tiendas. Aquí también hay un par de museos dedicados a los tsunamis. De hecho, Hilo fue reconstruida tras el tsunami de 1960. Es una ciudad muy pequeñita, y no hay mucha vida aquí. La mayoría de establecimientos cierran muy temprano, y quizá sea por el cierre de muchas plantaciones de azúcar, que ha llevado a una crisis económica en la isla, pero lo cierto es que en Hilo hay muchas personas sin hogar.
El mercado de los granjeros se suele poner por las mañanas cerca el paseo marítimo en dirección al aeropuerto. Cerca de aquí hay una estatua al rey Kamehameka el Grande, quien reunió las islas en un reino (hay otra estatua en Honolulu). Seguidamente, el mercado de pescado Suisan también puede ser curioso.
Pero sin duda, lo más bonito de Hilo son las Rainbow Falls, a una distancia que fácilmente puede hacerse a pie. Para ello hay que tomar la Waianuenue Ave, que te lleva hacia el interior, y pronto desviarte hacia la derecha. Llegarás hasta estas preciosas cascadas situadas en el Río Wailuku.
Aquella noche salí a cenar a un restaurante italiano y… entré dispuesto a que me sirvieran… ahí esperando dentro y todo el mundo mirándome… y resulta que era una comida de Navidad de los empleados. Amablemente me advirtieron sobre ello, pero el dueño me invitó a cenar con ellos. La mayoría eran de Perú y Chile, y fueron muy amables conmigo. Me dieron de cenar gratis y pasé un buen rato con ellos, incluyendo el hacer de fotógrafo para sus retos y entrega de regalos del amigo invisible. Gracias Noelia si me lees. ¡Un abrazo y espero verte algún día!
A la mañana siguiente me dirigí al Aeropuerto de Hilo, desde donde salían los tours en helicóptero para sobrevolar los volcanes. Volé con Paradise Helicopters, que reservé mediante hawaiidiscount. Mirad Safari Helicopters, era más barato pero me cancelaron porque no había suficiente gente. Al final, en Paradise Helicopters me ofrecieron montar en un helicóptero sin puertas (off-doors) por el mismo precio y fue una experiencia increíble. Arriba hace bastante frío y sobre todo, mucho viento. No podéis llevar nada ni en los bolsillos, todo debe ir atado porque el helicóptero se inclina 45º.
El Parque Nacional de los Volcanes es imprescindible en Hawaii. Puedes recorrerlo haciendo senderismo todo un día, hay miradores muy bonitos, e incluso se puede llegar si dispones de más tiempo hasta una zona en la que ves la lava muy cerca y puedes caminar sobre coladas muy recientes. Todo esto depende de la situación volcánica, claro está. También puede ser muy peligroso si se te hace de noche por allí, por lo que recomiendan ir en grupo. El parque cuenta con centro de interpretación, espacios para camping, museo, etc. y se puede acceder en coche o en autobús. Otra opción de visitarlo es sobrevolando su espacio, como elegí yo, para ver los cráteres y las coladas mejor.
En este parque destacan el Mauna Loa, que lleva sin erupcionar desde 1984 pero es el volcán más grande en superficie del planeta; y el Kilauea, que lleva en erupción desde más de veinte años. Este es el volcán más activo de Hawaii y uno de los más activos del mundo. De hecho, Kilauea significa “escupiendo” en hawaiano, que hace referencia a las frecuentes coladas de lava que expulsa. Según las creencias hawaianas, era el hogar de Pelé, diosa del fuego, los rayos, el viento y los volcanes.
Estas lavas son muy pobres en sílice, lo que las hace muy fluidas y poco viscosas, llamadas lava pahoehoe. Debido a ello, sus erupciones son tranquilas y sin explosiones, a menudo las coladas están controladas. Eso no quita que se produzcan temblores y terremotos, y que las coladas de lava, por muy tranquilas que discurran, alcancen poblados y arrasen a su paso. Al menos así son las erupciones de tipo hawaiano, con una caldera baja y amplia, y muy distinta de otras erupciones volcánicas como las peleanas, krakatoanas o vesubianas, mucho más explosivas, peligrosas y mortíferas. Antes de despegar, cuando nos daban las indicaciones de seguridad, también nos mostraron fotografías de los desastres que había ocasionado el volcán hace pocos años, destruyendo muchas casas y tragándose pueblos enteros.
Desde el aire las vistas son impresionantes. Enormes superficies de coladas solidificadas, totalmente cubiertas de basalto, donde se aprecian muy bien la dirección y la amplitud de estas coladas, como si fueran ríos que entre medio dejaron algunos reductos de bosque. La emoción llegó cuando vi el primer punto con lava, hasta que después vimos más coladas como si fueran lágrimas de fuego, que en fotografía parecen gotas y pequeños arbustos, pero eso eran árboles bastante altos y unas lavas de dimensiones considerables. Pero sobre todo, cuando nos aproximamos al cráter se sentía un calor que venía desde abajo… el fuego que nos calentaba los pies, en contraste con el frío del viento. Algo indescriptible y muy emocionante.
Para completar el recorrido, sobrevolamos la parte más al norte donde hay varias cascadas, como las Akaka Falls, de 130 metros; las Kahuna… era una sucesión de cascadas en medio del bosque, una estampa que solo desde el aire podía verse. De igual manera, vimos las plantaciones de café y azúcar, así como el trazado y el poblamiento disperso de Hilo.
Aquí puedes ver un vídeo del recorrido en helicóptero:
Una vez terminada mi aventura volcánica, cogí mi coche de alquiler y me adentré en la isla, con destino a Kailua cruzando por el interior. En toda esta zona estaba atravesando terrenos negrísimos y de malpaís, que después se convirtieron en suaves campos donde las plantaciones de azúcar y café quedaban a la sombra de las estribaciones del Mauna Kea. Este volcán inactivo, con 4207 metros, el punto más alto de Hawaii (y si se midieran sus 10.000 metros desde el fondo submarino sería el punto más alto de la Tierra). Su observatorio es uno de los mejores del mundo debido a su privilegiada ubicación.
Poco después llegué a la zona de Kailua-Kona, la más turística de Big Island, donde como he comentado, hay muchos resort y ha experimentado un gran boom turístico. De ellas, Kailua dicen que es un pueblecito más bonito, Kona es más un continuo de hoteles. Seguí por carreteras muy estrechas e imposibles, hasta llegar a Honaunau. Se trata de un “puuhonua”, un lugar de refugio para los que rompían las estrictas leyes hawaianas (Kapu), como comer fruta reservada a los reyes, entrado a lugares reservados, etc. y cuya pena era la muerte. Todo eran tierras reales, pero si conseguían atravesar los muros de basalto, estaban a salvo ya que se consideraba un lugar sagrado. Dentro estaba la cabaña de los líderes espirituales, que albergaba sus huesos. A su entrada están los ki’i, unas estatuas de madera que representaban a los dioses hawaianos.
Me encantó este parque, por sentir la magia hawaiana e imaginarme toda esa cultura tan mística que me sonaba tan lejana, tan a leyenda, tan imposible que yo estuviera allí. Era un sitio muy tranquilo, muy relajado, que me hizo sentir muy bien. Y realmente me alegré de haber ido hasta allí, pues quería ver algo realmente hawaiano y propiamente de su cultura, no tanta playa, hoteles y tiendas.
Volví a Hilo bordeando la costa sur, conduciendo entre pueblos y ranchos, y contemplando la escarpada costa. Estaba en mitad del Pacífico recorriendo con mi coche un territorio volcánico activo de primer orden. Y mi siguiente destino, era otra aventura: la carretera Hana, en Maui.