DRESDE, fénix de Europa

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Conocida como la “Florencia del Elba”, Dresde es una ciudad con un patrimonio artístico brillante que ha sufrido numerosas guerras, sobre todo el archiconocido bombardeo de Dresde de 1945

Con más de medio millón de habitantes, Dresde (o Dresden en alemán) es la capital de Sajonia. Desde el siglo XV fue la capital y residencia del príncipe de Sajonia. La dinastía sajona fue la fundadora del multitudinario Sacro Imperio Romano Germánico, y dentro de él, Sajonia fue el Estado protestante más grande. Sajonia ha sido históricamente adversaria de Prusia, hasta que por influencia austriaca fue obligada unirse al resto de los estados germánicos y desde finales del siglo XIX está integrada en el Imperio alemán. Es con la derrota del Imperio alemán en la I Guerra Mundial cuando se renombra a “Estado Libre de Sajonia”, se rechaza la monarquía y se funda la República de Weimar, que sobrevivió hasta el surgimiento de la Alemania nazi con Hitler. La II Guerra Mundial fue especialmente traumática para Dresde, con el célebre bombardeo llevado a cabo en febrero de 1945, a pocas semanas de acabar la II Guerra Mundial, que provocó un gran incendio que arrasó la ciudad y provocó en torno a 30.000 muertos. Es muy polémico este bombardeo, ya que muchos lo consideraron innecesario debido a que Alemania prácticamente ya había perdido la guerra. La realidad es que Dresde era una de la única gran ciudad alemana que no había sufrido ningún daño, además de ser un nudo de transportes que conectaba Berlín con otras ciudades de Centroeuropa como Praga, y en esta ciudad había una gran industria de explosivos y armas. Con el fin de la guerra, llegaron a Sajonia muchos alemanes expulsados de Checoslovaquia o de Polonia. Situada en el este de Alemania, cayó bajo la influencia soviética y en 1949 fue fundada la República Democrática Alemana (RDA), un Estado socialista de la órbita de la URSS y miembro del Pacto de Varsovia (la OTAN comunista).

Edificio en Pragerstrasse, Dresde

 

Tras la reunificación alemana en 1990, toda la RDA vivió una extraña situación de reencuentro con sus compatriotas alemanes. La fusión fue dura, pues más de cincuenta años después los salarios, el empleo y el desarrollo no era el mismo en una parte que en otra. Actualmente sigue habiendo disparidad en cuanto a salarios y nivel de renta y pobreza entre las dos Alemanias, pese a que sean una sola. Es entonces cuando surge la “Ostalgie“, la nostalgia oriental, en el que el 75% de los habitantes de la antigua RDA ven el socialismo con buenos ojos pero consideran que se aplicó mal; y en 2004 hasta un 20% deseaban una reconstrucción del muro de Berlín. Es la añoranza por los tiempos pasados que se consideraban más tranquilos a pesar de la pobreza, como ocurre en Goodbye Lenin. Es un sentimiento identitario que surgió como respuesta a una consideración de “alemanes de segunda”, debido al desempleo y al surgimiento de estereotipos: vagos, lentos y quejicas; frente a egoístas, superficiales y prepotentes. Quizá no sea casualidad que sea Sajonia, una de las regiones con más paro y pobreza de Alemania, donde el partido de ultraderecha AfD es el mayoritario.

Estación de trenes de Dresde

 

Dresde suele ser una parada de un día en el camino entre Praga y Berlín, y así lo hicimos nosotros. Salimos de Praga por la mañana, sobre las 8.20 en un tren, recorriendo los campos de Bohemia, cruzando los Sudetes y adentrándonos en Sajonia. Estas elevaciones montañosas son conocidas como Montes Metálicos, que empiezan desde Alemania y continúan prolongándose por República Checa, Polonia y Eslovaquia, en torno a la región de Silesia. Son llamados así por su riqueza en metales, que propiciaron el surgimiento de la minería, sobre todo de lignito. Es por ello que estas regiones tradicionalmente fueron las más industrializadas de Europa, donde se asentó una industria maquinaria y que eran tan codiciadas por Hitler. El trayecto en tren discurre paralelo al Río Elba, por lo que si puedes, píllate una ventana en el lado derecho para ver mejor el paisaje.

Pueblos sobre el Elba

 

Después de unas dos horas y media llegamos a la estación de trenes de Dresde, situada al sur. Aquí pudimos dejar las mochilas para pasar el día en esta agradable ciudad. Mi impresión de Dresde fue de un pueblo donde la carga emocional es muy fuerte. Todo está ligado a la destrucción y al resurgimiento, a la tristeza y a la superación. Conviven magníficos ejemplos barrocos con edificios soviéticos, y quizá fuera por el invierno y las obras pero era la estampa de una ciudad un tanto melancólica. La ciudad se divide en dos partes bien diferenciadas: Alstadt, donde está el centro histórico; y Neustadt, la ciudad nueva, situada al norte cruzando el puente sobre el Elba. Aquí te cuento lo más destacado de Dresde, en orden según lo fuimos recorriendo.

 

1.-Retazos comunistas de Dresde

La zona cercana a la estación de tren contiene edificios cuadriculados y bloque soviéticos, siendo Pragerstrasse la calle principal. Aquí hay muchos restaurantes de comida rápida y centros comerciales. Conforme vayas avanzando verás la plaza de Altmarkt, donde está la Kreuzkirche y el Ayuntamiento. Cruzada la calle está el Palacio de la Cultura (Kulturpalast), con un característico mural soviético.

Pragerstrasse
Altmarket
Kulturpalast, Dresde

 

2.-Palacio de Dresde

Siguiendo por la misma calle llegarás hasta Residenzschloss, la plaza del palacio (Schlossplatz), pasando por debajo de un puente entre edificios. El Palacio de Dresde (Dresdner Residenzschloss) fue la residencia de los electores y reyes sajones hasta que se integró en el Imperio Alemán. Data del siglo XIII y los estilos se han ido sucediendo desde el románico al barroco y neorrenacentista. En él se encuentra la Grünes Gewolbe (bóveda verde o sala de las gemas) donde se guardan los tesoros de la monarquía sajona, entre las que destacan las esmeraldas, en la mayor colección de joyas de Europa.

Schlossplatz
Palacio de la Justicia en Schlossplatz
Residenzschloss
Residenzschloss desde Theaterplatz
Patio Stallhof

 

3.-Hofkirche

En esta misma plaza verás una torre que se eleva bastante y domina la ciudad. Se trata de la imponente Hofkirche, la catedral de la Santísima Trinidad. Católica del siglo XVIII, es una impresionante catedral barroca de arenisca, en la que se realizaban procesiones dentro (al aire libre no estaba permitido porque Dresde era protestante). Fue construida por el Rey Augusto II, quien tuvo que convertirse al catolicismo para heredar el trono de Polonia. Fue destruida en el bombardeo pero reconstruida en los 60. Aquí hay enterrados varios príncipes sajones y reyes polacos.

Hofkirche desde Schlossplatz
Hofkirche
Hofkirche

 

4.-Furstenzug

En uno de los laterales de esta plaza verás que empieza un magnífico desfile. Se trata del Furstenzug, un mural llamado “el desfile de los príncipes“. Es el mosaico de porcelana más grande del mundo con más de 24.000 azulejos. Representa a los electores y reyes sajones. Data de finales de siglo XIX, y milagrosamente sobrevivió a los bombardeos.

Furstenzug
Furstenzug

 

5.-Frauenkirche

Al acabar el Furstenzug llegarás a la plaza del Mercado Nuevo (Neumarkt), donde verás muchos edificios reconstruidos. En esta plaza está posiblemente el monumento más destacado de Dresde: la Frauenkirche, iglesia de Nuestra Señora. De culto evangélico-luterano, en estilo barroco. Fue construida en el siglo XVIII en piedra arenisca, donde desde el siglo XI había una iglesia románica. Era la iglesia luterana más importante de Europa, arquitectónicamente, pero fue destruida en los bombardeos de 1945. La RDA mantuvo sus ruinas y escombros como símbolo para el recuerdo, y no fue hasta que Alemania se reunificó cuando empezó su reconstrucción, que se finalizó en 2005. Su reconstrucción tuvo mucha polémica, ya que algunos consideraban que era mejor mantener los escombros y ruinas, y otros, reconstruirla entera. Al final, se terminó en 2005, con una combinación de piedras de las ruinas (negras, arenisca antigua) y piedras nuevas (blancas, arenisca nueva). Aunque ahora parece un puzzle, la arenisca se ennegrece con el tiempo así que en el futuro todas las piedras se oscurecerán. Ahora es el símbolo de la libertad y la unidad de los alemanes, superando las fracturas del pasado. Está presidida por una estatua en honor a Lutero. Actualmente, la mayoría de los sajones son ateos, siendo la evangélica la de mayor culto.

Frauenkirche con Lutero
Frauenkirche y ruinas
Neumarkt

 

6.-Terraza del Brühl

Pasando desde la Frauenkirche hasta la Georg-Treu-Platz, en esta pequeña plaza está el Albertinum y la Escuela Superior de Bellas Artes. Llegarás hasta la Terraza de Bruhl, conocido como “el balcón de Europa“. Este es un agradable paseo con vistas al Río Elba, con el edificio de la oficina del Gobierno en el lado opuesto, y que llega hasta la Plaza del Palacio de nuevo.

Dando un paseo por el balcón de Europa
Edificio del Gobierno y Río Elba
Escuela de Bellas Artes
Balcón de Europa
Schlossplatz desde Terraza de Brühl

 

7.-Semperoper

La Theaterplatz está situada detrás de la Plaza del Palacio y de la Hofkirche, y en ellá está la Semperoper, ópera de mediados de siglo XIX, obra del famoso arquitecto Semper en estilo neobarroco. Aquí se estrenaron obras de Wagner y Strauss. En la II Guerra Mundial fue destruida por las bombas, pero fue reconstruida y reabierta en 1985, inaugurándose con la misma obra que clausuró el teatro en 1944.

Semperoper
Detalle de la Semperoper

 

8.-Zwinger

En la misma Theaterplatz verás que se asienta el Zwinger, un palacio barroco del siglo XVIII, para el príncipe electo Augusto II, que también era rey de Polonia. Se edificó sobre los restos de una fortaleza. También fue destruido por las bombas, pero su reconstrucción empezó inmediatamente. Destaca la Kronentor (puerta de la corona), representando una corona polaca. También está el baño de las ninfas, una fuente y el reloj con carrillón. En su interior hay un fabuloso museo con obras de Rembrandt, Tiziano, Velázquez, etc.

Kronentor
Zwinger
Zwinger
Zwinger

 

9.-Augustusbrücke

El Puente de Augusto (Augustusbrücke) conecta Alstadt con Neustadt y tiene su origen en el siglo XIII, reconstruido en el XVII en estilo barroco. A principios de siglo XX se amplió para asumir más tráfico. Fue dinamitado en la II Guerra Mundial y reconstruido después. Atraviesa el Río Elba, el segundo río más largo de los que desembocan en el Mar del Norte. Nace en la República Checa y desemboca en Hamburgo.

Puente de Augusto
Río Elba, cruzando el puente

 

10.-Neustadt

Nada más entrar en Neustadt verás la Goldener Reitener, una estatua ecuestre de Augusto II, el Fuerte. Después se abre un bonito paseo en el que hay muchas tiendas, hasta que llegamos a la Dreikonigskirche (Iglesia de los Reyes Magos). En este barrio también hay sectores con edificios modernos de la cultura urbana.

Goldener Reitener
Dreikonigskirche

 

Desde aquí ya nos volvimos hasta la estación de trenes, pues a las 7 de la tarde salía nuestro tren rumbo a Berlín. En resumen, Dresde es una bonita ciudad, con un centro histórico pequeño que puede visitarse en un día sin problemas, y a paso relajado, aunque muy interesante. Si elegís pasar más días en la ciudad, tal vez os interese visitar otros sitios que yo descarté por tiempo (y por gusto personal) como Yenidze, una antigua fábrica de tabaco con aspecto de mezquita que ahora sirve de restaurante, la vimos desde el tren; la Iglesia ortodoxa rusa, más en las afueras; la Sinagoga de Dresde, muy moderna; o el conjunto palaciego de caza de Grosser Garten.

 

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