Visitar SREBRENICA y ZVORNIK, entre lágrimas y esperanza
Un recorrido por las heridas de la guerra, que suscita tristeza… pero también esperanza
Bosnia es tristemente conocida por la guerra que aconteció en la década de los noventa, y que tanto sufrimiento y cruentas imágenes dejó grabadas en las retinas. Srebrenica es el símbolo de todas ellas, ya que aquí se produjo una masacre que hizo reaccionar a la comunidad internacional, y que se recuerda para tratar de evitar que vuelvan a suceder hechos así. En este artículo te cuento mi experiencia en la visita de esta región, llamada Podrinje, fronteriza entre Bosnia y Serbia y que fue la que más sufrió la guerra. Se trata de una zona que todavía tiene muy visibles las heridas, y eso se aprecia en el paisaje, casas con disparos de bala, otras quemadas, destruidas, o simplemente abandonadas y tapiadas, porque han decidido emigrar a otros lugares más prósperos (muchos de ellos directamente hacia Austria, Suiza o Alemania). Esta es, creo yo, la zona más pobre que he visto en todos los Balcanes, más que en Kosovo, en Macedonia o en el sur de Serbia.
Por cierto, una aclaración o tip para leer el paisaje cultural: las casas de los bosníacos suelen ser de tejado cuadrangular, es decir, unidas en un vértice y con cuatro tejados. Las de los serbios, de doble tejado a dos aguas. Esta es una fácil diferenciación que te permite reconocer qué asentamientos son mayoritariamente bosníacos o serbobosnios, aunque en muchos casos, puedes ver cómo conviven juntos. Y, por cierto, bosnio es un gentilicio de aquel ciudadano de Bosnia y Herzegovina. Si son de etnia serbia, hablamos de serbobosnios (ortodoxos); y si son croatas, croatobosnios o bosniocroatas (católicos). Bosníaco se reserva para el bosnio que es musulmán, que hunde sus raíces en la herencia del dominio otomano (ojo: no son turcos étnicos ni hablan turco, son eslavos y su idioma es el serbocroata o bosnio, pero se asimilaron más culturalmente al legado otomano). Pues bien, Srebrenica era y es un lugar principalmente de bosníacos, y estos fueron el principal pueblo afectado por la guerra.
SREBRENICA
Srebrenica quiere decir “la plateada” (o “donde hay plata”) y, en efecto, su nombre romano era Argentaria. Se trata de un pequeño pueblo, cuyas actividades principales eran la extracción de metales como la plata (al igual que en la región aledaña), la sal y la explotación de aguas termales. Está enclavado en un precioso y pequeño valle, encajado entre las montañas del Podrinje, la región que atraviesa el Drina en un cauce excavado en estos relieves vigorosos. Srebrenica ocupa uno de esos salientes que la geografía de Bosnia realiza casi penetrando en Serbia, y quizá por esta proximidad hizo que fuera uno de los lugares (posiblemente el que más) sufrió la guerra durante los 90.
Como te contaba, Srebrenica está encajada en un pequeño valle montañoso, y a considerable altitud (suele hacer frío), donde la tierra ofrece escasos rendimientos (nada que ver con otras tierras más próximas a ríos como Bijeljina y la región de Semberija, o la misma Zvornik, ya a orillas del Drina). Como ha pasado en el resto de los Balcanes, los tradicionalmente pueblos más pobres han ocupado las zonas menos favorables (al igual que los albaneses predominantemente eran pueblos montañosos), los llamados bosníacos (bosnios que son musulmanes) también ocuparon la mayor parte de Bosnia, un espacio muy montañoso, compartimentado y de difícil conectividad; mientras que serbios y croatas se establecían mayoritariamente, aunque también en Bosnia, en asentamientos más favorables como llanuras o valles fértiles de ríos.
Durante su historia, Srebrenica fue un pueblo de importante función comercial bajo los dominios romano, pero también húngaro, serbio, bosnio (cuando se formó el Reino de Bosnia), otomano… y con un amplio comercio con el Adriático. La ciudad había sido cristiana en gran parte hasta entonces, pero con el dominio otomano se asimiló al islam. A finales de siglo XIX, cuando el Imperio otomano comenzaba a flaquear, Austria-Hungría se hizo con el control de Bosnia y también de Srebrenica, donde se desarrolló una importante producción de agua embotellada. Tras la I Guerra Mundial, el Imperio austrohúngaro perdió esta área que pasó a integrarse en el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, posteriormente Yugoslavia. Bajo dominio de este último, Srebrenica hasta llegó a ser un modesto punto de turismo de balneario, por la excelente calidad de sus aguas. Sin embargo, la guerra de Bosnia a principios de los 90, hizo que el pueblo fuera tristemente conocido por la masacre que tuvo lugar aquí.
Y es que, en estas apacibles montañas, se concentraba una bolsa de población bosníaca rodeada de los territorios que el ejército yugoslavo (serbio) había tomado, con el objetivo de reunir a todos los serbios de Bosnia bajo un Estado unido a Serbia. Y para ello, los espacios poblados por bosníacos, justo en la mitad, suponían un problema para la homogeneidad. Ante el avance de las tropas serbias y la limpieza étnica llevada a cabo en la región, la mayoría de bosníacos se refugiaron en Srebrenica, que resistía como ciudad tomada por grupos de defensa bosníacos. Se encontraba en asedio, y en 1993, la ONU declaró este área como una “zona segura de las Naciones Unidas”, defendida (en teoría) por los cuerpos holandeses. En julio de 1995, a pesar de esta condición y la inacción de estos cuerpos de seguridad, fue tomada por los serbios y se produjo la masacre de Srebrenica, donde más de 8000 bosníacos fueron asesinados, además de otros actos como torturas y violaciones. Esto constituyó el genocidio más terrorífico desde la II Guerra Mundial, en pleno corazón europeo.
En 2001 se resolvió que constituyó un acto de genocidio, motivado a eliminar sistemáticamente la población bosníaca, y los líderes serbobosnios perseguidos y condenados, como Mladic (quien, por otra parte, es considerado un “héroe” entre algunos serbobosnios y serbios). Después de todo, Srebrenica fue incluida dentro de la Republika Srpska, la entidad serbobosnia, ya que los Acuerdos de Dayton que significaron la paz establecieron los límites territoriales con base en la línea de guerra de ese momento. Quizá el principal sitio que visitar en Srebrenica sea el Memorial del Genodicio, que se encuentra algo más alejado del pueblo, en Potočari. Sobrecoge ver las miles de tumbas, tan blancas, con un pasado tan oscuro. Frente a este extenso cementerio/memorial se encontraba la base de la ONU, donde estaban estacionados los cascos azules neerlandeses. Aunque está vallado, y las instalaciones están derruidas, se pueden ver algunos bidones con letreros de ONU.
Actualmente, el municipio de Srebrenica (mucho más amplio) tiene unos 15 000 habitantes, casi divididos a la mitad entre bosníacos y serbios; pero el pueblo en sí cuenta con apenas 3000, la mayoría bosníacos. Srebrenica se ha convertido en un símbolo de tristeza y de recuerdo. No solo aquí, pero en toda Bosnia se pueden encontrar letreros y murales de “Don’t forget Srebrenica” (No olvides lo que pasó en Srebrenica), ya que fue realmente terrible, y más teniendo en cuenta lo reciente, en pleno centro de Europa y ante la pasividad internacional. Se nota que esta zona está muy degradada y abundan las casas abandonadas, destruidas, quemadas. Los efectos de la guerra son palpables, y aunque se ha reconstruido algo, todavía queda mucho. Aquí la pobreza es probablemente la más alta de toda Bosnia (y me aventuro a decir, que de lo más pobre que he visto yo en todos los Balcanes), y todavía cuentan que se ponen muchas trabas a los bosníacos para regresar aquí.
El pueblo transmite una sensación indescriptible de tristeza y de impotencia. Pero también es curioso ver cómo, a pesar de todo, las mezquitas siguen funcionando y haciendo sus llamados a la oración. Desde las formidables vistas donde se encontraba la fortaleza de Srebrenica, se puede ver todo el pueblo y los minaretes con sus imponentes cantos. En el centro del pueblo, al lado de mezquitas, iglesias ortodoxas, mercados… se ven los niños jugando, tanto frente a casas quemadas y abandonadas, o con las fachadas con disparos de bala, que frente a un mural colorido que busca la paz y la reconciliación. También merodean por allí los coches de la OSCE, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
Cuando uno sale del pueblo de Srebrenica, y atraviesa el umbral de Potočari, ya estamos próximos a Bratunac y a la orilla del río Drina. Aquí se nota que esta zona de mejores condiciones está más poblada por serbios, y se palpa un ambiente más comercial, más dinámico. A partir de aquí, también se pueden encontrar memoriales en honor a los serbios caídos en la guerra, como el propio Memorial de Bratunac, o el Memorial de Gradac, situado en pleno campo entre Jezestica y Kravica, reconocible por la gran bandera serbia pintada. Y, sin embargo, conforme te vuelves acercar al interior, como en Konjevici, vuelven las casas quemadas y destruidas, donde hay tanto iglesias ortodoxas como mezquitas.
ZVORNIK
Zvornik cuenta con unos 50 000 habitantes y se encuentra en la margen izquierda del Drina, que sirve como frontera entre Bosnia y Serbia. El nombre de la ciudad quiere decir algo así como “campanario” y fue un nudo comercial en la ruta entre Sarajevo y Belgrado. Su historia se atestigua en que su fortaleza se construyó ya en el siglo VII, y Zvornik siempre ha sido un punto clave dentro del Podrinje por su buena posición en el Drina ya que, a partir de aquí, el río deja de estar encajado y da paso a un valle fluvial más amplio. Por tanto, Zvornik es la entrada al área montañosa, y paso para las fértiles tierras. De hecho, llegó a ser el centro administrativo del Sanjacato de Zvornik, una de las provincias más importantes otomanas en los Balcanes.
Las masacres de bosníacos también se produjeron en Zvornik, y de hecho comenzaron aquí antes, en el 1992. El 60 % eran bosníacos, pero la ciudad fue asediada por los serbios cuando la tomaron asesinaron en masa a cientos de bosníacos, y otros muchos fueron llevados a campos de detención. No es tan conocido porque, en los albores de la guerra, muchos fueron a refugiarse a Srebrenica, y también porque la magnitud de la famosa masacre empaña las demás. Actualmente, más del 60 % son serbios y en la ciudad se percibe un ambiente totalmente serbio, con muchos carteles en apoyo a Novak Djokovic, el serbio más querido; o pintadas a favor del control serbio de Kosovo, etc.
Zvornik parece una ciudad gris, muy industrial, algo ruinosa (se ven fábricas al otro lado del río en mal estado), quizá fuera también porque en la orilla del río se ven muchos plásticos que ha dejado el río en sus crecidas. (Por cierto: este es un problema muy grande en los ríos de Bosnia, que están muy contaminados de plásticos y basura). Pero también se nota mucha actividad en la ciudad, con bastante ajetreo. Quizá la parte más bonita sea el paseo junto al río, relativamente bien acondicionado, donde hay mucha gente practicando deporte o paseando simplemente. Y probablemente, el punto más conocido de la ciudad sea la Catedral de la Natividad, imponente con dos altos campanarios, reconstruida en 2008. Cerca de aquí también se encuentra la Mezquita del Río (Dzamija Rijeka).
El centro de la ciudad está en torno a la Trg Patrijarha Pavla, donde está el monumento a los héroes caídos en la guerra (Spomenik Palim Borcima). Aquí verás que comienza el puente metálico peatonal llamado Kralja Aleksandra I Karadordevica, que conecta Bosnia con Serbia cruzando el río (hay una oficiales de frontera para cruzarlo, abierto las 24 horas, pero tienes que entregar pasaporte y cruzar una frontera en toda regla). Por último, una cosa bonita que ver en Zvornik es subir hasta la fortaleza, aunque se hace por un camino algo peliagudo, muy estrecho y con firme en mal estado. Mucha gente sube andando, pero es una caminata muy larga y de considerable esfuerzo, pues está en un monte bien alto. Arriba dejé el coche como pude y ya continué para ver el castillo, que todavía conserva los fosos y algunas naves, aunque en general está todo abandonado. La fortaleza era una de las principales en Bosnia, pero fue destruida con la anexión austrohúngara en 1878, y también ocupada por los colaboracionistas nazis de la Ustasha croata en 1941. También fue el lugar de operaciones de la breve resistencia del ejército bosnio frente a las tropas yugoslavas en los noventa, antes de que Zvornik fuera tomada. Con su toma, los serbios construyeron la iglesia de Sveta Petka, en el recinto de la fortaleza y trasladó un campanario desde el pueblo de Divič, para conmemorar su victoria frente a los bosníacos.
Por último, quizá lo más bonito de Zvornik y sus alrededores es contemplar la belleza del Drina abriéndose paso por entre las montañas. En concreto, el pueblo de Divič es muy bonito de ser observado, tanto desde la fortaleza de Zvornik como desde la central hidroeléctrica que hay cercana. Este está ubicado en un pequeño meandro del río, y su estampa se ve muy bonita desde las alturas. También desde el Hotel Vidikovac se pueden tener unas bonitas vistas del Drina, tanto de la margen derecha (Serbia) como de la izquierda (Bosnia). Y no te olvides de bajar a la orilla del río, tocar el agua y ver los barcos amarrados, que en verano sirven como splavovi, donde se toman bebidas y se disfruta como si de un bar se tratara en pleno río.
Por cierto, en Zvornik me alojé en el hotel Novak y la verdad es que estuvo muy bien. ¡Así que os lo recomiendo!
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