Ruta por ISLAS FEROE: Kalsoy, Vidoy y Bordoy

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Envueltas en leyendas, las islas más al norte de las Feroe son un lugar remoto

Las islas del norte de las Feroe son las más húmedas y verdes del archipiélago. Si observas la forma que tienen estas islas verás que parecen auténticas líneas de cumbre emergidas, como dorsales submarinas que han alcanzado superficie. Esta fisonomía se traduce en una reducida accesibilidad, lo que le da un carácter remoto a esta parte de Islas Feroe, que ya de por sí están perdidas en mitad del Atlántico. A algunas todavía solo puedes llegar en barco. Aquí te cuento nuestra ruta por las islas de Bordoy, Vidoy y Kalsoy. ¡Prepárate para sentir las leyendas!

Paisajes en las islas del norte, Vidareidi, Feroe
La vida en Mikladalur, Kalsoy
Kallur, Kalsoy

 

BORDOY

La isla de Bordoy es la primera de las islas del norte, la que está comunicada con Eysturoy mediante el nuevo túnel submarino. Este abrió en 2006 y gracias a la nueva conexión con el resto del archipiélago, se mejoró su situación de desarrollo. Este túnel es impresionante, tiene 6,3 km de largo y desciende mediante una pendiente del 6 % hasta una profundidad de 150 metros bajo el nivel del mar. Unas luces de colores marcan el suelo del túnel, en su tramo más profundo y recto.

Túnel submarino entre Eysturoy y Bordoy
Klaksvik, Bordoy
Iglesia de Klaksvik

 

Aquí se encuentra Klaksvík, que es con 5.000 habitantes, la segunda ciudad más grande de las Islas Feroe por detrás de la capital Torshavn. El asentamiento de Klaksvík, aunque se remonta tiempo atrás, no sería importante hasta el siglo XX, cuando se decidió dotar a la ciudad de servicios (como tiendas y almacenes) para servir de capital de las islas del norte. Esta relativa modernidad se manifiesta en su iglesia de 1963. Klaksvik me pareció una ciudad tranquila, aunque sí que tiene aspecto de ciudad para lo que son las Feroe. Hay calles con bastantes tiendas, bares, gasolineras… La parte del puerto me pareció la más bonita, llena de barcos amarrados al pie de las montañas tan imponentes y esa niebla característica.

Klaksvik
Pub en Klaksvik
Calles en Klaksvik

VIDOY

En estas islas prepárate para pasar por túneles que parecen recién excavados en la roca: sin ventilación, sin emergencias, de un solo carril, sin iluminación… si está lloviendo puedes ver cómo por dentro del túnel cae el agua y brota. Eso sí, cada poco tienes descansillos para ladearte…

Bordoy está conectada a Vidoy por una carretera-puente que salva un estrecho muy pequeño, entre Norddepil (Bordoy) y Hvannasund (Vidoy), pueblos con tradición de extraer aceite de ballena. Este estrecho me pareció de especial belleza. Juzgad por vosotros mismos.

Estrecho entre Bordoy y Vidoy
Estrecho entre Bordoy y Vidoy

 

Vidoy es la isla más al norte de las Feroe. En Vidoy están algunas de las montañas más altas del archipiélago, con casi 1.000 metros de altitud, lo que origina unos paisajes asombrosos. Vidareidi, con 350 habitantes, es el pueblo más al norte de Islas Feroe. Los paisajes en esta parte son sobrecogedores, posiblemente los más bonitos del país. La carretera que va de Vidareidi frente a la isla de Bordoy es muy muy bonita.

Vidareidi, Vidoy
Vidareidi, Vidoy
Vista de Vidareidi

 

KALSOY

Kalsoy es una isla imprescindible en las Feroe. Llegar hasta aquí es algo más complicado, ya que a pesar de estar a poca distancia de Bordoy, solo se puede acceder en barco. Para llegar hasta aquí, tienes que coger un ferry en el puerto de Klaksvik, justo al lado de la gasolinera Magn. Verás indicaciones que pone Kalsoy. Los vehículos esperan en fila para subir a un ferry, cuya capacidad es de unos 14 coches. Los horarios puedes consultarlos aquí: https://www.ssl.fo/en/timetable/ferry/56-klaksvik-sydradalur/ Se puede pagar con tarjeta, y el precio es 200 kr para un coche y dos personas (creo que desglosado era 160 kr por 1 coche y 1 conductor; y 40 kr por cada persona adicional). Este precio es ida y vuelta (solo hay control a la ida). Observa bien los horarios porque no hay demasiados al día y estate allí con tiempo de antelación… no vaya a ser que se llene.

Ferry Klaksvik-Kalsoy
Vista de Kunoy desde Kalsoy
Klaksvik al fondo desde Kalsoy
Vista de Kunoy desde Kalsoy

 

Kalsoy significa “la isla de los hombres”, en contraposición a Kunoy, la de enfrente, que es “la isla de las mujeres”. En toda la isla viven menos de 100 personas. En Kalsoy abundan las leyendas, por lo que es una isla con unos toques mágicos… que te atrapan. El ferry te dejará en el puerto de Sydradalur, que es muy pequeñito. El pueblo de Sydradalur está más arriba, es realmente pequeño.

Kalsoy está recorrida por una única carretera que va de norte a sur. Esta es muy estrecha y llena de largos túneles (más de 2 km cada uno), que están en las condiciones típicas de aquí: sin ningún acondicionamiento, a roca viva. La suerte es que pasan pocos coches por aquí. Por el camino encontrarás algunos pueblos como Húsar, anclados como pueden en la ladera de estas verdes montañas.

Húsar, Kalsoy
Carretera en Kalsoy

 

Mikladalur es la localidad más importante de Kalsoy. En Mikladalur hay varias leyendas, una de ellas es la leyenda de la roca para levantar de Marjun.

“Sé lo que me espera. La muerte se acerca. Esta piedra será testimonio de mi fuerza”. Estas fueron las palabras de Marjun, la criada de Nordnastova, que se quedó embarazada fuera del matrimonio, lo que era penado con la muerte. Marjun se encontraba en su camino hacia el río con las otras lecheras cuando encontraron la piedra. Se detuvo en sus huellas y la levantó con una sola mano. La historia se retrotrae a 300 o 400 años atrás. Desde entonces, muchos han intentado levantarla y no han podido. Pesa 287,5 kg. 

Mikladalur, Kalsoy
La roca de Marjun, Mikladalur
Mikladalur

 

Pero, sobre todo, es famosa por la Kópakonan, una estatua de bronce que representa una leyenda muy curiosa. Se trata de una mujer foca, en la costa, que la encontrarás tras bajar una larga escalinata. Contemplar esta estatua mientras lees la leyenda y hay una tormenta que golpea a la mujer es algo sobrecogedor.

Selkie, Mikladalur

 

Las focas son humanos que se suicidaron ahogándose. De acuerdo a la leyenda, una vez al año, en la víspera de los Reyes Magos, las focas se juntan en la costa de Mikladalur. Mudan la piel y se convierten en humanos otra vez. Bailan y se divierten toda la noche en la costa y en su cueva. 

Un hombre joven de Mikladalur se había enterado de todo esto, y fue a comprobar si era verdad. Se escondió tras una roca en la costa. Después del ocaso, vio un montón de focas que nadaban hacia la cueva. Y tan pronto como tocaban la costa, dejaban su piel sobre el suelo rocoso y andaban como humanos reales. Desde su escondite, el hombre disfrutaba de ver todo esto. De repente vio a una joven extremadamente guapa y se encariñó de ella. Se tomó mucho cuidado de ver dónde la chica dejaba su piel de foca, y cuando no lo vio nadie, cogió la piel y se la llevó a su escondite. 

Las focas bailaron toda la noche, pero con el primer rayo de sol se pusieron sus pieles. Pero la mujer foca (Selkie, como son llamadas estas criaturas en la tradición feroesa), no encontraba la suya a pesar de buscar y buscar. Empezó a llorar desconsolada y a gritar fuerte, porque la noche se acababa y el sol estaba a punto de salir. Pero justo antes de que saliera el sol, descubrió que aquel hombre tenía su piel. Se acercó y le suplicó que le devolviese su piel de foca. Pero él no le hizo caso y comenzó a andar hacia su casa, subiendo por el terreno. Ella no pudo hacer otra cosa que seguirlo. El hombre la tomó por esposa y vivieron felices, pero siempre tenía cuidado de mantenerla alejada de la piel. La tenía guardada bajo llave en un baúl, y esta llave atada a su cinturón siempre. 

Un día, el hombre se fue a pescar. Cuando estaba intentando sacar el pez, su mano chocó con su cinturón y se dio cuenta de que no llevaba la llave. En ese momento gritó: “Hoy me convertí en un hombre sin esposa”. Todos los hombres recogieron y se apresuraron a volver a puerto de Mikladalur. Cuando el hombre llegó a casa, su mujer ya se había ido, pero vio a sus hijos sentados en la cocina en silencio. Para que a los niños no les pasara nada, la mujer había apagado el fuego y había escondido todos los cuchillos y otros objetos punzantes. Una vez que hizo esto, corrió hacia el mar, se puso su piel y se lanzó al mar. Ella había encontrado la llave cuando su marido se fue a pescar, abierto el baúl y visto la piel. De ahí viene el proverbio feroés de “no se puede controlar más que una foca que averigua el escondite”. 

Tan pronto como se lanzó al agua, su foca macho, que había sido su pareja, nadó junto a ella y se fueron por el mar. Todos estos años él la había estado esperando junto a la orilla de Mikladalur. Cada vez que los hijos del hombre de Mikladalur iban a la costa, había una foca mirándoles. Y todos pensaban que esa foca era su madre. 

Y así pasaron años, hasta que un día los hombres de Mikladalur hicieron planes para ir a cazar focas. La noche de antes, la Selkie se le apareció en sueños al hombre de Mikladalur. Le dijo que si se iba de caza, que no matara al macho que habría frente a la cueva, que era su marido. Y que debían tener piedad con sus dos foquitas, que estaban más adentro en la cueva, porque eran sus hijos. Incluso le dijo al hombre cómo eran y cómo se parecían. Pero el hombre no hizo caso y junto a los demás, mataron a todas las focas de la cueva. Como recompensa, el hombre recibió al macho y las aletas posteriores y anteriores de las foquitas. Cocinó todo esto para cenar aquella noche. Cuando sacó la carne de la olla, se escuchó un tremendo golpe en la puerta y la Selkie entró convertida en un terrible troll. Ella lloró junto a la olla y gritó amenazando: 

“Aquí está la cabeza de mi pareja, la mano de Hárekur y el pie de Fridrikkur. Te has tomado la revancha y ahora la revancha visitará a cada hombre de Mikladalur. Algunos morirán ahogados, otros caerán de los acantilados, y así continuará hasta que mueran tantos como los brazos que se necesitan para rodear la isla de Kalsoy”.

Habiendo dicho esto, se fue en un gran clamor y nunca se la volvió a ver. Y desafortunadamente, no es extraño escuchar malas noticias en Mikladalur, sobre hombres que se han ido a cazar y se han caído por los precipicios. 

Selkie en Mikladalur
Mikladalur, Kalsoy
Costa de Mikladalur

 

Más allá de Mikladalur (y tras pasar otro túnel) se encuentra Trøllanes (la península de los trolls). Este es un pueblo herrero situado en el extremo de la isla. Dicen que hay una serie de rocas en el pueblo de las que se escuchan sonidos de cuando los trolls vienen a buscar agua debajo de ellas.

Trollanes, Kalsoy
Trollanes, Kalsoy
Trollanes, Kalsoy
Vista de Trollanes, Kalsoy

 

Lo más bonito de aquí es realizar una ruta de senderismo hasta el Faro de Kallur. Aviso: se tarda algo más de una hora en llegar (solo ida). Trae calzado que no resbale y abrigo, porque siempre hace un viento terrible. Y ve con mucho cuidado… estos acantilados son precipicios. Tras esta bella caminata entre los pastos llegarás hasta el faro… donde hay unas vistas asombrosas. Esos acantilados no tienen comparación, parecen recién surgidos del subsuelo marino. 

Punta de Trollanes, Kalsoy
Senderismo en Kalsoy
Punta de Kallur, Trollanes
Kallur, Kalsoy
Kallur, Kalsoy
Vista de Eysturoy desde Kallur, Kalsoy

 

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