Qué hacer en una escala en OSLO

La capital de Noruega es una tranquila ciudad permite visitarla en una estancia breve. Aquí encontrarás la sede del Premio Nobel de la Paz, parques de esculturas, diseño escandinavo y muchos museos.
Situada en el interior de un fiordo y fundada en el siglo XI, Oslo (fundada como Ásló) se mantuvo durante gran parte del tiempo tras Bergen, la ciudad más pujante y dinámica de Noruega. No fue hasta el siglo XIV cuando se trasladó la capital aquí. Posteriormente, se produjo un incendio que destruyó esta antigua ciudad, y se reconstruyó con el nombre de Christiania (en honor al rey Cristian IV) en un trazado regular y con edificios de piedra. La ciudad se llamó Cristiania hasta bien entrado el siglo XX, cuando recuperó su antiguo nombre de Oslo. Actualmente, cuenta con casi un millón de habitantes, y es la tercera ciudad más poblada de Escandinavia tras Estocolmo y Copenhague.

Llegar a Oslo
La capital noruega se sirve de tres aeropuertos con buenas conexiones desde España. Estos son:
Aeropuerto de Oslo-Gardermoen, principal aeropuerto de Oslo y de Noruega, a 48 km al norte. Suelen operar vuelos transcontinentales o de compañías más caras.
Aeropuerto de Torp, a 110 km de Oslo, al suroeste, de compañías de bajo coste.
Aeropuerto de Rygge, a 60 km de Oslo, al sureste, de compañías de bajo coste.
Todos ellos están conectados a Oslo mediante tren y bus. Yo llegué a Gardermoen, procedente de Alicante y con destino Los Ángeles, con la compañía Norwegian. Para llegar a la ciudad tomé el Flytoget, el tren exprés que me dejó en la misma estación central de trenes de Oslo. Los tickets se pueden sacar en máquinas en el aeropuerto.
Qué ver en Oslo
Es necesario aclarar que sólo visité Oslo durante una escala de un día entero, por lo que no tuve demasiado tiempo. Es por ello que no entré a ningún museo y dediqué mis horas a pasear por la ciudad, que es pequeñita y se puede ver en un día. Aquí os enumero los sitios más destacados que ver en Oslo:
Oslo S es la estación central de trenes. Aquí es donde llegué procedente del aeropuerto y donde volví a tomar este tren de vuelta. Es una zona muy animada, con multitud de bares y cafeterías. En el exterior destaca la estatua de un tigre.




La calle Karl Johans Gate es la calle principal de Oslo. Arranca desde Oslo S hasta llegar al Palacio Real, y aquí se sitúan varios edificios de notable interés. La calle en sí es la arteria comercial de la ciudad, y donde se supone que hay más movimiento. A mí, realmente, no me pareció demasiado animada. Quizá fuera porque era ya septiembre, y no es periodo turístico, pero me pareció una calle que comparada con otras calles comerciales de ciudades, pierde mucho. Y más para estar en el centro.




Enseguida encontrarás la Catedral del Salvador, catedral nacional de Noruega, de culto luterano y construida a finales de siglo XVII en estilo barroco. Aquí es donde se casaron los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit. Es la típica iglesia nórdica construida en gruesa piedra, austera en el exterior, y con un interior que me sorprendió muy bonito. Me llamó la atención de que aquí la mujer sí tiene un papel importante en la iglesia para oficiar actos. La iglesia se encuentra rodeada por un jardín-cementerio, y frente a ella está la plaza Stortorvet, donde se pone un mercadillo.



Continuando por la Karl Johans Gate, se llega hasta un tramo ajardinado, donde está el Stortinget, el Parlamento de Noruega, de 1866; el bello Hotel Grand de Oslo, y unos jardines con varias esculturas raras, así de diseño actual. Más adelante está el Teatro Nacional de Oslo, en un bonito edificio.




Desde este tramo de la calle se ve ya muy cerca el Palacio Real, la residencia de los reyes de Noruega. Construido en el siglo XIX cuando Noruega y Suecia estaban unidas. Antes de llegar aquí está la Universidad de Oslo, fundada en 1811. El Palacio Real me resultó bonito, con una muy amplia plaza y una ligera cuesta que subir. En la parte de atrás se abren unos jardines bastante bonitos también.





Desde aquí recorrí el barrio de Uranienborg a pie, ya que quería llegar al Parque de Vigeland, uno de mis puntos favoritos de Oslo. Es la imagen que desde siempre he asociado a esta ciudad, al verla de postal en todos los atlas. Este parque queda más retirado, pero me merecía la pena venir hasta aquí, y hacerlo andando para recorrer las calles de Oslo. El Parque de Vigeland está en el parque Frogner y fue creado por el escultor noruego Vigeland, abriendo en 1942, y exhibe sus 212 esculturas. La más destacada es el Monolito, de 14 metros y conteniendo 121 figuras humanas en él. En todo el parque hay esculturas de diferentes momentos de la vida y escenas muy cotidianas. Me pareció un lugar muy tranquilo donde pasar un buen rato.





Desde aquí me dirigí a Aker Brygge, una zona de la ciudad muy moderna, donde predomina el actual diseño noruego. Antes era el sitio de un antiguo astillero que fue demolido y se construyeron estas edificaciones, que son el lugar más in de Oslo ahora. Es un muelle con modernos edificios y un paseo marítimo con bastantes cafeterías y con buenas vistas.




El Ayuntamiento de Oslo es un edificio de reciente construcción, de 1950, en un estilo posmoderno. Aquí es donde se entrega el Premio Nobel de la Paz, los demás Premios Nobel se realizan en el Ayuntamiento de Estocolmo. Me parece un edificio bastante feo, pero es un símbolo de Oslo.



El siguiente sitio de interés desde aquí es la Fortaleza de Akershus, que data de la Edad Media, aunque ha sido remodelada posteriormente. Aquí se entierran los reyes de Noruega, y también es donde están varios museos, como el de Defensa. No tenía tiempo para visitarla detenidamente, y solo paseé por los alrededores. Una pena.



Por último, y quizá el más flamante símbolo de la ciudad es la Ópera de Oslo, de impoluto mármol y cristal. Fue inaugurada en 2008 y ha ganado el Festival Mundial de Arquitectura y el Premio Miers van der Rohe, por lo que es considerada una de las mejores obras del diseño moderno. Me pareció un punto tranquilo y curioso, puedes caminar por las rampas que son tejados a la vez.




La ópera está al lado de Oslo S, donde puedes coger tu tren de vuelta. Este fue mi recorrido de un día por Oslo, aunque me dejé muchas cosas por ver, sobre todo de museos. Si tenéis más tiempo, os aconsejo visitar los siguientes: el Museo del Pueblo Noruego o de Historia Cultural, un museo etnográfico que recrea las tradiciones noruegas, destaca la iglesia de madera que trajeron del pueblo de Gol (siglo XIII), la pista de esquí de Holmenkollen, el Museo Kon-Tiki (embarcación que navegó desde Perú a Polinesia de 1947), la Galería Nacional, donde está “El grito” de Munch; el Museo Munch, con más obras de este artista; el Museo de los barcos vikingos, con dos naves vikingas; el Museo FRAM, de las expediciones a los polos; y el barrio más moderno de Grünerlokka.


Mis impresiones de Oslo
Como muchos noruegos piensan, Oslo no representa a Noruega, un país tremendamente bello y con una naturaleza asombrante. La capital es como una mole de hormigón, que si bien puede atesorar mucha cultura, sobre todo por sus abundantes museos, la sede del Premio Nobel de la Paz, y otros puntos de interés como os he redactado, no me pareció una ciudad bella. Me vengo con la sensación de una ciudad vacía, de negocios y de actividad pero sin un alma que permita sentirse acogido. Creo que es una de las capitales europeas que menos me gustan, y sobre todo, si visitáis Noruega, no penséis que el resto del país es así de frío, estéticamente hablando. Realmente, no me planteo volver a Oslo, pero sí al resto de Noruega.