EMPORIOCULTO: qué ver en BUCAREST
Con más de 2 millones de habitantes, Bucarest es la ciudad más grande del sureste de Europa. La capital de Rumanía atesora muchos atractivos bajo un aura oculta. Aquí te ofrecemos qué ver y cómo planificar tu visita a Bucarest.
Bucarest, la gran ciudad de Rumanía
Con casi dos millones y medio de habitantes, Bucarest es la ciudad más grande de Rumanía y una de las más grandes de la Unión Europea. Sometida a griegos, otomanos, rusos y otros pueblos, la capital rumana cuenta con unos atractivos turísticos que a menudo pasan desapercibidos por los turistas. Es verdad que no es un centro turístico llamativo, pero aquí podrás visitar desde las ruinas de la residencia del príncipe Vlad Tepes, hasta los bloques y palacios comunistas más llamativos del mundo. Todo ello en un contraste entre ciudad religiosa y fiestera, con una laxa línea entre lo rico y lo pobre. Pero ante todo, “Bucur” significa “alegría”.
Llegada y alojamiento en Bucarest
Llegamos a Bucarest al aeropuerto Henri Coanda-Otopeni (OTP), procedentes de Alicante en un vuelo de TAROM. Desde aquí cogimos un autobús (mientras lo esperábamos conversamos con un hombre que era exmilitar, y al decirle que en nuestro viaje también visitaríamos Moldavia dijo que él allí solo iría “con un tanque para recuperar lo que pertenece a Rumanía”), que nos dejó en Arcul de Triomf, al norte de la ciudad.
La mejor manera de llegar del aeropuerto OTP a Bucarest es el autobús. No hay servicio de tren o metro, y los taxistas, según he leído en infinidad de sitios, son muy timadores en esta ciudad. El bus es una alternativa económica y práctica.
Hay dos buses que te llevan desde el aeropuerto a la ciudad: el 780 y el 783. El precio es 8 lei. El 780 sale cada 35-40 minutos, y el trayecto dura algo más de 40 minutos y te lleva hasta Gara du Nord. El 783 realiza varias paradas, entre las cuales está el Arcul de Triomf y continúa hasta la Plaza Unirii. El trayecto dura unos 40 minutos en total, y su frecuencia es cada 15-30 minutos. Yo aconsejo coger este último, ya que el arco del triunfo es el monumento que queda más alejado, y así te pilla al paso bajarte y después continuar en metro hasta el centro, y no tienes que volver expresamente hasta aquí posteriormente.
Nuestro alojamiento en Bucarest fue el Maya Studio Universitate, el cual no recomiendo. Es un apartamento pequeño y muy viejo, con la ducha llena de moho, y el propietario nos cobraba un extra por utilizar el aire acondicionado. Sí, en Bucarest en verano hace mucho calor. Un calor pegajoso que era muy molesto durante el día, pero que por la noche se tornaba frío. Y a eso le sumas que de vez en cuando se ponía a llover. ¡Nos tocó un día loco!
El TOP de sitios que ver en Bucarest
1.-Arcul de Triumf y Parque Herastrau
Empezamos nuestra visita de la ciudad en la parte norte, cuando nos bajamos del 783 en las inmediaciones del Arcul de Triumf. Este arco del triunfo se realizó para conmemorar la independencia de Rumanía, en estilo neoclásico. Es muy parecido al de París. Al noroeste encontrarás el Monasterio de Casin a poca distancia, que fue el primer monasterio que vimos de la ciudad, aunque este no es nada del otro mundo. Al noreste del arco verás que ya empieza una zona ajardinada muy grande: el parque Herastrau. Aquí vimos a unos jóvenes que venían de recogerse de fiesta (serían las 7 de la mañana de un domingo), visiblemente alcoholizados, por la avenida Mickael Jackson. En este parque se encuentra el Muzeul Satului, que es un museo etnográfico donde puedes ver cabañas de madera de las regiones rurales rumanas. No entramos porque era muy temprano y estaba cerrado, y ya había visto museos parecidos como el que vi en Bardejovske Kupele, Eslovaquia. El parque Herastrau, y el subparque Regele Mihai, me pareció estar en un estado pésimo: fuentes medio rotas, jardines poco cuidados y de poco desarrollo… me decepcionó bastante. De aquí ya cogimos el metro en Aviatorilor para llegar hasta el centro de la ciudad.
2.-Piata Unirii
Es un punto céntrico en la ciudad y un nudo de comunicaciones. Edificada sobre el río Dambovita, a un lado y a otro verás el río canalizado, en un aspecto que deja bastante que desear. Ya no es solo por la presencia de graffittis, y que sea un sitio descuidado estéticamente, sino que tampoco había muy buen olor que digamos. La plaza es muy amplia y cuenta con un gran parque en el que los rumanos pasean por las tardes. En el perímetro de la plaza hay centros comerciales y calles con bastantes comercios. Pero sobre todo, me encantó sentarme frente al punto central de aquella plaza: una fuente muy modesta rodeada de un tráfico inmenso. Las piernas colgando sobre las piscinas de las fuentes que estaban vacías y agrietadas. De fondo escénico, aquellos edificios del periodo comunista que ahora estaban copados de anuncios publicitarios. Era una de las postales que más asociaba a Bucarest. Un buen lugar para reflexionar.
3.-Monasterios al sur de Unirii
Reúno aquí una ruta de monasterios que se encuentran al sur de la Piata Unirii. Quizá fuese porque era un domingo por la mañana de un país con un fuerte fervor religioso, pero Bucarest me pareció estar plagado de monasterios y ser una ciudad que los domingos se paraliza para rezar TODA LA MAÑANA. El primer monasterio que visitamos fue el Radu Voda, un muy bello monasterio de clara influencia bizantina, que se encontraba abarrotado de gente haciendo cola para entrar a recorrer de izquierda a derecha el interior. Rodeando el edificio principal, unos jardines con fuentes para llevar agua, y con tazas para que todo el mundo pudiese beber.
A la salida de este monasterio se encuentra la iglesia de Bucur el pastor, muy pequeñita y de las más antiguas de la ciudad.
Desde aquí volvimos hasta la Piata Unirii para andar ahora por la Aleea Dealul Mitropoliei, una avenida en dirección suroeste donde en la mitad está la estatua a Alexandru Ioan Cuza, quien reunió a los principados de Valaquia y Moldavia para formar el germen de la actual Rumanía. La avenida termina en el Patriarcado Ortodoxo Rumano, la sede de la iglesia de Rumanía. Es un reciento muy bien conservado, que contiene el Palacio del Patriarcado, y la Catedral Patriarcal de los santos Constantino y Elena. Nos gustó mucho, es un ambiente muy tranquilo y nos sentíamos llenos al estar en el lugar más importante de esta confesión mientras observábamos las fachadas, los frescos, el patriarca oficiando la misa, los feligreses encendiendo velas por todo el recinto…
El último monasterio que visitamos era el de Antim, que nos pareció muy bonito porque era pequeñito pero profusamente decorado, y quizá también, porque nos dio la sensación de que era más desconocido.
4.-Parlamento Rumano y Bulevardul Unirii
Llegamos al icono de la ciudad. Esta impresionante mole es el segundo edificio público más grande del mundo, solo superado por el Pentágono de los EEUU. Construido por imperativo de Ceausescu, se arrasaron barrios tradicionales para confeccionar el nuevo diseño de Bucarest. El resultado es la llamada “Casa del pueblo”, de 340.000 m2, con doce plantas, y conteniendo cuarenta salas forradas de mármol, madera, y lujosa decoración de alfombras y lámparas. Impresiona ver sus dimensiones. El palacio se puede visitar por dentro. El Bulevardul Unirii comunica con la plaza del mismo nombre, y es una zona que pretende ser lujosa, como un Champs Elysées a la rumana, y donde presupongo que será una zona rica de la ciudad. Pero lo cierto es que, a pesar de estar ajardinada, los bajos comerciales están medio abandonados, las aceras rotas, y en general, una sensación de desaprovechamiento bastante grande.
Por la noche vinimos otra vez porque creíamos ilusamente, que iluminado se vería bonito como había visto en algunas postales impresionantes. Pues no, se ve que solo lo hacen en ocasiones especiales. No había ni una luz, solo la de las farolas. Al menos las fuentes del bulevar sí tenían algo de color.
5.-Curtea Veche y posada Hanul lui Manuc
Ya en el centro del barrio histórico de Lipscani, destaca Curtea Veche: la antigua corte del príncipe, activa hasta el siglo XVIII. En las inmediaciones encontrarás también la iglesia de Curtea Veche. Aquí ya reconozco que estábamos saturados de monasterios y misas. Aunque data del siglo XIV, cuando fue construida como una especie de ciudadela fortificada con un foso, fue Vlad Tepes el Empalador quien la convirtió en residencia real en el siglo XV. Actualmente se pueden ver las ruinas y la estatua a Vlad. Un poquito a la derecha está la antigua posada de Hanul lui Manuc, donde se alojaban los comerciantes, que ahora es un restaurante. Su patio de madera y sus arcadas entrelazadas con las enredaderas son muy bonitas de ver, aunque las sombrillas de las terrazas impiden ver una vista general de la plaza e impide la fotografía.
6.-Calles de Lipscani
Lipscani es el centro histórico de Bucarest. Antiguamente, se dice que todo Bucarest era como este barrio, pero con la llegada de Ceausescu y sus planes para reformar la ciudad se demolió gran parte de ella, salvándose Lipscani. En todo este espacio de calles estrechas encontrarás bellas fachadas muy adornadas, algunas muy bien conservadas y otras en un estado de deterioro considerable. Este barrio es el centro turístico y está lleno de tiendas y de bares, heladerías, terrazas, pubs, de todo. Aprovecha para perderte por aquí y salir de fiesta (la música rumana es de las mejores para ir de fiesta: Elena Gheorge, Inna, Alexandra Stan, Mandinga, Andreea Balan, Andreea Banica).
Algunos edificios bonitos son la Cámara de Comercio, o el Palacio Pinacotecii.
7.-Monasterio de Stravropoleos
Del siglo XVIII, es la joya de los monasterios de Bucarest, y por eso merece individualizarse. Situado en pleno Lipscani, sus fachadas son preciosas, al igual que su patio con cruces de piedra. Un refugio del alma de Bucarest que se ha perdido en muchas otras partes de la ciudad.
8.-Calea Victoriei
La gran calle comercial de Bucarest, que discurre de norte a sur, y al oeste del centro histórico de la ciudad. En esta calle podrás ver numerosos monumentos como:
- Palacio CEC (Casa de Economii si Consemnatiuni): construido en 1900. Era la sede del banco más antiguo del país. Estilo ecléctico e imponente su cúpula de cristal y metal).
- Museo de Historia Nacional, frente al CEC.
- Pasaje Vilacrosse: una estrecha galería donde tomar café tranquilamente.
- Teatro Odeon
- Piata Revolutiei, cuyo monumento conmemora a las víctimas de la Revolución Rumana de 1989, que comenzó en Timisoara.
- Estatua de Carol I, frente al Museo Nacional de Arte
- Ateneo Rumano: símbolo de la cultura rumana, es una sala de conciertos, de finales de siglo XIX, de estilo neoclásico. Delante de él está la estatua a Mihai Eminescu, poeta rumano.
Nosotros no continuamos más allá del Ateneo porque prácticamente no había nada, pero siguiendo la calle hacia el norte llegarás al Museo George Enescu.
9.-Piata Universitate y alrededores
La plaza de la Universidad es un lugar amplio y de encuentro, donde una multitud se manifestó en contra del dictador comunista y resultó en un baño de sangre. Está flanqueada por señoriales edificios, y es la puerta a Lipscani, que se sitúa al sur. Desde esta misma plaza se ve la iglesia ortodoxa de San Nicolás, de influencia rusa.
Al norte está la Facultad de Arquitectura, que es muy bonita pero está muy deteriorada. Al lado de ella hay una plaza con cruces relativas a la revolución rumana, y al otro lado del bulevar Nicolae Balcescu, el moderno Teatro Nacional de Bucarest, con unas esculturas también muy modernas.
10.-Ayuntamiento y Parque Cismigliu
En el Bulevardul Regina Elisabeta, perpendicular a la Calea Victoriei, se encuentran varios edificios gubernamentales, siendo el más bonito el Ayuntamiento de Bucarest. Frente a él se extiende el Parque Cismigliu, un lugar donde los poetas bucarestinos salían a pasear. En la esquina noroeste del parque está el Palacio Kretzulescu, y siguiendo esta misma dirección, llegarás hasta la Gara du Nord.
Mis impresiones de Bucarest
Bucarest me pareció una ciudad un tanto impersonal. Realmente no sé qué adjetivos podría utilizar para definirla, era una sensación rara. Es cierto que llegamos un domingo a hora muy temprana, y no había casi nadie en la calle. Solo jóvenes que se recogían de fiesta a las 6 de la mañana y que deambulaban por el parque Herastrau. Conforme la mañana avanzaba nos encontramos con una ciudad profundamente religiosa: todo el mundo iba a los monasterios, y no había más actividad que las misas y más sonidos que los altavoces con cánticos gregorianos. Bucarest nos pareció una ciudad muy religiosa y con muchos monasterios, y que reciben casi toda la atención económica de la ciudad. Están muy cuidados y restaurados, mientas que el resto de la ciudad está muy deteriorada.
Pero ante todo, Bucarest me pareció un lugar “nuevo” por el ambiente. Me pareció sentir que la capital rumana es la que atrae a los jóvenes de todo el país para vivir y buscar una vida mejor. Una ciudad que cuenta con mucho entretenimiento pero que le falta un cariz más acogedor. Me pareció una ciudad con un aire triste, a pesar de todo. Una ciudad fría, a pesar del calor. Una ciudad oculta, a pesar del patrimonio que tiene.