Recorriendo el sur de Suiza: ZERMATT
Zermatt, pueblo de esquí bajo la sombra del Matterhorn; dormimos en Fiesch tras subir en teleférico y atravesamos el Furka Pass
Suiza es un país muy complejo: cuatro lenguas oficiales, organización en cantones, territorio muy montañoso con valles aislados, corredores, multitud de lagos… Recorrer este país requiere de mucho tiempo y muchos viajes a sus diferentes zonas. En el verano de 2015, en un viaje familiar en el que también vino Java, nos adentramos en una de las partes que no habíamos estado en Suiza: el suroeste. Este es el cantón de Valais, que queda algo más rezagado del resto de Suiza, un valle al que hay que ir a propósito y no es un cruce de rutas como el resto del país.
Nuestra aventura la empezamos en Ginebra, y tras visitar por la mañana el Castillo de Chilon en el Lago Léman, nos adentramos hacia el sur siguiendo el curso del Río Ródano. Me sorprendió que toda esta área, hasta llegar a Sion, está llena de viñedos encaramados en las faldas de las montañas. Además, es una zona muy montañosa, con unas cumbres muy puntiagudas, y en general, un paisaje no tan verde o frondoso como en el centro de Suiza. Paramos a comer frente a Sion, una ciudad que destaca por sus bellos castillos que veíamos a lo lejos, colocados en unos promontorios tan rocosos que era incluso difícil distinguir el propio castillo de piedra.
Unos kilómetros más adelante de Sion, abandonamos el Valais francófono y, aunque seguimos en el mismo cantón, ya nos encontramos inmersos en el habla alemana. Nuestro destino era Zermatt, para lo cual al llegar a Visp hay que desviarse hacia el sur y tomar una pequeña carretera de montaña, con una pendiente considerable. Aquí el paisaje ya se parecía más al que había visto otras veces de Suiza, aunque le faltaba algo de su verdor oscuro, quizá porque estábamos en una impresionante ola de calor inusual en el país (días después comprobaríamos en Locarno que llegó a hacer casi 40 ºC). Para llegar a Zermatt hay que dejar el coche en Täsch, y coger un tren que te lleva hasta este pueblo, o una furgoneta-taxi (pero pactad y pagad antes no vaya a ser que os timen).
Zermatt es un pueblo de apenas 6.000 habitantes, situado a unos 1.600 metros de altitud, en el que no se permite el tráfico y solo se puede acceder en tren o mediante una estrecha carretera a la que solo tienen acceso los vehículos de emergencias y algunos taxis con licencia. Si intentáis ir con vuestro coche os pondrán una multa bastante gorda. La importancia de Zermatt es que es posiblemente el destino turístico de esquí más famoso de los Alpes, y donde se encuentra la estación de esquí más alta de Europa. El pueblo es famoso por estar bajo la sombra del Monte Cervino o Matterhorn, quizá la montaña más épica de los Alpes, ya que fue de las últimas cimas en ser conquistadas por su peligrosidad (no fue hasta 1865 y en la que solo sobrevivieron 3 de los 7 escaladores). Es la que aparece en el Toblerone y en muchas postales de Suiza.
Zermatt es un pueblo pequeño pero está a rebosar de turistas. Antes era una aldea de pastores que vivían en sus tradicionales casas de madera. Ahora está lleno de hoteles y de calles llenas de lujosas tiendas, y aunque son cuatro calles (como quien dice), como no hay coches todo el mundo está en la calle. Y desfiles de cabras muy simpáticas cada poco. Hay un par de museos y un par de fuentes bonitas, pero el pueblo más que nada es la base para tomar teleféricos, trenes o rutas de senderismo para llegar hasta más arriba y ver el Matterhorn. Nosotros no lo hicimos porque íbamos toda la familia y era bastante caro… así que me queda pendiente realizarlo. Pero como apunte, lo más bonito es el teleférico Sunnega Paradise, que te llevará hasta los prados de Sunnega para visitar los cinco lagos; o el tren para ver el glaciar Gorner; o el lago Riffelsee, donde se refleja la silueta del Matterhorn…
Aquella noche llegamos a Fiesch, donde teníamos el alojamiento. Fiesch es un pequeño pueblo de unos 1.000 habitantes, que se encuentra siguiendo la carretera que habíamos dejado en Visp. El pueblo está en medio del valle del Ródano, a 1.060 metros de altitud. Nuestro hotel era el Hotel Jungfrau… y cuando llegamos ¡resulta que estaba arriba en la montaña! Concretamente en Fiescheralp (también llamado Kuhboden), por lo que había que coger un teleférico que ascendía hasta los 2.200 metros, y menos mal que llegamos para coger el último del día.
Al final fuimos solo mis hermanos, mi prima, la perra y yo; y el resto de la familia se buscó otro hotel en el pueblo de Fiesch (abajo) porque no se atrevieron a subir… ¡Una pena! Cuando llegamos hasta arriba era de noche y no había nadie por allí… ni luz. ¡Todo a oscuras! Reconozco que nos dio algo de miedo por si algún animal aparecía. Pero por la mañana al despertar vimos las vistas más bonitas: era el más alto de los resorts del macizo del Eggishorn-Jungfrau.
Continuamos la carretera y lo que nos tocaba ahora era el Furka Pass, un puerto de montaña situado a 2.430 metros de altitud, que conecta los cantones de Valais y Uri. Aquí está el famoso Hotel Belvedere y el glaciar del Ródano. El coche de mi madrina iba que no podía subir tantos kilómetros en cuesta, así que paramos en un par de talleres para ver si podían arreglar el coche… hablando con mecánicos en un alemán inventado… hasta que decidimos retroceder y pasar el Furka Pass por el túnel subterráneo. Montamos los coches y nosotros dentro de ellos, hasta salir cerca de la frontera con el cantón de Uri.
El siguiente pueblo que visitamos fue Andermatt, ya en el cantón de Uri, un pueblo bastante bonito con casas de madera, muchas banderas suizas y donde comimos aquel día. Desde aquí ya nos dirigíamos hacia el sur, hacia los cantones italófonos… que os lo cuento en el siguiente artículo.
