Qué ver en WELLINGTON, la última capital del mundo
Entre casas blancas de madera y los azotes del viento, Wellington reúne una población de espíritu joven y vibrante vida urbana
Te Whanganui-a-Tara o Pōneke (o Wellington en inglés) es la capital de Nueva Zelanda y cuenta con 400.000 habitantes, siendo la segunda ciudad más grande del país (Auckland es, con diferencia, la mayor; y recientemente Christchurch quedó relegada al tercer lugar en detrimento de Wellington). Wellington es la capital más al sur del planeta, lo que te hace sentir remoto. No es una ciudad muy turística y pocos pasan por aquí, pues Nueva Zelanda es, sobre todo, un país para disfrutar del medio natural. Sin embargo, me parecía muy interesante descubrir “la última capital del mundo” y saber qué se cuece aquí.
La leyenda cuenta que la zona fue explorada por el jefe de Hawaiki, una isla legendaria polinesia, donde se encuentra “el más allá” polinesio. No sería hasta 1839 cuando llegaron los británicos a establecerse en lo que ahora es Wellington, en honor al conde vencedor de la batalla de Waterloo. Poco después se trasladó la capital desde Auckland hasta Wellington (en 1865), para establecerla en un centro geográfico del país, en el Estrecho de Cook, y mejorar las relaciones con la isla sur, ya que se temía que se declararan independientes de la isla norte.
Como toda Nueva Zelanda, este área es muy propensa a los terremotos. Si recuerdas el terremoto de 2011 que asoló Christchurch, en Wellington también ha habido otros que en el siglo XIX la devastaron. También es conocida como “la ciudad del viento” porque siempre hace una ventolera de cuidado. Mi impresión de Wellington es que hay “poco que ver” pero bastante por disfrutar, sobre todo a nivel de vida urbana. A pesar de ser pequeña, es muy activa. Y aquí te cuento cómo descubrirla.
Qué ver en Wellington
1.-Panorámica desde Mount Victoria
Con 196 metros, el monte Victoria es el mejor mirador de Wellington. Este puede ser un buen inicio para conocer la ciudad, para comprender su ubicación geográfica y las temeridades sísmicas y del viento. En el ascenso verás el barrio de Oriental Bay, lleno de grandes casas de madera blancas, muy típicas de la ciudad.
2.-Cuba Street
Cuba Street es una calle peatonal llena de restaurantes, bares y tiendas. Es una muestra de la vibrante cultura de Wellington con gente de muchos países del mundo.
3.-Iglesia de St Mary of the Angels
Esta iglesia católica (una de las pocas del país, ya que la mayoría es protestante) me parece la más bonita de Wellington. Fue construida en 1922 en un estilo neogótico.
4.-Subir en funicular al Jardín Botánico
El funicular fue construido entre Suiza e Inglaterra, a principios de siglo para ofrecer un mejor transporte hasta los barrios que se situaban en esta parte, los más pudientes. Desde aquí verás lo apiñada que es Wellington, encaramada en las laderas de los montes que la rodean. El funicular parte desde Lambton Quay, en un pequeño callejón (búscalo en Google Maps porque está escondidito) y te lleva hasta la parte superior. El trayecto cuesta 9 NZD ida y vuelta. Arriba encontrarás un museo del funicular, un espacio para la ciencia y observatorio, y los grandes jardines botánicos de Wellington. Si quieres, también puedes continuar hasta Zealandia (20 $), un parque con fauna kiwi.
5.-Un recorrido por la zona del Parlamento
Situada en la parte norte de Wellington, esta zona acoge a los edificios gubernamentales del país. Aquí se encuentra el Parlamento de Nueva Zelanda, conocido como Beehive, un buen lugar para recalcar que Nueva Zelanda fue el primer país que permitió el voto de la mujer en 1893. En este espacio también se encuentra la Bowen House, biblioteca del parlamento y la nueva Catedral de San Pablo.
6.-La antigua Catedral de San Pablo
De 1866, es el edificio religioso más antiguo de Wellington. Construido en un estilo revival gótico, es muy bonita y de la típica madera blanca que hay en tantas casas en la ciudad.
7.-Pasear por el Waterfront
Es la parte más bonita de Wellington y hacia donde mira la ciudad: el mar. Se trata de un extenso paseo en el que se corrobora la importancia de puerto industrial, en un ambiente que me llegó a recordar a Reykjavik (salvando mucho las distancias). El Frank Kitts Park es un agradable parque donde descansar y relajarte frente al mar. Los Clyde Quay Boatsheds son las típicas casitas de puerto. Por aquí hay varios restaurantes muy chulos donde tomar algo. También está cerca el Museo de Wellington. Aunque si uno destaca es el Museo Nacional Te Papa Tongarewa, quizá el mejor de todo el país, con una colección muy extensa y variada. Y además es gratis.
8.-Salir de bares por Courtenay, Manners y Dixon
Wellington es una ciudad muy viva y que tiene una gran escena nocturna. En el centro, casi en cualquier calle verás terrazas de bares, graffitis, música y bares de conciertos y mucha gente. Parece que aquí la población es muy joven, sobre todo de espíritu. Si hubo alguna zona que me pareció más dinámica, son las calles de Courtenay (con muchísimos restaurantes), y Manners y Dixon… simplemente lánzate a tomar algo y disfrutar de la noche.
9.-Old Bank Arcade
Este bello edificio es la antigua sede del Banco de Nueva Zelanda. Actualmente son unas galerías comerciales muy bonitas, que me recordaron a las que también hay en Melbourne.
10.-Pukeahu National War Memorial
Por último, este memorial de guerra es otro de los monumentos de la ciudad, para honrar a los caídos en la I Guerra Mundial. Ya sabéis que Australia y Nueva Zelanda están plagados de estos memoriales.
Cómo llegar y dónde dormir en Wellington
El Aeropuerto de Wellington (WLG) está considerado como uno de los más peligrosos del mundo, por estar situado entre colinas, acabar ambos extremos de la pista en el mar, y por los fuertes vientos de la zona. Es un aeropuerto pequeño y solo ofrece conexiones internacionales con Australia, Singapur y Fidji. La mayoría de vuelos que operan aquí lo conectan con otras ciudades de Nueva Zelanda. En mi caso, tomé un vuelo desde WLG hasta Queenstown (ZQN), en la isla sur, con Jetstar. Todo fue bastante bien, y había mucha tranquilidad en el aeropuerto. Recuerdo que estaba sonando Scarlet de Brooke Fraser antes de despegar, algo que me transportó a otro espacio y me parecía perfecto en aquella situación.
Wellington es una ciudad pequeña y se puede recorrer perfectamente a pie. Si acaso, puedes coger un Uber para ir hasta algún lugar más lejano. Me alojé en el Marion Hostel, que creo que es el mejor hostel en el que he estado. Muy moderno, limpio, espacioso, con personal amable, con intimidad… perfecto.