La magia de MOSCÚ en invierno
Siempre he dicho que visitar ciudades en el tiempo adecuado es incluso más importante que la ciudad en sí. Moscú en invierno es la viva estampa de la tradicional Rusia gélida, de grandes abetos, de nieve, y de un ambiente navideño de cuento.
Escala en Moscú
Para volver de Los Ángeles a Alicante tenía muchas combinaciones posibles. Algunas venían directamente a Barcelona o hacían escala en ella; otras, más baratas paraban en Londres o en otras ciudades europeas. Pero aprovechando que eran los días 23 y 24 de diciembre, pensé en volver a Moscú, una ciudad que ya había visitado en dos ocasiones: en 2015 como fin de mi primera aventura rusa y en 2016 como primera etapa de la aventura transiberiana. Y como ambas fueron en verano, quería experimentar una visita a la capital más relacionada con el invierno del mundo.
El frío en Moscú
Las temperaturas en Moscú se sitúan de media en los -6.5ºC en invierno, con unas máximas de -4ºC y unas mínimas de -9ºC, pudiendo llegar a temperaturas registradas de -42ºC. Además, la sensación térmica es de menor temperatura, al estar emplazada en una gran llanura donde las mayores altitudes se localizan en las Colinas de Valdai (poco más de 300 metros de altitud) a una distancia de más de 300 km; y los lejanos Montes Urales. Por todo ello, el corazón de Rusia es aquel mito gélido que venció a Napoleón y que volvió a hacer lo mismo con Hitler.
Realmente hace frío. El viento es muy cortante y es imprescindible usar guantes (me los quitaba para hacer fotografías y me dolían las manos), y también es aconsejable utilizar algún gorro o capucha para la cabeza. Es un buen momento para probar el típico gorro de cosaco tan extendido en Rusia. Eso sí, a cualquier sitio que vayas encontrarás un calor muy agradable. Todo está preparado para el frío.
La ciudad en Navidad
Después del pasado comunista, donde la religión estaba prohibida, la Iglesia y la fe cristiana han resurgido de manera ferviente entre la sociedad rusa, llegando incluso a cierta ultraortodoxia muy conservadora e influyente. Moscú es una ciudad que se engalana para Navidad, y muchos de sus edificios exhiben muy cuidadas decoraciones, como los almacenes GUM o TSUM. También es bonito ver las numerosas instalaciones que la ciudad pone a pie de calle, como letreros con el número del nuevo año, esculturas de hielo (como una gran mole de hielo que servía de toboganes), pistas de hielo, o una exposición de árboles de navidad muy bien decorados. También es interesante observar las tiendas de navidad, llenas de abuelos comprando dulces y caramelos, casetas de puestos y mercadillos navideños, o los alumbrados colgantes de las calles peatonales.
Quizá el mayor inconveniente sea la falta de luz solar, ya que a las 4 de la tarde ya es de noche completamente, y que el frío sea un hándicap para visitar cómodamente la ciudad; pero merece la pena vivir, al menos, unas horas de Moscú en invierno y sentir su magia, pararte sobre la entrada del Teatro Bolshoi por la mañana para ver cómo recogen la nieve caída, darte codazos con señoras con gorros de cosaco en las abarrotadas tiendas, o tomarte una bebida caliente mientras ves todos los iconos de Moscú con una capa blanca.