El refugio de FRUŠKA GORA y el legado romano de SREMSKA MITROVICA
Un territorio consagrado para la historia romana y la fe religiosa
El asentamiento de Sirmium fue muy importante dentro del Imperio romano, y se estableció como una colonia, para hacer frente a los dacios, en el siglo I a.C. en la llanura de la Panonia, siendo capital de la Panonia Inferior desde el siglo II. Sirmium incluso vio nacer a 6 emperadores: Decio, Aureliano, Marco Aurelio Probo, Constancio II, Graciano el joven y Maximiano; y fue una de las cuatro capitales del Imperio dentro de la tetrarquía romana. A finales del siglo IV, los godos invadieron la ciudad y comenzó un periodo de vaivenes: entre disputas de bizantinos, hunos, ávaros y otros pueblos invasores. En el siglo VIII fue conquistada por los francos, y posteriormente por los búlgaros, que reestablecieron el episcopado en Sirmium y otras antiguas tradiciones cristianas, al igual que un resurgimiento de la ciudad en su prestigio. Después sería disputada entre los bizantinos y los húngaros.
En el siglo XII la ciudad era conocida por el nombre de un antiguo monasterio en honor a San Demetrio, por lo que se la llamaba Sveti Dimitrije, que derivó en Dimitrovica, y posteriormente Mitrovica. Se le añadió “Sremska” para hacer referencia a que es la Mitrovica de Sirmia, y diferenciarlas de otras Mitrovicas como la de Kosovo. Es por ello, que en español sería algo así como “San Demetrio de Sirmia“. Aunque por este entonces pertenecía a un señorío serbio, en el siglo XVI fue conquistada por los otomanos, y perduró por dos siglos así hasta el dominio de los Habsburgo. Después de la I Guerra Mundial, la ciudad pasaría formalmente a ser parte de Serbia, aunque durante la II Guerra Mundial y la invasión croata, estos le volvieron a cambiar su nombre a Hrvatska Mitrovica (la Mitrovica croata). En este entonces, muchos serbios fueron enviados a un cercano campo de concentración.
Actualmente, Sremska Mitrovica cuenta con unos 80 000 habitantes y la gran mayoría de su población es serbia, aunque también hay una minoría croata. La ciudad se encuentra a orillas del Sava, en una fértil región dentro de la Provincia Autónoma de Voivodina, y la agricultura es muy importante en toda esta zona. A pesar de su pequeño tamaño, la importancia de Sremska Mitrovica es muy alta y reconocida en Serbia gracias a su legado romano. A mí me pareció un lugar agradable y amable, y perfecto para continuar después con una visita a la montaña de Fruška Gora, Parque Nacional y de gran interés por sus monasterios. Más abajo te cuento más sobre esta excursión a la montaña más sagrada de Voivodina.
Qué ver en Sremska Mitrovica
Dejé mi coche muy cerca del Carska Palata Sirmium (el Palacio Imperial Romano) y fue lo primero que visité, lo más importante y característico de Sremska Mitrovica. Aquí están los restos del palacio imperial romano, y también se muestran las calles de la ciudad (como una especie de mini Pompeya), con mosaicos, y también restos de un circo romano. Frente al palacio hay una rotonda con algunas columnas y en la calle de enfrente, de un cerdo y un perro, razas que antiguamente se exportaban desde Sremska Mitrovica.
Desde aquí fui hasta el parque de la ciudad, Gradski park, bastante bonito y cuidado, donde está el Museo Srem. Y justo detrás, está el mismo centro de la ciudad: la plaza Magicni Trg, con su imponente biblioteca.
Un poquito más adelante, siguiendo hacia el suroeste, llegarás a la plaza Trg Sveti Stefan, donde está la Catedral de San Demetrio, que da nombre a la ciudad, aunque la construcción actual data de finales de siglo XVIII. Es de culto ortodoxo y su estilo es neoclásico. Por aquí recuerdo que había muchas panaderías con un olor delicioso.
Desde aquí continué hasta Zitni Trg, o la plaza del mercado de trigo, que era uno de los centros de la ciudad desde antaño. Las casas que la rodean pertenecen a la burguesía de la ciudad, incluyendo la casa del alcalde. Aquí también se conserva parte de la ciudad romana de Sirmium, por lo que se puede atestiguar que siempre fue el centro de la ciudad.
Después me acerqué hasta el mercado (Pijaca), situado entre las calles 28 marta y Pusnikova. Aquí había calles dedicadas a prendas de ropa, a verduras, productos de menaje y cocina, etc. También un mural muy bonito que representaba la antigua Sirmium. Después volví a la Magicni Trg, y seguí hacia el lado contrario, por la calle Sv. Dimitrija, hasta llegar a la Catedral basílica de San Demetrio (sí, se llama igual que la otra, pero esta es católica), de principios de siglo XIX.
Por último, en Sremska Mitrovica puedes visitar el Monumento a los héroes de la II Guerra Mundial, en un parque un poquito al norte de la ciudad. Por aquí había muchas familias de picnic con los niños. Y si tienes tiempo, al sur de Sremska Mitrovica se encuentra el humedal de Zasavica, refugio de biodiversidad y uno de los humedales auténticamente preservados en Serbia, donde hay castores.
Excursión a Fruška Gora
Fruška Gora es una montaña de 80 x 15 km, que se alza imponente y destaca entre la llanura circundante, constituyendo una auténtica isla de bosque en mitad de un terreno agrícola. Tiene una altitud de 539 metros, y antiguamente constituía una isla dentro del mar Panónico. Cercada por el río Danubio al norte, y el Sava por el sur, aquí hay tilos, robles, hayas, y demás fauna que compone un ecosistema frágil y aislado. Es muy querida por sus bellos paisajes, y este espacio fue declarado Parque Nacional desde 1960, el más antiguo del país.
Quizá fuera el paisaje y la condición de montaña aislada y única lo que desde antaño la hizo ser elegida por numerosos monasterios para establecerse allí. Fruška Gora es una montaña con cierto halo sagrado, que también es apodada “el Monte Athos de Serbia” o la “joya de Serbia”. La mayoría de monasterios fueron construidos entre los siglos XII y XV, en total hay 16 monasterios y en ellos se respira mucha tranquilidad. Fruška Gora también es famosa porque, durante la II Guerra Mundial, muchos partisanos comunistas se escondieron aquí y realizaban sus ataques contra las potencias del Eje que ocupaban la península balcánica.
En la fértil llanura que rodea a Fruška Gora hay una amplia extensión de cultivos de viñedo, y el vino de este lugar es de los mejores de Serbia (junto con el de Negotin, al este). De hecho, la viticultura se remonta siglos atrás, y en el XV ya era conocida por los mejores vinos de la llanura húngara. La mayoría de pueblos que verás por aquí son los típicos de Voivodina, con un aire muy húngaro: apiñados para dejar el espacio libre a los cultivos, y a menudo siguiendo una calle principal, con casas a uno y otro lado, a cierta distancia de la calle y separadas de esta por una pequeña porción de jardín.
Un consejo para visitar Fruška Gora es que vayas con tiempo: por las carreteras se tarda bastante (suelen tener muchas curvas y muchas de ellas tienen muchísimos baches, casi socavones); y, además, muchos de los caminos que te marcan tanto Google Maps como las propias señales son caminos de tierra. Yo tuve que reducir el itinerario. El primer monasterio que visité fue el Monasterio Besenovac, que según la leyenda fue fundado por el rey Dragutin a finales de siglo XIII. Está dedicado a los santos Miguel y Gabriel, y durante la II Guerra Mundial fue destruido por completo (la renovación es de 2013). Cerca de aquí se supone que está el lago Besenovac, pero no pude ir.
El Monasterio Ravanica se encuentra en el pueblo de Vrdnik, y se fundó a finales de siglo XVI. Contiene el relicario del príncipe Lazar y otras reliquias. Cuando lo visité estaban pintándolo. En el pueblo de Vrdnik se encuentra la Torre de Vrdnik (Vrdnicka kula), los restos de una fortaleza medieval. También hay un complejo termal donde anuncian muchas aventuras. De aquí me fui al Monasterio Jazak, que fue fundado en 1736 y donde está enterrado el rey Stefan Uros V. Me pareció de los más bonitos, tanto por dentro como por fuera.
Seguidamente, me fui hasta ver el monasterio de Novo Hopovo, construido en 1641 (dentro tiene una iglesia preciosa); y el de Staro Hapovo, algo más adelante, en un lugar más recóndito pero muy bello, construido en 1546. Por último, hay algunos sitios que merecen mención, sobre todo si vas a hacer un picnic por Fruška Gora: los lugares de Strazi Lovo, Testera, Popovica, Zmajevac; y también el Iriski Venac, donde está el mirador más alto y donde se encuentra el Memorial Sloboda; el Lago Ledinci, o el Monasterio Beocin, ya descendiendo hacia Novi Sad.