Qué ver en BRUJAS, la bella melancolía belga
Antaño el mayor puerto comercial del norte de Europa, dio paso a una reliquia romántica y melancólica
Situada en la costa flamenca, el emplazamiento de Brujas era estratégico para defender el territorio frente a las incursiones por mar. Así lo entendieron los romanos y los francos, quienes conquistaron el territorio y comenzaron a fortificarlo. Los ataques vikingos seguían sucediéndose, y en el siglo IX el conde de Flandes volvió a revitalizar las fortificaciones de siglos anteriores, como método para relanzar el comercio con Inglaterra y con Escandinavia. La ciudad creció con la construcción de canales y murallas, tanto que se alzó como la capital del Condado de Flandes.
Brujas estaba especializada en el comercio y era la ciudad principal para esta actividad en el Mar del Norte, siendo una de los principales puertos de la comercial Liga Hanseática. Situada a poca distancia de la costa, y conectada mediante un canal, a menudo las tormentas y la sedimentación hacían necesario restaurarlo para permitir su supervivencia. También innovaron en cuanto a los métodos de pago de comercio, emitiendo cheques y letras de crédito. La ciudad acogió a una gran variedad de comerciantes de todas las partes del mundo. Entre los productos más destacados, la lana procesada y sus productos textiles derivados.
En el siglo XIII también se incentivó el comercio con el Mediterráneo, lo que motivó que incluso los genoveses se establecieran con una representación comercial oficial en la ciudad. En 1309 se abrió la bolsa comercial, que se discute si es la más antigua del mundo. Los castellanos también llegaron a Brujas con el comercio de la lana, con gran presencia de vascos. En el siglo XIV, rebeldes brujenses se sublevaron contra los franceses, quienes controlaban la ciudad, en la llamada Batalla de las espuelas de oro, ocurrida en Kortrijk. La ciudad ganó fama de valiente, fuerte y tenaz, al estar protegida por sus propias milicias. Posteriormente, se unió con otras tres ciudades (incluyendo Gante) en una especie de mancomunidad parlamentaria, que no tuvo demasiado éxito.
El siglo XV comenzó con un gran esplendor en lo artístico de Brujas, con el asentamiento de famosos pintores de la escuela flamenca, e incluso se imprimió aquí el primer libro en inglés (Flandes siempre tuvo muy buena relación con Inglaterra). Sin embargo, en el siglo XVI el canal que había permitido la conexión con el mar abierto y su comercio, comenzó a sedimentarse irreversiblemente… lo que significó que Brujas entró en crisis y en un declive muy acusado, y la actividad comercial se trasladó a Amberes. A pesar de los esfuerzos por reformar las infraestructuras, Brujas ya había perdido en favor de Amberes. Mientras tanto, era conocida como “Brujas la muerta”, y la ciudad fue utilizada por algunos reyes ingleses como lugar de exilio.
El renacer de la ciudad llegó en el siglo XIX de la mano del turismo. Desde tempranos inicios, fue visitada por franceses e ingleses y se estableció una sociedad para promocionar el turismo. A la vez, se inauguró el nuevo puerto de Brujas, en el litoral, llamado Zeebrugge. Pasó casi intacta en las dos guerras mundiales, ya que su importancia económica y estratégica se había esfumado. En los años sesenta se llevaron a cabo las restauraciones de patrimonio de la ciudad, convirtiéndola en un atractivo turístico de primer orden, que fue una de las primeras capitales europeas de la cultura, en 2002.
Hoy Brujas tiene unos 120 000 habitantes y es una de las principales ciudades de Bélgica. Su oferta de museos es muy rica, y también la de educación: aquí se encuentra el Colegio de Europa, una prestigiosa institución de posgrado de economía, derecho y política. Pero, sobre todo, Brujas es el principal reclamo turístico del país. Llamada la Venecia del norte por sus numerosos canales, Brujas conserva un conjunto arquitectónico medieval de los mejores preservados de Europa. La ciudad está inundada de turistas, tanto que llega a ser agobiante y hace que pierda un encanto para transformarse en un lugar masificado y un decorado que llega a ser artificial.
El nombre de Brujas es flamenco es Brugge, y no, no tiene nada que ver con las brujas. De hecho, viene del germánico Bryggia, que significa puentes, y que también se utilizaba para designar a los muelles marítimos. Pero sí que guarda un halo así como de crepúsculo, cierto aire triste y melancólico, quizá derivado de la pérdida de poder económico y pujanza de tiempos pasados, pero también muy romántico: Brujas es considerada una de las ciudades más románticas de Europa, y muchos enamorados la eligen cada año de escapada. Quizá sean sus paisajes de canales tranquilos adornados por sauces llorones, el atardecer reflejado en sus aguas, pequeños puentes que aparecen por sorpresa…
Visité Brujas por primera vez en el 2000. Yo era un enano y recuerdo que me encantó mucho. Volví en el 2005 y también nos volvió a enamorar. Además de por el paisaje, porque el chocolate en polvo que he probado en Brujas es insuperable, muy intenso y afrutado. También el bordado de encaje es muy famoso en la ciudad. Recuerdo que ambas veces era mayo, y hacía un frío de cuidado (para los estándares mediterráneos). Volví a finales de octubre de 2022, y mi sorpresa fue encontrar Brujas en un estado muy diferente al que lo había visto diecisiete años antes. Tan lleno de gente que realmente no pude disfrutarla como hubiera querido, y un calor inusual para esa época del año.
16 lugares que ver en Brujas
1.-Walplein y Katelijnestraat
Llegamos a la estación de trenes de Brujas y comenzamos a andar, todas las personas del vagón en fila, por la calle Oostmeers, como si fuera una expedición. Esta calle te llevará hasta el mismo centro de Brujas. Nosotros optamos por separarnos un poco del gentío y giramos hacia Zonnekemeers para ver la puerta del mismo nombre. Esta era una de las entradas a la ciudad, que daba paso a un barrio poblado por tejedores, y donde había una destilería de ginebra y fábricas de harina de patata. Cruzamos el canal, donde había unas bonitas vistas hacia la Iglesia de Nuestra Señora. Pronto se llega hasta la plaza Walplein, donde hay varias terrazas y edificios típicos, y seguimos por Walstraat hasta llegar a la calle Katelijnestraat, una de las principales de Brujas, llena de comercios típicos.
2.-Iglesia de Nuestra Señora y Museo Gruuthuse
Tras pasear por la Katelijnestraat un poco (y aprovechamos para comer por ahí), cruzamos el bonito puente de Mariabrug en dirección a la altísima iglesia de Nuestra Señora. Antes de eso se encuentra el Museo Memling, ubicado en el antiguo hospital de San Juan, del siglo XI. Ya llegamos a la iglesia, construida en el siglo XIII y terminada en el XV, en un estilo gótico muy bonito. Hecha en ladrillo, es de las más altas en esta construcción y llega a casi 116 metros de altura. En su interior se encuentra la famosa escultura de Madonna y el niño de Michelangelo, además de otros cuadros de Van Dyck. Casi anexo a la iglesia se encuentra el Museo Gruuthuse, un palacio antiguo donde conocer la historia de Brujas, y con un exterior muy bonito. Un lugar que nos sirvió de relajación entre tanto ajetreo.
3.-Puente Bonifacio y Museo Groeninge
El puente de Bonifacio se construyó a principios de siglo XX, por lo que realmente no es un lugar tan histórico como otros, pero es un rincón super cuqui de la ciudad, sobre uno de los canales más pintorescos, con casas típicas de madera y ladrillo, y con la iglesia de fondo. Uno de esos lugares que le dan encanto a Brujas. Al lado se encuentra el parque Arentshof, con esculturas modernas que representan los cuatro jinetes del Apocalipsis, y más allá tienes el Museo Groeninge, que alberga una impresionante colección de arte arte flamenco clásico y contemporáneo.
4.-Muelle del rosario
El lugar más bonito de Brujas, más bucólico y más fotografiado. Antes de llegar a él, fuimos paseando por el muelle Dijver, que tiene unas vistas muy bonitas, y que es cruzado por el puente de Juan Nepomuceno. Desde aquí ya verás mucha gente agolpada en uno de sus muelles, el del rosario, con el campanario Belfort al fondo, tras una postal de edificios de ladrillo y el sauce llorón.
5.-Huidenvettersplein y mercado de pescado
Un poquito más allá del muelle del rosario se encuentra la plaza Huidenvettersplein, la antigua plaza de los curtidores. También al lado está el mercado del pescado, un lugar se supone que más cotidiano, pero cuando fuimos estaba lleno de puestos de souvenirs. Esta parte da al canal Groenerei, que como todos los canales de Brujas, también ofrece unas bonitas vistas.
6.-Ayuntamiento de Brujas y palacio de justicia (Brugge Vrije)
Probablemente, el punto más bonito de Brujas si exceptuamos las vistas paisajísticas a los canales. Antes habrás pasado por el callejón Blinde-Ezelstraat, que tiene suspendido un pasadizo, y llegarás hasta la plaza De Burg, donde se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad. Fue construido en los siglos XIV y XV, en un estilo gótico y es uno de los más antiguos de toda Bélgica. A su lado verás el Brugge Vrije, franconato o palacio de justicia, un edificio del siglo XVIII con un exterior barroco muy elegante y bonito. En la plaza verás también que hay un puesto de gofres y bastante cola: dicen que es el mejor de Brujas. No te puedes ir de Bélgica sin probar uno, así que este puede ser una buena opción. En la plaza también hay un espacio como de parque con sillas, donde nos sentamos a degustarlo, frente a la escultura de los amantes.
7.-Basílica de la Santa Sangre
Y en la misma plaza De Burg verás en un rincón, un precioso edificio que es la basílica de la Santa Sangre. Fue construida en el siglo XII como una capilla de la residencia del conde de Flandes, y alberga la reliquia de la sangre de Cristo, traída desde Tierra Santa. Su estilo es una mezcla, predominando el original románico y la última remodelación en neogótico. Un lugar súper chulo y místico, nos encantó.
8.-Grote Markt: Torre Belfort y Provinciaal Hof
La gran plaza de Brujas es realmente eso: una gran plaza donde se realizaba el mercado de la ciudad, con edificios de los diferentes gremios, y donde se encuentra el campanario o Torre Belfort. Este fue construido en el siglo XIII, en pleno apogeo de Brujas, y albergaba el tesoro y los archivos municipales, además de servir como un puesto de observación y vigilancia contra incendios y otros peligros. En la plaza se encuentra también el edificio del gobierno provincial de Flandes Occidental, en un estilo neogótico muy bello. La plaza está llenísima de gente, terrazas, coches de caballo que irrumpen estrepitosamente, y también suelen celebrarse conciertos o eventos aquí.
9.-Teatro municipal y museos del chocolate, patatas fritas y cerveza
Desde la plaza anterior (donde en uno de sus costados puedes encontrar el museo de la cerveza), nos dirigimos hacia el norte, por la calle Vlamingstraat. Aquí parecía que empezaba a haber menos gente, y se agradecía. Pasamos por delante del teatro municipal, neobarroco del siglo XIX, y en sus alrededores puedes visitar el museo del chocolate y otro dedicado a las patatas fritas. Como ves, junto con la cerveza, esta es la trilogía belga y no puede ser mejor…
10.-Plaza Jan Van Eyck
Una plaza muy bonita y típica, sosegada, con la estatua del famoso pintor Van Eyck, quien vivió, trabajó y falleció aquí en Brujas. En esta plaza verás la casa de la aduana, un bellísimo edificio medieval donde se realizaba el cobro de peajes para los barcos que atracaban en Brujas. La plaza se abre al canal Spiegelrei, donde es muy agradable pasear. Recomendadísimo.
11.-Ter Duinenbrug y paseo por el Spiegelrei
Pasear por el canal Spiegelrei es una maravilla, un lugar muy tranquilo y alejado del agobio del centro, mientras vas viendo casas típicas brujenses, entre los paseos Langerei y Potterierei. Más adelante, verás el puente Dune, levadizo de madera, y al final, la Iglesia de Nuestra Señora de la Alfarería (OLV ter Potterie), un hospital del siglo XIII, convertida en una iglesia y posteriormente en un museo de alfarería.
12.-Kruisvest y Molino de San Juan (Sin Janshuismolen)
Al final del paseo, el canal aumenta su tamaño y se convierte en el que conecta con Oostende, ya en mar abierto. Aquí hay unos paisajes bonitos, un puente levadizo más grande para dejar pasar a barcos de mayor envergadura, y se abre el parque de Kruisvest, un paseo paralelo al canal donde hay varios molinos de viento de madera. Entre ellos, el de San Juan es el más bonito. La mayoría son del siglo XVIII.
13.-Barrio de Santa Ana y Museo folclórico
Desde aquí volvimos al centro de la ciudad, pasando por el Barrio de Santa Ana, un entorno muy chulo que ver en Brujas. Se trata de un barrio típico, que ha sabido preservar su identidad. Las calles son preciosas y las casas muy típicas. Por aquí se encuentra el museo folclórico.
14.-Catedral de San Salvador y Sint Jakobstrasse
Una vez de vuelta en el centro, emprendimos nuestro camino de regreso a la estación de trenes, pero antes debíamos visitar un par de sitios más. Desde la Grote Markt, esta vez tomamos la calle de San Jacob (Sint Jakobstrasse), muy animada, hasta llegar a la Catedral de Brujas, en honor a San Salvador. Fue construida entre los siglos XIII y XIV y es la más antigua de la ciudad, en un estilo gótico y neogótico.
15.-Begijnhof
El beguinaje de Brujas es uno de los más bonitos de Bélgica, y un remanso de paz. Llamado De Wijngaard o el monasterio de la viña, fue construido en 1245, en un entorno amurallado y separado de la ciudad, para albergar a la comunidad de las beguinas. Este era un movimiento en el que la mujer tenía su independencia, vivía su vida y emprendía labores artesanales y de empresa, a la misma vez que seguía una moral cristiana y reformada de la fe. Aquí vivieron las beguinas hasta el 1927, cuando se transformó en un monasterio benedictino. El entorno es fabuloso y muy chulo. Además, choca que haya que cruzar un puente para llegar a él, en mitad de un lago con cisnes.
16.-Minnewaterpark
Y, por último, antes de llegar a la estación de tren, visitamos el parque Minnewaterpark, uno de los sitios más bucólicos de Brujas. Este es un parque público con un gran lago, llamado “lago del amor”, cruzado por el puente de los amantes, y donde puedes ver algunas construcciones como el Castillo Faille, de 1890, construido por un comerciante brujense; o la torre de la pólvora, que sirvió como depósito de municiones.
¿Considerarías Brujas para una escapada romántica?
