Qué ver en BRUSELAS, la capital de Europa
Bruselas es la ciudad que mejor define el alma europea
Aunque estuvo ocupada por los romanos, el asentamiento de Bruselas se originó en tiempos del Imperio franco, con la construcción de una capilla por St Géry en el siglo VI, en una isla del río Senne. De ahí deriva el nombre de la ciudad, que quiere decir “ermita del pantano“. No obstante, la fundación oficial de la ciudad no fue hasta el siglo X por el Duque de Lorena, quien la fortificó. Pasaría después a pertenecer al Conde de Lovaina, y la ciudad, en mitad de la ruta comercial entre Brujas, Gante y Colonia, comenzó a crecer, especializándose también en la producción textil. Los condes de Lovaina se erigieron como Duques de Brabante, una región que se integró dentro del Sacro Imperio Romano Germánico, pero que no dependía del rey francés (como sí lo hacía Flandes).
En el siglo XV, los enlaces matrimoniales entre las casas dinásticas hicieron que la región fuera administrada por los Habsburgo, y Bruselas se alzó como la capital principesca de los Países Bajos borgoñanos, comúnmente llamados las Diecisiete Provincias. Más tarde, al comenzar el siglo XVI, las herencias hicieron que pasara a dominio español, con el matrimonio del heredero de los Habsburgo con la primogénita de los Reyes Católicos: el nuevo emperador sería Carlos I de España y V de Alemania, que se coronó aquí en Bruselas. La ciudad siguió ganando fama respaldada por su condición de una de las capitales del Imperio español de los Habsburgo, y sus tapices y bordados eran muy reconocidos.
Los vecinos franceses siempre desearon Bruselas y en 1695 emprendieron una guerra que devastó a la ciudad y significó la pérdida de gran parte de su patrimonio, aunque no consiguieron tomarla. Con la firma del Tratado de Utrecht, los ganadores borbones transfirieron los Países Bajos a los Habsburgo austríacos, como consecuencia del fin de la Guerra de Sucesión española. Surgió entonces un periodo de cambio de manos entre franceses y austríacos por el control de Bruselas, que finalmente permaneció en manos francesas hasta 1815 y la derrota de Napoleón en la Batalla de Waterloo. La paz arreglada en el Congreso de Viena de ese mismo año significó que Bruselas se unió al Reino de los Países Bajos.
Sin embargo, duró poco en el reino neerlandés, pues quince años más tarde una revuelta comenzada en el Teatro de la Moneda por los rebeldes belgas hizo separar a Brabante, y Bélgica consiguió su independencia en 1830. El rey Leopoldo I fue su primer dirigente, quien mandó derribar las murallas de la ciudad para que esta pudiera crecer. Bruselas comenzó a aglutinar gran poder financiero, a industrializarse con la llegada de maquinaria inglesa, y a tener una red de transporte ferroviario que dinamizó y enriqueció a la ciudad. Históricamente flamencoparlante, el francés comenzó a extenderse cada vez más. El siglo XIX vio crecer vertiginosamente a la ciudad, pasando de 80 000 habitantes a 625 000, lo que hizo necesario remodelar urbanísticamente la ciudad conforme al estilo de la época, con grandes bulevares y el estilo art nouveau.
Bruselas comenzó a labrar su fama de anfitriona internacional con la celebración de diversas ferias, conferencias y exposiciones mundiales. Fue ocupada por Alemania en las dos guerras mundiales, sufriendo grandes daños en la segunda. La devastación europea y la necesidad de armonía, unión y consenso hizo de Bruselas la ciudad elegida para cristalizar estos valores: así nació la etapa de mayor esplendor de la ciudad. Así pues, desde la II Guerra Mundial, Bruselas se ha convertido en el mayor centro político internacional y sede de numerosas instituciones y organizaciones, como la OTAN, multitud de multinacionales y negocios, así como de instituciones de educación, ciencia y tecnología… y, sobre todo, la Unión Europea. Todo ello ayudado por su situación en pleno corazón europeo, en el centro de las conexiones entre París, Berlín, Londres y Ámsterdam.
Bruselas es la capital de facto de la Unión Europea, ya que acoge un gran número de instituciones europeas, entre ellas el parlamento, la Comisión Europea y parte del poder judicial (este está localizado principalmente en Luxemburgo). Por ello, a menudo se equipara decir “Bruselas” con “Unión Europea”. La ciudad está llena de personas de todos los países europeos, muchos de los cuales son trabajadores, diplomáticos o representantes. Ello muestra un carácter muy abierto de la ciudad, que encarna un sentimiento de que es parte de todos. Algo que se refleja en los idiomas de Bruselas: verás casi todo en tres idiomas: francés, flamenco e inglés. El francés sirve como lengua franca (más del 90 % de la población lo habla), aunque el inglés está súper extendido por su carácter tan internacional.
Bruselas está incluida tanto dentro de la comunidad francoparlante como de la flamencoparlante, aunque políticamente es una entidad separada llamada Región Capital de Bruselas, independiente de Valonia (la parte francófona) y Flandes (la flamenca). Hoy en día, Bruselas tiene una población de 1,2 millones de habitantes, pero realmente es un continuo urbano, una conurbación que hace que su área metropolitana llegue a más de 2,5 millones. A ello hay que sumarle todos los trabajadores y visitantes que la ciudad acoge. También hay que mencionar que ha recibido una gran cantidad de población inmigrante de origen árabe, que hace que en torno al 25 % de la confesión sea la islámica. La mayoría suelen vivir en barrios concretos y empobrecidos, con un gran problema de delincuencia y radicalización. Incluso hay partidos políticos muy radicales en este aspecto.
He visitado Bruselas en tres ocasiones: en el 2005, en 2010 y en 2022. Mis tres visitas han coincidido en la apariencia de una ciudad muy gris, seria y un tanto aburrida, algo compartido por los trabajadores europeos que aborrecen Bruselas pronto. Eso no quita que haya ciertos aspectos en los que la ciudad da bastante gusto: cuando se sabe encontrar el placer de un día soleado, de conocer lugares donde salir, de cervezas improvisadas al terminar el trabajo, o de una oferta cultural grandísima. Bruselas tiene muchas cosas que ver, y también que comer: verás tiendas de gofres por doquier, además de chocolaterías con preciados bombones, cervecerías muy concurridas, puestos de patatas fritas…
No puedo decir que Bruselas me entusiasme. Ojo, sí que la he disfrutado y me ha gustado recorrer sus calles y elegantes edificios, pero es una ciudad que me parece fría y algo hostil. Quizá sea porque siempre está en el punto de mira por su simbolismo europeo, pero parece que se respira un clima de estar alerta. Sobre todo, en 2016 sufrió el peor ataque terrorista islámico de la historia del país, y desde entonces parece que hay una psicosis latente. Nos alojamos en pleno centro de Bruselas, y yo me sentí así. Las calles oscuras y poco iluminadas, bastante basura y suciedad, comercios y habitantes eran la mayoría de origen árabe, además de otra gente de mal aspecto, alcoholizada… no daba sensación de seguridad. Incluso opté por dejarme la cámara en el apartamento para el paseo nocturno. Por la mañana, se tenía la impresión de que la ciudad había sobrevivido una noche más. Lo siento por la dureza de mis palabras.
Qué ver en Bruselas
1.-Parlamento Europeo
Aunque algo alejado del centro de la ciudad, el barrio europeo es uno de los sitios que hay que visitar en Bruselas sí o sí. Llegar hasta la Plaza Luxemburgo y ver los nuevos y acristalados edificios de la Unión Europea es algo impresionante, sobre todo si te gusta la historia y la política. Además de pasear entre todas las banderas, puedes ver fragmentos del Muro de Berlín, y sobre todo, visitar el hemiciclo del parlamento. La visita es gratuita, pero conviene reservarla aquí: https://visiting.europarl.europa.eu/es/visitor-offer/brussels/hemicycle También puedes optar por visitar otras dependencias, como el Parlamentarium, un espacio de exposiciones de temática europea.
2.-Atomium
Convertido en el símbolo de Bruselas, el Atomium es un monumento reciente: se construyó en 1958 para una exposición mundial. La construcción es un átomo gigante de acero, que en su interior tiene diversas escaleras y espacios de exposición. Está bastante alejado del centro, en el norte, y puedes acceder a él utilizando el transporte público. Nosotros fuimos en la línea 51 de tranvía, pero puedes coger el metro (línea 6) o el autobús (84 y 88). Muy cerca también puedes visitar el complejo Mini Europe, un parque con esculturas de los principales monumentos europeos.
3.-Teatro de la Moneda
Volvimos del Atomium al centro de Bruselas, y nos bajamos en la Place Brouckerie. Aquí ya está muy cerca de la Rue Neuve, una de las principales calles comerciales de Bruselas. Cerca está el Teatro de la Monnaie o de la Moneda, la sala de ópera donde comenzó la revolución belga que dio la independencia al país en 1830. El edificio data de 1818, aunque ha sido remodelado después, y tradicionalmente fue considerada la ópera más importante después de la de París.
4.-Zinneke Pis e Iglesia de St Catherine
Seguimos para visitar la Iglesia de St Catherine, católica de 1874, construida sobre un anterior templo del siglo XV. Su aspecto es muy bonito, de aspecto neogótico y otros estilos eclécticos. Más adelante continuamos para llegar al Zinneke Pis, una escultura de bronce puesta en 1998, que retrata a un perro meando en un poste. Verás que, aunque uno de los símbolos de la ciudad es el archiconocido Manneken Pis, le han salido competidores muy simpáticos. También visitamos el mercado de Les Halles, situado en la Plaza de St Géry.
5.-Manneken Pis
Esta pequeña estatua de bronce, de apenas unos 65 cm, es uno de los lugares de Bruselas más queridos y que simboliza el carácter independiente bruselense. Fue hecha en 1619, aunque antes había otra de piedra desde el siglo XIV, y siempre fue defendida y protegida por los habitantes en momentos de asedio. Fue robada varias veces, lo que incrementó su fama. También hay varias leyendas sobre el origen del niñito meando. Una dice que, en mitad de un ataque enemigo, habían puesto pólvora bajo las murallas y un niño vio la mecha y la apagó orinando encima. Otra dice que un niño cagó en la puerta de una casa de una bruja, y esta lo maldijo haciendo que estuviera siempre orinando, pero un hombre lo vio y lo sustituyó por la estatua para cambiarle el hechizo. Otros dicen que era el hijo de un rico comerciante que se perdió por la ciudad, y cuando lo encontraron, estaba meando en una fuente y su padre hizo construir esta representación como agradecimiento por haberlo encontrado. Sea como sea, la estatua es pequeñita y recuerdo que cuando la vi por primera vez me decepcionó mucho. Tantísima gente para ver una miniatura… pero después me ha parecido más bonita sabiendo las historias.
6.-Grand Place
La gran plaza bruselense es una auténtica maravilla, el centro neurálgico de la ciudad y es que es súper elegante, con unas fachadas que dan cuenta del poder económico que logró la ciudad. Contemplar todas las casas de los gremios comerciales, con fachadas con pan de oro, profusamente decoradas con estatuas, es una pasada. Aquí destacan dos edificios: el Ayuntamiento de Bruselas, con su altísima torre de 96 m, construido en el siglo XV en un estilo gótico bellísimo; y la Casa del Rey, un edificio que acogía el despacho del Duque de Brabante y posterior rey de España, reconstruida en un neogótico, y que hoy acoge el Museo de la ciudad, con una colección de los trajes que ha llevado el Manneken Pis. También está en otro costado la mansión de los duques de Brabante, y algunos gremios que tienen nombres según sus esculturas: el árbol de oro, el cisne, la paloma… También, si entras a la plaza por la calle Rue Charles Buls, pasarás por un pasadizo con la escultura de un cuerpo yacente, de Everard T Serclaes, quien era el alcalde de Bruselas que se opuso a que el rey Leopoldo II destruyera la plaza. Verás que hay una parte que todo el mundo toca, dicen que trae suerte y que volverás a Bruselas.
7.-Galerías St Hubert
Tras la Grand Place, hacia el norte, se abre el barrio más típico de Bruselas con las calles Rue des Bouchers y Rue du Marché aux Herbes como ejes principales, donde verás mucho ambiente. Muy cerquita de la Plaza Marché aux Herbes, donde hay mucha gente descansando y terrazas para tomar algo, verás las galerías St Hubert, consideradas las primeras galerías de Europa, construidas en 1847 y unas de las más elegantes también.
8.-Delirium Café y Jeanneke Pis
Y siguiendo por la Rue des Bouchers llegarás, entre restaurantes, a una de las zonas de fiesta más importantes de Bruselas: el Delirium Café, donde puedes encontrar cervezas de todo el mundo, y también diferentes ambientes. Tiene varios locales uno al lado de otro, cada uno con música diferente, más o menos fiestera, de relax… A nosotros nos encantó venir aquí. Enfrente se encuentra otra estatua meando: esta vez la niña Jeanneke Pis, puesta en 1987 como la versión femenina del Manneken Pis.
9.-Bolsa de Bruselas e Iglesia de San Nicolás
Continuamos nuestro paseo, y pasamos por la Iglesia de San Nicolás, del siglo XII y que alberga una colección de Rubens, y también por la Bolsa de Bruselas, fundada por Napoleón en 1801, en un edificio de aspecto neoclásico y neorrenacentista. Se encuentra en el amplio Bulevar de Anspach, uno de los ejes de Bruselas, precisamente donde teníamos nuestro apartamento.
10.-Catedral de San Miguel y Santa Gúdula
Volviendo de nuevo entre las calles del centro de Bruselas, nos dirigimos hacia la parte este de la ciudad, y el primer lugar que visitamos fue la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, comenzada a construir en el siglo XIII donde se encontraba la primigenia ermita que dio lugar al asentamiento de Bruselas. Fue terminada en el 1500, en un estilo gótico brabantino muy bonito, con unas líneas verticalísimas que la estilizan mucho. Es la utilizada por la casa real belga para todas sus ceremonias.
11.-Mont des Arts
Desde aquí seguimos hasta el Monte de las Artes, un espacio ajardinado con unas vistas muy chulas hacia la ciudad de Bruselas. Da inicio la estatua ecuestre del rey Alberto I, tercer rey belga, y le siguen unos jardines, fuentes y escaleras muy bonitos: no te puedes perder esto si visitas Bruselas. Desde la terraza de arriba tendrás una panorámica muy chula, pero es que si miras hacia atrás también te gustará. El lugar está flanqueado por la Biblioteca Real y el Museo de Bellas Artes a un lado, y por el otro, el bello edificio Old England. Al fondo, la Iglesia de Santiago en la Plaza Real. Un entorno único y que tienes que ver.
12.-Barrio de Sablon
Sablon es uno de los barrios más típicos y bonitos de Bruselas, y merece la pena escaparse hasta aquí para recorrer tranquilamente sus calles. Empezamos por la Place Grand Sablon, y comenzamos a ver tiendas de antigüedades y casas de aspecto muy elegante. Detrás de esta plaza está la Iglesia de Notre Dame de Sablon, del siglo XV, construida por la clase más pudiente bruselense. Da a un parque muy bonito, que es la Place du Petit Sablon, con las estatuas del Conde de Egmont y el Conde de Hornes. Estos habían sido fieles a los Habsburgo españoles, pero después fueron ajusticiados y dieron paso a la rebelión por la independencia.
13.-Palacio de Justicia
Continuamos un poquito más lejos hasta la Plaza Poelaert, desde donde también hay unas vistas fabulosas de Bruselas, se ve todo, hasta el Atomium al fondo. Aquí hay una noria gigante y un ascensor para bajar a la ciudad, que queda en lo bajo. Pero, sobre todo, llama la atención el imponente Palacio de Justicia, construido en 1883 y que es inmenso, más grande que la Basílica de San Pedro de Roma. Cuando fuimos estaba en rehabilitación y fue una pena, pero tiene que impresionar. Detrás se encuentra la Place Louise, bulevar de Waterloo y Avenida del Toison d’Or, una parte más moderna de la ciudad, donde paramos a descansar y a comer.
14.-Palacio de Bruselas
Y ya casi de vuelta, volviendo a pasar por la Plaza Real y la Iglesia de Santiago, seguimos para ver el Palacio de Bruselas, la residencia oficial del rey de Bélgica (aunque solo utilizada para actos oficiales). Su construcción es reciente, del siglo XIX, cuando Bélgica fue por primera vez independiente como reino, y su estilo es neoclasicista. Se encuentra frente al Parque Real, donde puedes ver el teatro y el vauxhall, y a la otra parte encontrarás la Cámara de Representantes o el Parlamento belga.
15.-Cómics de Bruselas
El cómic o la “banda dibujada” (bande dessinée, BD) es una de las cosas de la que están más orgullosos los belgas, y es que es una creación de ellos. Habrás visto que por todas las ciudades belgas hay murales de cómic en cada esquina, pero es que Bruselas se lleva la palma: incluso hay tours y recorridos que van visitando cada uno de ellos. Puedes coger uno de estos recorridos, o dejarte impresionar en cada esquina, o directamente visitar el Centro belga de la Bande Dessinée, algo más al norte de la ciudad. Entre los lugares más famosos, te digo:
- El mural de Astérix y Obélix, en Rue de la Buanderie 33 (cerca del Zinneke Pis)
- Boule et Bill, en Rue du Chevreuil 19; y Odilon Verjus, en Rue des Capucins 13, y Blondin y Cirage más adelante.
- Mural de Tintin, en Rue de l’Etuve 37, muy cerca del Manneken Pis
- Tibet & Duchateau, Victor Sackville; Franck Pé y Broussaille, todos ellos cerca de la Grand Place y la Rue du Lombard.
- Sleen y Néron, frente al Mercado de Les Halles.
- Los pitufos frente a la plaza de la estación de tren de Bruselas
Más cosas que ver en Bruselas
Me quedaron, todavía, más cosas en el tintero que ver en Bruselas. Entre ellas, sobre todo me hubiera gustado ir al Parque del Cincuentenario, construido para celebrar el 75º aniversario de la independencia de Bélgica, en 1880. Es un parque muy bonito, donde está el arco del triunfo y la torre de Tournai. También me hubiera gustado visitar el palacio de Laeken, donde vive la casa real belga, pero no se podía visitar y estaba cerrado. Otros lugares que están bien y si me sobrase tiempo iría, serían la Basílica del Sagrado Corazón o la Porte de Hal. No olvides que para viajar a Bruselas, puedes hacerlo por el Aeropuerto de Bruselas Zaventem (BRU), el más cercano y conveniente, o por el Aeropuerto de Charleroi (CRL), que está más al sur, a una hora de viaje. Este último es el frecuentado por las compañías de bajo coste como Ryanair.
¿Qué te parece Bruselas?