NEUM, la costa de Bosnia y Herzegovina
¿Por qué Bosnia y Herzegovina tiene acceso al mar?
El único acceso al mar de Bosnia y Herzegovina es una estrecha franja de unos 20 km de costa, que es el municipio de Neum. Esta salida al mar Adriático hace que Bosnia y Herzegovina rompa la continuidad de Croacia, creando el exclave de Dubrovnik al sur. La complicada geografía litoral de esta parte del Adriático es una sucesión de penínsulas, islas y golfos enrevesados, que hace que el propio Neum posea una pequeña península que cierra su bahía, que a su vez se encuentra cerrada por una península más grande, la de Pelješac, que pertenece a Croacia. Ello ha dado lugar a disputas fronterizas entre ambos países, aunque la población, croata en su mayoría siente todo como un mismo lugar. De hecho, en la pequeña península de Neum hay un gran escudo croata sobre las rocas, que cierra a Neum y está siempre presente. Neum se encuentra a mitad de camino entre Dubrovnik (60 km) y Mostar (70 km), y su singularidad geográfica resulta del devenir histórico de tratados y amenazas de conquistas. Un lugar que siempre me había resultado muy interesante, el pensar “¿qué habrá en ese lugar que parece tan artificial en el mapa?” y que te cuento a continuación.
Neum es el resultado del Tratado de Karlowitz de finales de 1699, cuando la República de Ragusa (actual Dubrovnik) cedió al Imperio otomano dos espacios adyacentes, para servir como búfer y alejar la amenaza de invasión veneciana. Estos dos espacios eran Neum, al norte; y la Sutorina, actual Herceg Novi, al sur, que formaron parte del Vilayato de Bosnia. De esta manera, el Imperio otomano no atacó Ragusa y esta seguía siendo independiente. A finales de siglo XVIII, cuando cayó la República de Venecia, el Imperio austríaco (que comenzaba a anexionarse territorios en el Adriático y los Balcanes) intentó comprar Neum y la Sutorina a los otomanos, pero no lo consiguió, a pesar de estacionar barcos y bloqueando estos puertos. El fin del dominio otomano en Neum llegó en 1878 con el Tratado de Berlín, por el que el Imperio austrohúngaro se anexionaba la totalidad de Bosnia y Herzegovina.
Los planes austrohúngaros consistían en fortificar Neum y convertirlo en una destacada plaza marítima, pero la I Guerra Mundial los truncó y, tras perder esta guerra, Neum pasó a ser parte del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos en 1918. Fue entonces cuando se reorganizó el territorio en banovinas, porciones de espacio que correspondían a cuencas hidrográficas y que estaban denominadas por su río principal: la banovina del Drava, Drina, Sava, Vrbas, Vardar… en este caso, Neum fue incluido en la “litoral”. Sin embargo, después de la II Guerra Mundial y con el acceso de Tito al poder, la entonces Yugoslavia federal se ideó al constituirse en repúblicas federativas en los limites de 1878, por lo que Neum volvía a formar parte de la RS de Bosnia y Herzegovina. Por aquel entonces, la separación de la RS de Croacia en dos por el enclave de Neum no era un problema ya que estaban dentro de Yugoslavia, pero cuando se produjo en los noventa la disolución, las repúblicas declararon su independencia en las fronteras administrativas.
Ello produjo problemas: por ejemplo, aunque la salida al mar de Bosnia y Herzegovina era Neum, este lugar no reunía unas condiciones naturales para la entrada de grandes barcos, y se hubo de acordar con Croacia el uso del puerto de Ploče para dar salida al comercio. Por su parte, los croatas podrían transitar por Neum de forma libre para llegar al otro lado croata, con la condición de que no realizaran una parada, que condujeran seguido y sin parar, salvo en caso de accidente. Esto eran los Acuerdos de Ploče y de Neum, respectivamente, que pretendían normalizar una situación no menos complicada: con la entrada de Croacia a la UE en 2013, esta curiosa frontera era una frontera exterior de la Unión Europea. Uno de los proyectos que han ayudado a normalizar la situación es la construcción del gran puente de Pelješac, actualmente en curso, que trata de salvar este resquicio bosnio y une las dos partes croatas, un proyecto que también ha sido controvertido ya que desde posiciones bosnias se aseguraba que complicaría su acceso a aguas internacionales.
A pesar de que pudiera pensarse que el único puerto de Bosnia y Herzegovina es un lugar donde se ha priorizado la infraestructura y la inversión, curiosamente, Neum está muy poco poblado: menos de 5000 personas residen aquí. El gobierno bosnio ha declarado que desea invertir en Neum en un puerto de mercancías, pero la población local está en contra y adopta una posición más protectora con el medio ambiente. La actividad principal es el turismo, que compite con precios mucho más bajos que unos km más allá, pues en Croacia es mucho más caro. Por ello, también suele venir gente a comprar en los mercados de aquí. De todas formas, la impresión que me dio es que el turismo es local o regional, en el mejor de los casos nacional, tampoco pareciera que toda Bosnia veranease aquí. La mayoría eran croatas (el 98 % de la población lo es), algo que se refleja en la multitud de banderas croatas que hay, por lo que vi poco sentimiento bosnio.
Llegar hasta Neum no es fácil. Es mucho más rápido ir desde Bosnia hasta el mar croata y desde ahí cruzar a Neum, más que hacerlo por continuidad por territorio bosnio. La razón es que no hay carreteras que estén bien desarrolladas: nosotros fuimos desde Stolac hasta Neum y tuvimos que transitar por auténticos caminos estrechos y mal pavimentados, llenos de curvas; aunque parecía que estaban intentando construir una propiamente dicha carretera en algunos tramos del inicio. Además, al llegar a Neum nos dimos cuenta de lo complicado que es conducir por aquí: está la carretera principal que es la que conecta ambas partes de Croacia, pero cuando te desvías de ella para acceder a Neum, solo puede hacerse en el sentido oeste-este, se va descendiendo a la costa, muy sinuosa por entre las urbanizaciones, y al acabar Neum hay que coger la carretera principal de vuelta hasta tomar el mismo desvío. Fue un caos para encontrar aparcamiento porque teníamos que volver una y otra vez, hasta que lo dejamos en el parking que hay al lado de la estación de policía.
Neum me pareció un entorno masificado de hoteles, de construcciones baratas y recientes, de época yugoslava o más recientes, sin ningún tipo de historia o de pueblo como tal. Básicamente es un continuo de urbanizaciones con supermercados y hoteles, eso sí, con un aire extremadamente relajado, alejado de cualquier alboroto, de precios baratos, con construcciones más ruinosas, que parecía que estaba algo dejado, o al menos, no puesto en funcionamiento como otros de la costa croata. Los callejones eran bonitos, con viviendas con sus plantas cuidadas, playitas muy estrechas que casi ni tenían arena pero con un mar fabuloso, donde te podías bañar sin agobios, no como ocurre en otras partes de Croacia o Montenegro. Sobre otros lugares que ver en Neum, solo destacaría la Iglesia de Svetog Ivana, que se construyó en 2012 y es la que se alza sobre el panorama. Bajo ella está la playa del Hotel Sunce, y desde hay se origina un paseo marítimo con calas improvisadas hasta llegar al recodo más al sur, donde está la avenida Mimoza bajo el Grand Hotel Neum.
Excursión a Ston
Desde Neum camino a Dubrovnik encontramos un interesante pueblo: Ston y su magnífica muralla, que es conocida como la Gran Muralla Europea. Ston se encuentra al fondo del golfo que veíamos en Neum, al inicio de la península croata de Peljesac. Su estratégica posición entre los mares y rodeado de colinas hizo que fuera codiciado históricamente, desde el inicial asentamiento ilirio hasta que los romanos lo conquistaran en el II a.C. Llegó a ser sede de un arzobispado eslavo en torno a los siglos VI-VIII. Posteriormente fue dominado por los bizantinos, búlgaros, y en el siglo XII, conquistado por los serbios. Posteriormente por los croatas y en el siglo XIII fueron los húngaros quienes conquistaron toda esta parte, seguidos del reino bosnio, hasta que fue vendido a los ragusanos en el XIV, quienes construyeron la actual ciudad (la anterior había sido arrasada por un terremoto en el siglo XIII).
Desde entonces, Ston fue la segunda ciudad en importancia de la República de Ragusa, tras la propia Dubrovnik. En el siglo XIV, Ragusa comenzó a construir las fortificaciones de la ciudad, tanto de la pequeña Ston (Mali Ston) como de la gran Ston (Veliki Ston), cada una a un lado del istmo de la península. Para ello se decidió construir una gran muralla que aglutinara ambas, para defender la totalidad de Peljesac y de la propia Ragusa. Con la caída de Ragusa, las murallas de Mali Ston se derribaron para mejorar la salubridad de la ciudad, también sufrieron remodelaciones con motivo de la visita del emperador austríaco Francisco José. Solo después de la II Guerra Mundial, ya en la Yugoslavia comunista, se remendaron y reconstruyeron estas murallas.
La muralla tenía 7 km de largo y según cuenta la historia, su construcción tardó solo 18 meses y costó 12 000 ducados. Las actuales solo conservan 1,2 km e incluye tres fortalezas, y es una de las atracciones principales de la costa dálmata por la presencia de esta muralla, la más larga de Europa. Primero fuimos a Mali Ston, más al norte, y se trataba de un pequeño pueblito de aire pescador, encerrado en unas murallas con multitud de callejuelas e iglesias en su interior. Parecía un lugar tranquilo, donde cenar bien y contemplando las vistas del pequeño puerto pesquero con su torre redonda.
Ston, o Veliki Ston, está algo más al sur y es más grande. Aquí hay un gran parking desde donde se divisan bien las murallas, y pegado al mar ya hay una impresionante fortaleza, Fort Kastio, al lado de una bonita iglesia dedicada a San Blas, quien era el patrón protector de la República de Ragusa. Las calles eran las típicas construcciones de los pueblos dálmatas, en roca robusta, caliza y con vegetación decorativa, que ciertamente recordaba a Dubrovnik. La ciudad parecía animada, con mercadillos y tiendas. La parte principal parecía ser la plaza del ayuntamiento, muy próxima a San Blas.
¿Te ha gustado esta excursión?