Qué ver en MOSTAR, amor y guerra en los Balcanes

Un puente que representa la convivencia, sobre el mágico Neretva
El nombre de Mostar deriva de “puente” (most) y de los guardas que lo custodiaban (mostari). Mostar tiene aspecto de pueblo, y es uno de los lugares más fotogénicos, emblemáticos y visitados de los Balcanes. Prácticamente todas las portadas de escritos que versan sobre los Balcanes eligen esta postal. Uno de los lugares más destacados que ver en Bosnia y Herzegovina, no solo por su pasado otomano y por las trágicas consecuencias de las guerras de Yugoslavia, sino también por el propio emplazamiento natural: el río Neretva, que lo atraviesa, es una maravilla: transparente y luminoso, que directamente llega al corazón. Si tienes suerte, verás a los saltadores que se lanzan al río desde su puente de manera increíble. Y, además, cerca de Mostar hay un montón de lugares a los que ir de excursión. ¡No te lo puedes perder! Sigue leyendo…



Aunque hay evidencias de que en tiempos romanos ya estaba poblado, con posteriores basílicas cristianas, las primeras referencias de Mostar no llegan hasta el siglo XV, cuando se recoge el nombre de Cimski grad, la cual tenía una fortaleza. El lugar fue referido por el rey Alfonso V de Aragón como Pons (significaba puente). En efecto, existía un puente de madera que era custodiado por los mostari y representaba un punto de enlace comercial y lugar de paso del Neretva. Los ragusanos relataban que por estos tiempos pertenecía a un Reino de Bosnia ya decadente, donde se sucedían batallas enre nobles serbios que habían tomado “los dos castillos del puente de Neretua”. Poco después caía ante el avance otomano y se le nombró Köprühisar, que significaba la “fortaleza del puente”. La ciudad comenzó a crecer, el comercio florecía debido a la conexión que establecía entre las regiones mineras de Bosnia central y su salida al Mar Adriático.



Bajo dominio otomano, la ciudad se fortificó y se reemplazó el puente de madera por uno de piedra, el famoso Stari Most de 1566, por las órdenes del sultán Suleimán el Magnífico, que se convirtió en un referente y símbolo ya en esta época. El control otomano perduró hasta finales de siglo XIX, fue entonces cuando el Imperio austrohúngaro se anexionó Bosnia y Herzegovina en 1878, que mantuvo hasta el fin de la I Guerra Mundial. En este periodo se modificó el trazado urbano de la ciudad, abriendo avenidas y mejorando las infraestructuras. Después, Mostar sería parte del Reino de Croatas, Serbios y Eslovenos, y era la ciudad más importante de la Herzegovina. Poblado numerosamente por croatas, durante la II Guerra Mundial fue incluido en el Estado títere nazi de la Ustasha croata.



Tras la II Guerra Mundial vino el periodo comunista de la Yugoslavia de Tito, que significó para Mostar la industrialización especializada en plástico, tabaco, aluminio y otras más. La población creció mucho y también se alzó como un importante lugar turístico dentro de Yugoslavia. Por este entonces, la población era una mezcla entre bosníacos y croatas a partes iguales, y una importante minoría de serbios. El puente solía representar la convivencia entre estos grupos, cada uno con su religión: bosníacos musulmanes, croatas católicos y serbios ortodoxos, de manera que los unía y acercaba, tendiéndose la mano. Sin embargo, la guerra estalló durante los noventa, y Mostar fue una de las ciudades que más sufrió la agresión.



Después de que Bosnia y Herzegovina declarase la independencia en 1992, Mostar fue sitiada por el ejército yugoslavo (controlado por serbios), estando la ciudad defendida por el ejército croata que contaba con ayuda de los bosníacos. Las fuerzas croatas necesitaban repeler a los serbios, que estaban bombardeando Dubrovnik desde Trebinje. Tras contiendas que dejaron la ciudad medio destruida, los croatobosníacos expulsaron al ejército serbio, pero un año después, en 1993 fueron los croatas los que querían anexionar esta parte a Croacia (creación de la República croata de Herzeg-Bosna) y la ciudad se dividió en dos mitades que luchaban ferozmente, incluyendo la destrucción del famoso puente por el ejército croata. En 1994 acabaron las hostilidades y se firmó la paz. La ciudad estaba devastada y dividida con los croatas en la ribera oeste y los bosníacos en la este.



Mostar fue sitiada por segunda vez, ahora por los croatas que buscaban establecer la República croata de Herzeg-Bosna. Con la paz y definitiva independencia de Bosnia y Herzegovina se siguió un plan de reconstrucción que en 2004 había restaurado gran parte de la ciudad, incluyendo la reconstrucción del Stari Most, entre cuyos donores estaba España y que la hizo muy querida. Además, durante la guerra estuvo aquí un contingente de pacificadores españoles que trató de defender la ciudad, por lo que también se nombró la plaza más grande en honor a ellos. Hoy en día, los croatas son ligera mayoría (49 %) sobre los bosníacos (44 %) y, aunque pacificada, las tensiones entre croatas y bosníacos continúan, sobre todo en materia electoral y de administración, con demasiada presencia de corrupción.



Mostar tiene algo más de 100 000 habitantes y es la quinta ciudad en tamaño de Bosnia y Herzegovina, aunque quizá la más turística y reconocida. La ciudad vive esencialmente del turismo (se realizan muchas excursiones de un día desde Dubrovnik), lo cual me supo agridulce: está bonito y hay servicios, pero parecía todo un decorado. Me vine con esa sensación, de haberse convertido en un escaparate artificial, donde parecía que todo el pueblo se dedicaba a vender souvenirs. Y con tanto trasiego de gente, resultaba agobiante, perdía su esencia. La situación cambió cuando llegó la noche y la mayoría de excursionistas se habían ido. Además, la ciudad también es importante por su industria del aluminio y bancario, y es que al ser considerada la principal ciudad croata en Bosnia y Herzegovina, actúa como sede para algunos de sus empresas y organismos.



Qué ver en Mostar
1.-Mirador desde Lucki most e Iglesia de San Pedro y San Pablo
En el sur de la ciudad se encuentra el Lucki most, desde donde se tienen unas bonitas vistas de Mostar y el puente viejo. Fue lo primero que vi de la ciudad y ya estaba flipando. De aquí fuimos a la Iglesia de San Pedro y San Pablo, franciscana 1886 y que tiene el campanario católico más alto de Bosnia y Herzegovina.



2.-Plaza de España
La plaza de España (Spanski trg o Spanjolski trg) es la más grande de Mostar y fue construida para honrar a los soldados españoles que protegieron la ciudad durante la guerra de 1992-1995. Fue inaugurada por el rey Juan Carlos I y se encuentra aquí una placa con el escudo español y los soldados que murieron. Toda esta zona está muy nueva, se nota que han invertido. En la plaza hay un bello edificio que es el gimnasium de Mostar, anteriormente llamado Gimnazija Aleksa Šantić, en honor a dicho poeta. Se trata de un instituto construido en 1893 en una arquitectura con rasgos andalusíes, moriscos y mamelucos, que buscaba promover la identidad bosnia y diferenciarla de la otomana o la eslava. Se parece en el estilo a la biblioteca de Sarajevo o al de Brcko. Fue una de las escuelas más reputadas de Yugoslavia, donde participaban todos los grupos étnicos. También es famoso por encontrarse justo en el frente entre los ejércitos bosníaco y croata durante la guerra, con lo que resultó muy dañado.




3.-Sniper tower
Después de que los croatas y bosníacos expulsaran al ejército serbio de la ciudad y Mostar sobreviviera a dicho asedio, muchos bosníacos llegaron a Mostar como un lugar seguro, escapando de otros lugares donde los bosníacos eran las víctimas de un genocidio como sucedió en Srebrenica, Foca o Gorazde. Y entonces fue que las tensiones con los croatas aumentaron y estalló la guerra entre croatas y bosníacos. La llamada Sniper tower o torre de los francotiradores era un banco que fue ocupado para servir como posición de disparo, incluso a civiles bosníacos que cruzaban del otro lado para intentar buscar comida. Por los alrededores verás otros edificios en ruinas, como un centro comercial o el propio Hotel Neretva, a la orilla del río, también casi desmantelado.



4.-Calle Braće Fejića
La calle Braće Fejića es una de las principales de Mostar, toda peatonal, y que va por el lado este del río, el que era el barrio musulmán. Al norte es más moderna y los edificios son bloques yugoslavos, pero más al sur comienza a llenarse de souvenirs, terrazas y algunos puntos de interés. Por aquí cercana está la Casa Muslibegovic, amurallada y con dos patios, un ejemplo notorio de la arquitectura otomana residencial en Mostar, que hoy en día funciona como un hotel; y también la Casa Biscevica.




5.-Mezquita Karadozbegova
Construida sobre una antigua iglesia católica en honor a San Esteban, la mezquita de Karadoz Bey se finalizó en 1557, diseñada por el arquitecto imperial otomano Mimar Sinan. Tiene un alto minarete muy bonito de más de 34 metros, desde donde se tienen unas vistas muy chulas de Mostar (aunque el de la siguiente mezquita que te cuento es el más famoso). Frente a ella se encuentra el Museo de la guerra y el genocidio.



6.-Mezquita de Koski Mehmed-pasha
Construida en 1617, su minarete es el mejor lugar de Mostar para ver el puente viejo. Realmente una pasada, un mirador asombroso. Hay que pagar pero merece la pena. Su interior también es muy bonito.





7.-Bazar de Mostar
Esto es simplemente perderse por las callejuelas de Mostar, repletas de puestecillos y tiendas de recuerdos, algunas más bonitas que otras. Aquí llama la atención ver los carteles de Don’t forget, uno en el puente de Mostar en su lado izquierdo y otro en la calle Braće Fejića tras pasar la mezquita Koski Mehmed-pasha.






8.-Stari Most
Uno de los mejores ejemplos de arquitectura otomana. Fue construido en 1566 por los otomanos siguiendo la orden del sultán Suleimán el Magnífico, y pronto se convirtió en un símbolo de progreso. Los viajeros de la época relataban que de todos los países que habían visitado, nunca habían visto un puente tan asombroso “como un arco iris que se alza en el cielo, de un acantilado a otro”. Destruido por los croatas en 1993, fue reconstruido y abierto en 2004. Es el origen de la ciudad, donde se situaba el anterior puente de madera que atravesaba el Neretva y donde se encontraba la fortaleza del puente. También su símbolo, pues significaba la convivencia histórica de bosníacos musulmanes, croatas católicos y serbios ortodoxos, más otras minorías, por siglos. Se alza sobre más de 20 metros sobre el río, desde donde se tiran saltadores con una técnica asombrosa, que compiten cada verano. Al lado del puente se encuentra también la galería de fotografías de la guerra War photo exhibition.






9.-Kriva cuprija y hamam
Fue construido en 1558 y es el puente más antiguo de la ciudad, dicen que se construyó como una prueba para levantar después el Stari Most. En esta parte de la ciudad hay también parte del bazar, y algunos lugares de interés como el hamam, los baños otomanos de la ciudad.





10.-Calle Marsala Tita: Torre del reloj, mezquita Nesuh-Aga Vučjaković y cementerio
La calle Marsala Tita es una de las principales de Mostar, con tráfico rodado y con algunos puntos de interés como la mezquita Nesuh-Aga Vučjaković, de 1564, dicen que con influencia dálmata. Se encuentra delante de un extenso cementerio musulmán de Šehitluci – Šehidsko, y bajo la torre del reloj, otro ejemplo de la ciudad otomana, de 1630. También se encuentra aquí el Museo Hercegovina.





Excursiones desde Mostar
11.-Excursión a Jablanica
Entre Mostar y Sarajevo se encuentra el pueblo de Jablanica, en un entorno natural de asombrosa belleza. Si recorrer el Neretva es bonito, llegar a verlo desde los lagos que rodean a Jablanica es una pasada, y el trayecto en carretera escénico de cuidado. El pueblo no tiene más de 4000 habitantes y no tiene mucho que ver, salvo el Museo de la Batalla del Neretva, en el que los nazis intentaron sofocar la insurgencia partisana y acabó en su derrota. También está un ferrocarril antiguo delante del museo. Sin duda, lo mejor es detener el coche cada poco y tratar de observar el río en espacios como el Lago Grabovicko, donde tiene un color de agua turquesa muy bello.





12.-Tekke de Blagaj
Blagaj se encuentra a tan solo 10 km de Mostar y es uno de los lugares más bonitos que ver en Mostar. Su nombre quiere decir “templado” y es que se sitúa como en un resguardo que le otorga un clima más moderado, y también un halo de paz. En tiempos romanos ya era conocido como Bona, donde había una fortaleza. El pueblo actual de Blagaj se encuentra bajo otra fortaleza medieval, que también sirvió como sede del Gran Duque de Bosnia antes de que fuera conquistada por los otomanos. Lo más llamativo es visitar el tekke, un tipo de monasterio de la rama mística del islam conocida como tekija o derviche. Fue construido en 1520 y mezcla la arquitectura otomana con cierto aire mediterráneo. Hay que pagar entrada pero me mereció la pena, el interior es muy bonito. Pero, sobre todo, su emplazamiento es lo que lo hace especial: en el nacimiento del río Buna (afluente del Neretva), al borde de un cortado donde hay una gruta por la que mana el agua. Y no es casualidad, esta creencia mística otorga gran importancia al agua, como se lee en su entrada “Se hizo todo ser viviente del agua”. ¡Una auténtica maravilla! Puedes dar un paseo en barca por aquí, y el resto del lugar está lleno de restaurantes y terrazas.







¿Qué te ha parecido Mostar?