Qué ver en CASTELO BRANCO y alrededores: Piódão, Monsanto, Idanha

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 Castillos templarios, aldeas olvidadas y paisajes de montaña en la región más desconocida de Portugal

La región fronteriza de Portugal con España es la más desconocida del país, recibe pocos visitantes y ya de por sí, aglutina poca población. El paisaje cambia bruscamente al cruzar la Serra da Estrela, que también es el punto más alto de Portugal. El paisaje húmedo portugués se transforma en un campo más parecido a la meseta o dehesa extremeña, de cultivos en secano y baja densidad de población. En este artículo te cuento algunos pueblos que visitamos desde que salimos de Coimbra hasta que dejamos Portugal, en los que encontramos paisajes de montaña y aldeas de piedra, castillos templarios, pueblos abandonados…

Jardín del Palacio Episcopal, Castelo Branco
Monsanto, Portugal
Serra da Estrela

 

PIÓDÃO y FOZ D’ÉGUA

La aldea de Piodao es una de esas joyas que ni los portugueses conocen. Yo llegué a ella por mi amigo Pedro, que es de Oporto, y me dijo “ve y no te la pierdas, ni los mismos portugueses saben de su existencia”. Y vaya, fue uno de los pueblos más bonitos del viaje y de Portugal en sí. En mitad de la Serra da Estrela, Piodao es una aldea de menos de 200 habitantes, compuesta por casitas de pizarra que me recordaron a los pueblos andorranos. Es particularmente bonito que la mayoría de puertas y ventanas están en color azul intenso, lo que le confiere una estética especial.

Piodao, Portugal
Piodao, Portugal
Piodao, Portugal

 

La mayoría de sus habitantes se dedican a la agricultura, a la ganadería o la apicultura. Últimamente también al turismo, en la plaza del pueblo hay un par de chiringuitos y tiendas de souvenirs, pero todo parece muy improvisado, con carácter de pueblo amable y no explotado (todavía). Su iglesia matriz en honor a la Virgen de la Concepción parece sacada de otro lugar más exótico, con sus colores blanco impoluto y azul cielo. En la parte de arriba del pueblo está la capilla de San Pedro. A mí me gustó mucho el pueblo, lleno de higueras y en un aire muy auténtico, que no parecía Portugal. Por cierto, párate en algún hueco de la carretera para tomar fotos del emplazamiento del pueblo.

Iglesia de Piodao, Portugal
Piodao, Portugal
Capilla de San Pedro, Piodao, Portugal

 

Desde Piodao es muy común realizar rutas de senderismo por la montaña, siendo la más famosa la que te lleva al pequeño pueblo de Foz d’Égua (también puedes ir en coche). Esta aldea se encuentra más abajo, y lo más bonito es que el riachuelo forma como un estanque donde la gente se baña (aunque está muy fría). Sobre él hay un puente doble de piedra que es muy fotogénico. En resumidas cuentas: una maravilla imprevista que nos encantó de Portugal.

Foz d’Égua, Portugal

 

CASTELO BRANCO

Castelo Branco es la mayor ciudad de esta zona, con unos 56.000 habitantes. El nombre tradicional de la ciudad fue Moncarche, hasta que los templarios, a finales de siglo XII, lo cambiaron a Castelo Branco (Castillo Blanco), posiblemente influenciados porque pensaban que aquí se habría encontrado la antigua Cattaleucos, que los griegos ubicaban en Lusitania. La ciudad no ha tenido especial significancia más allá de un contexto comarcal, y no es nada turística. Yo paré aquí porque me venía al paso, y porque pensaba que algo tendría que haber en la ciudad más grande de toda la región del centro-oriente portugués. La parte fronteriza de España y Portugal se conoce como “la Raya“, un espacio de muy baja densidad que ha soportado el “efecto frontera”, de mirarse casi de espaldas y tener poca relación durante gran parte de la historia, a pesar de que el paisaje es casi el mismo entre Castelo Branco y Cáceres.

Castelo Branco
Castelo Branco desde el castillo
Castelo Branco
Castelo Branco

 

La ciudad me pareció bastante olvidada y pobre. Eso sí, parecía que tenía una gastronomía muy buena, había restaurantes con buen olor y unas tiendas donde se veían buenos productos, siendo los más famosos el cabrito, las perdices, embutidos y el queso típico de Castelo Branco, con denominación de origen protegida. Si decides venir aquí, lo más bonito de toda la ciudad, con mucha diferencia, es el Jardim do Paço Episcopal, que vale 2 € la entrada. Se trata del jardín aledaño al palacio episcopal, un laberinto de setos creado en el siglo XVIII repleto de esculturas de reyes y otras alegorías muy bonito, con numerosas fuentes y estanques.

Jardín del Palacio Episcopal, Castelo Branco
Jardín del Palacio Episcopal, Castelo Branco
Jardín del Palacio Episcopal, Castelo Branco
Castelo Branco

 

Frente a este jardín se encuentra el Parque da Cidade y la Iglesia de San Antonio o de la Misericordia. A continuación, tras pasar un arco, comienza el núcleo de Castelo Branco, donde hay pocas cosas interesantes que ver, pero entre ellas destaco la Catedral de Castelo Branco, en honor a San Miguel, edificada desde el siglo XVII pero reformada hasta el XX. En la Praça de Camoes se encuentra el Museo del Bordado, al lado de la Casa del Arco o del Obispo. Por último, puedes subir arriba al castillo y ver los restos del castillo de los templarios, construido en un estilo románico en el siglo XIII. Dentro del perímetro del castillo se encuentra la Iglesia de Santa María, algo descuidada. Por cierto, se puede subir en coche, que nosotros subimos andando a pleno sol y costó algo. Aunque al menos vimos sus calles típicas…

Parque da Cidade, Castelo Branco
Catedral de Castelo Branco
Casa del Arco, Castelo Branco
Castillo de Castelo Branco
Castillo de Castelo Branco

 

IDANHA-A-VELHA

El pueblo de Idanha se divide entre Idanha-a-Nova, una población más reciente y con más población, y la histórica Idanha-a-Velha, que tan solo cuenta con 63 habitantes. El pueblo está perdido del mundo, por una carretera muy estrecha que discurre por campos de secano. Cuando llegamos a Idanha nos quedamos desconcertados: vimos unas murallas en mitad de un secarral y ya está. Pero después descubrimos que la ciudad había sido más importante, incluso desde época romana, cuando se construyeron las primeras murallas. En época romana y visigoda era conocida como Egitania y tenía su propio castillo del siglo XIII, su catedral visigoda, e incluso fue sede episcopal. El pueblo cayó en abandono y perdió mucho de su patrimonio, pero merece la pena una visita. También dicen que el papa Dámaso I nació en este pueblo.

Capilla de San Sebastián, Idanha-a-Velha, Portugal
Idanha-a-Velha, Portugal

 

Antes de las murallas puedes encontrar la capilla de San Sebastián, que ahora parece ser un museo. Tras las murallas medievales (de la Reconquista, aunque rehabilitadas en el siglo XX), vimos lo que parecían unas almazaras y la catedral antigua de Idanha-a-Velha, que fue construida en el siglo VI por los visigodos; después reconvertida en mezquita y vuelta a ser una iglesia por los templarios. Al fondo del pueblo está la torre del castillo, que es lo único que queda. El centro del pueblo es la plaza de la iglesia de la Misericordia, donde está el pelourinho de Idanha y también tiene su ropa tendida en ella, como buena aldea portuguesa. Fue bonito pasear por el pueblo y ver a las familias del pueblo comiendo en sus casas, parecía que estaban de visita en el pueblo y había alegría.

Idanha-a-Velha, Portugal
Idanha-a-Velha, Portugal
Idanha-a-Velha, Portugal

 

MONSANTO

Monsanto da Beira es un pueblo muy interesante muy cercano a la frontera española, con unos 800 habitantes aproximadamente. Se ubica en lo alto de un monte, y lo más característico es que está repleta de grandes bolas de granito. Un emplazamiento que fue habitado por romanos y musulmanes, hasta la llegada de los templarios que reconquistaron el lugar y construyeron el castillo en el siglo XII. Monsanto es conocida como “la aldea más portuguesa de Portugal” porque a lo largo de la historia ha resistido las guerras y asedios leoneses y castellanos. Ahora es un pueblo que ha sufrido la despoblación pero también atrae a un número considerable de visitantes al año, debido a su característico paisaje.

Monsanto, Portugal
Monsanto, Portugal
Monsanto, Portugal

 

Aparcar en Monsanto es difícil, pero lo hicimos a un lado de la carretera. Comenzamos a visitar el pueblo, primero vimos la Iglesia de San Salvador y después empezamos a callejear por todos sus rincones. Hay varias tiendas y bares, y sobre todo es bonito ver las casas entre inmensos bloques de piedra. La torre de Lucano sobresale entre los tejados y tiene un famoso gallo en su punta. El castillo de Monsanto se encuentra bastante más arriba en la montaña y no subimos, hacía demasiado calor. Bastante fue visitar todas estas calles cayendo un sol de justicia.

Torre de Lucano, Monsanto, Portugal
Iglesia de San Salvador, Monsanto
Monsanto, Portugal

 

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