KARDZHALI, el secreto de los pomaks
La región más desconocida de Bulgaria: santuarios tracios y el legado de los pomaks, la principal minoría étnica del país
Situada en la parte más al sur de Bulgaria, en su costado central, se encuentra la región pomaca, una de las más interesantes y desconocidas de toda Europa. Esta región es la más montañosa del país, atravesada por los Ródopes orientales. Se trata de un área de vital importancia para los recursos hídricos en Bulgaria, con los embalses más importantes del país, y el río Arda como arteria principal. Una región eminentemente rural y empobrecida, con accesibilidad más difícil, pero que guarda el secreto de un legado que apenas es conocido: el pueblo pomak. En este artículo te cuento qué ver en Kardzhali, la principal ciudad de esta región; y además, una excursión al bonito pueblo de Zlatograd. Acabé el día en Haskovo.
Los pomaks o pomacos son un grupo étnico que habita mayoritariamente en esta región montañosa de Bulgaria. Su origen es discutido y muy sujeto a controversia nacionalista: unos los consideran descendientes de los antiguos tracios; otros, tribus túrquicas que se establecieron aquí cuando comenzó el dominio otomano; y otros, búlgaros que adoptaron el islam durante la época otomana. La última es la más extendida, pero aun así, conforma un grupo peculiar que históricamente ha estado sujeto a presiones para su eslavización y conversión a la ortodoxia, y a la marginación. Ello, unido a su religión musulmana, ha llevado a que muchos de ellos hayan decidido emigrar a Turquía.
La mayoría de los pomaks hablan búlgaro, aunque también el turco, y son considerados por el gobierno como “búlgaros musulmanes“. Están emparentados con los gorani de Kosovo, que también son eslavos musulmanes, y tienen identidades propias. También porque la propia palabra “pomak” puede ser algo despectiva, o históricamente lo ha sido así, ya que diversas teorías dicen que el nombre proviene de “torturados” o de “sirvientes”, lo que les daba un escaso valor. La mayor parte de ellos se concentran en la provincia de Kardzhali, donde llegan a ser más del 66 % de la población, y los búlgaros solo suponen el 30 %. Es la provincia turca por excelencia y tradición, de toda Bulgaria.
KARDZHALI
Habitada desde tiempos neolíticos, el área de Kardzhali fue uno de los territorios donde el pueblo tracio alcanzó mayor desarrollo, y existen numerosos restos arqueológicos de santuarios tracios que adoraban a dioses de la naturaleza como el sol o la tierra. Con el dominio bizantino se convirtió en la sede de la eparquía cristiana de Achridos, y no fue hasta el siglo VI cuando se asentó el pueblo búlgaro, llamando al lugar Zherkovo. En este entonces, destacaba como un lugar importante en primera línea de defensa frente a otros conquistadores como bizantinos y otomanos, que intentaron sin éxito hacerse con la región en repetidas ocasiones: la fiereza de los montañeses ródopes era incontestable.
Con el control otomano en el siglo XIV, Kardzhali recibió su nuevo nombre, en honor al conquistador Kirca Ali. Se convirtió en un notable centro de comercio, debido a su posición entre la antigua Filipópolis y Adrianópolis, y el paso hacia el mar Egeo. A pesar de ello, siguió siendo un pequeño pueblo, famoso por el contrabando turco, al estar escondida en las montañas. También fue esta la época de conversión en masa al islam, y la creación de la identidad pomaca. El Imperio otomano comenzó a desmembrarse a finales de siglo XIX y en 1878 cedió la autonomía a regiones como el Principado Autónomo de Bulgaria, y posteriormente, a Rumelia Oriental, controlada por cristianos. Los pomaks declararon en 1878 su independencia en forma de la República de Tamrash o República Pomashka, por miedo a represalias.
En 1886, la Ley Tophanenski firmada por el sultán dictaba que el Principado Autónomo de Bulgaria y Rumelia Oriental se unirían en una única Bulgaria, pero a cambio, la región de Kardzhali y la república de los pomaks serían devueltas a los otomanos, dentro del vilayeto de Edirne. No fue hasta el fin de la primera guerra balcánica (que enfrentó a la liga balcánica de Serbia, Grecia, Bulgaria y Montenegro contra los otomanos) cuando los búlgaros también tomaron el control de toda esta región, en 1912, en la denominada Batalla de Kardzhali. La ciudad, hasta entonces, había estado habitada en su mayoría por turcos, pomaks y gitanos musulmanes. Con la conquista búlgara, muchos de ellos emigraron a Turquía, y por la otra parte, refugiados cristianos provenientes de Tracia se asentaron aquí.
Bajo el régimen comunista, la ciudad fue importante en décadas pasadas por la producción de tabaco y la riqueza mineral incentivó la extracción de plomo y zinc, y en general, de valiosos metales preciosos como el oro y la plata. Hoy en día, es una de las regiones con mayor proporción de población empleada en el sector agrícola, casi el 50 %. La industria colapsó y muchos quedaron en el paro, por lo que también es tierra de emigración, un problema que afecta de sobremanera a Bulgaria, que prácticamente se está vaciando. Kardzhali, la ciudad más importante de esta región de mayoría turca, también ha vivido momentos de tensión entre las comunidades, por ejemplo, sucesivas manifestaciones reclamando el uso de la lengua turca en la educación.
Tenía muchísimas ganas de visitar esta región por todo lo que os he contado. Era una forma de adentrarme en la Bulgaria más profunda y desconocida, donde ni siquiera había información sobre qué visitar. Recorriendo los pueblos, la mayoría parecían muy pobres y semiabandonados, pero con unos paisajes muy verdes, con numerosos lagos y ganados. Kardzhali me recibió con un aspecto verdaderamente desolador, carreteras casi intransitables por su mal estado, con baches y boquetes, y una sensación de estar todo paralizado, como inerte. Lo más bonito fue visitar el Museo Regional de Historia, símbolo de la ciudad. Construido en un estilo neomorisco, revival de la década de 1910, representa a la perfección esa identidad controvertida. Se pueden visitar exposiciones de objetos tracios antiquísimos.
Estuve paseando por la ciudad, donde muchas de los establecimientos parecían abandonados, o en muy mal estado, y casas en venta… era algo triste. El gentío se agolpaba en torno al Mercado de los granjeros, que estaba muy próximo a la mezquita de la ciudad. Avancé por las calles hasta encontrar un punto que quería ser un reclamo turístico, o al menos, tenía cierto sabor de monumentalidad: la galería de arte Stanka Dimitrova, frente a una plaza con columnas, algo sucia y descuidada. El edificio fue construido a mediados del siglo XIX y se trataba de una antigua posada otomana.
Seguí hasta el parque de Kardzhali, donde había mucha gente con niños paseando. Aquí se encuentra el Monumento a los libertadores, en honor a los soldados búlgaros que cayeron durante la Guerra de los Balcanes en la batalla de Kardzhali, y que significó el control búlgaro y terminación del otomano (y de la república pomaca). Fue inaugurado en 1939. A su lado, una calle peatonal con un mural comunista, y bloques de edificios, que me recordó a Zenica, en Bosnia y Herzegovina. Por último, en la ciudad visité la Iglesia de Sv. Georgi, erigida a principios de siglo XX, con un aspecto flamante y lo más moderno de toda Kardzhali.
Al otro lado del río Arda, sobre una pequeña colina, se encuentra el Monasterio de San Juan Precursor o San Juan Bautista, fortificado con una muralla y torres. Este era el centro de la diócesis cristiana medieval de Achridos, y se remonta a los siglos VI y VII. Un emplazamiento realmente bonito, de aspecto más tradicional y evocador medieval. A su lado estaban construyendo un recinto mucho más grande de este monasterio. En los alrededores de Kardzhali puedes visitar algunos santuarios tracios como la Cueva de Utroba, o el complejo de Orlovi Skali. Ambos son nichos y grutas en la roca, lugares de culto donde los tracios colocaban las urnas de sus difuntos.
Muy cerca de Kardzhali se puede visitar un paisaje de badlands muy peculiar, con formaciones conocidas como las “Pirámides de Kardzhali“, con diversos nombres dependiendo de su forma, como los champiñones o la boda de piedra (The stone wedding). También visitar la Star Chitak, el bonito meandro en forma de herradura que hace el río Arda, algo más al oeste (lo puedes encontrar como The Horseshoe Bend of the Arda Star Chitak). También la fortaleza de Vishegrad, unas ruinas de una muralla y antigua ciudadela que incluso alberga restos neolíticos y fue usada por los sucesivos pueblos. Y, por supuesto, la joya de la corona de Kardzhali, que es el yacimiento de Perperikon, a unos 15 km al noreste. Se trata de unas ruinas tracias excavadas en la roca, se cree que un lugar sagrado. Su nombre está relacionado con la extracción de oro, y es el conjunto megalítico más importante de los Balcanes. Aquí se proclamó rey tracio Medokos en el siglo V a.C., y todo el conjunto representa un gigantesco palacio de piedra de varios pisos y una fortaleza, además de otros templos y barrios residenciales. También la que se dice que fue la primera iglesia de toda Bulgaria. Un lugar espectacular. Eso sí, hay que andar bastante por senderos empinados, pero merece totalmente la pena. Cuando fui no había absolutamente nadie por la hora que era, y me sentí sobrecogido.
ZLATOGRAD
Desde Kardzhali me dirigí hacia uno de los pueblos que tienen fama de ser de los más bonitos de toda Bulgaria: Zlatograd. La carretera iba anunciado que me acercaba a la frontera con Grecia, y que el paso podía estar restringido. Me desvié por un angosto valle entre las montañas Ródope para llegar a Zlatograd, “la ciudad de oro” o “la ciudad dorada”. Antes de ello disfruté de los paisajes pomacos, con numerosos pueblos chiquititos que tenían su mezquita en el centro. También encontré un santuario tracio en mi camino, el Cocodrilo en el pueblo de Dobromirtsi. Data de la Edad del Hierro, y consta de varias formaciones rocosas, siendo la más llamativa la que se asemeja a la cabeza de un cocodrilo. Muy chulo.
Enseguida llegué a Zlatograd, que apenas tiene unos 7000 habitantes pero es un pueblo al que merece la pena venir. Conocida como Darıdere durante el periodo otomano, el pueblo estaba habitado por familias pomacas y búlgaras. Zlatograd ha retenido el encanto de las construcciones típicas otomanas y búlgaras, lo que propició la creación de una reserva arquitectónica, de edificios blancos, puertas de roble y casas con patios y pozos, muy típicas. Este complejo etnográfico fue el primero de toda Bulgaria, inaugurado en 2001, y es una maravilla.
En Zlatograd se encuentra la Iglesia de la Asunción, construida en 1834, y que tiene el honor de ser la más antigua construida durante dominación otomana. También se encuentra la iglesia ortodoxa de San Jorge, de 1871, en cuyo patio está la escuela. Y otro hito es que está aquí la oficina de correos más antigua del país, que tiene su museo. Además, se puede visitar la mezquita del pueblo, aunque fue demolida durante el comunismo y la que hay es más moderna.
Lo mejor es dejarse perder por las callejuelas empedradas y disfrutar de este paisaje, que es realmente bonito. Se pueden visitar algunas casas, que en sus patios tienen artilugios tradicionales, y también me resultó peculiar el museo del bandolerismo, el Museo de Voivode Delju. También hay modernas instalaciones de spa y de complejos turísticos más orientados al relax. Y, por cierto, me tomé una tarta deliciosa, de avellana y miel, con chocolate y frutos del bosque. Sublime.
HASKOVO
Haskovo tenía poco interés para mí, y lo elegí como lugar para dormir ya que se encuentra a poca distancia de Kardzhali, y bien comunicada cerca de la autovía que lleva directamente a Edirne, Turquía, la cual era mi próxima parada. Pero, aprovechando que estaba allí, me di una vuelta para curiosear por esta ciudad. Haskovo es una ciudad importante, que tiene más de 75 000 habitantes, que se ha convertido en un centro de intercambio internacional, comercial y cultural, gracias a la proximidad de la frontera turca y griega. Todo ello hace de Haskovo un destino atractivo para el desarrollo de la industria. En Haskovo me alojé en el Haskovo Hotel, justo en el centro de la ciudad. También pude dejar mi coche aquí, ya que al día siguiente decidí ir a Edirne en autobús (ya que la compañía de coches no me permitía cruzar).
En el área de Haskovo también hay restos antiquísimos, desde la época tracia. En tiempos del primer imperio búlgaro, en el siglo IX, se construyó una fortaleza que fue el origen de la ciudad. Esta fue conquistada por los otomanos cuando cayó Edirne, en 1361. Entonces era conocida como Hasköy, y se configuró como una parada de comerciantes, con numerosos caravasares, y el sultán inauguró una feria comercial que era famosa en toda la región. Fue en el siglo XIX cuando la ciudad creció económicamente gracias a la producción de algodón, seda y alfombras, lo que atrajo a la población (mayoritariamente búlgaros de todas las partes del país) y la ciudad comenzó a crecer masivamente. Se convirtió así en uno de los focos del nacionalismo búlgaro y que propició que en 1878 se le otorgara la autonomía a Bulgaria. Fue incluida dentro de la Rumelia Oriental, y fue renombrada Haskovo cuando se unificó con el resto de Bulgaria.
Lo más relevante de Haskovo es visitar el Monumento de la Sagrada Madre de Dios, una colosal estatua de 31 metros de la Virgen María con el niño Jesús. Fue inaugurado en el 2003, y según el Libro Guiness de los Récords es la estatua más alta del mundo. A su lado hay un moderno campanario, y sobre todo, unas vistas muy bonitas de Haskovo: la inmensidad de una ciudad industrial y maciza. Salí a cenar a la plaza principal de la ciudad, la Plaza Atlantic, y realmente había poca vida. Tuve que cenar en el Hesburger, que está por todas partes en Bulgaria. Aquí se encontraba la torre del reloj, erigida en 1985 para conmemorar el milenario aniversario de la ciudad.
Por la mañana me di un pequeño paseo y pude ver otros lugares de Haskovo. Entre ellos, la mezquita de la Çarshija, el Teatro Ivan Dimov, de 1921, y las inmensas plaza Svoboda (donde está el Monumento a los caídos en la guerra de Unificación búlgara), y la plaza Obshtinski, una al lado de otra. Este parecía el verdadero centro de la ciudad, donde había varias estatuas y fuentes, así como jardines. También encontre unos dólmenes tracios que me llamaron la atención. Otros puntos de interés en Haskovo son la antigua mezquita de Haskovo (Eski Camii), de la que solo quedan sus restos bajo tierra, que fue construida en 1395, una de las más antiguas de los Balcanes; y en las afueras, visitar la tumba tracia de Alexandrovo, que data del siglo iv a. C. y no pude visitar por falta de tiempo; o la tumba tracia de Mezek; o la Villa Armira, una villa de época romana.
¿Conocías esta región pomaca?