Excursiones desde Belgrado: ZEMUN, PANČEVO, SMEDEREVO
Tres ciudades con renombre a un tiro de Belgrado
Alrededor de la metrópoli serbia puedes realizar algunas excursiones de notable interés. En concreto, te propongo visitar Zemun, ahora convertido en un barrio más de Belgrado pero con una historia diferenciada, un lugar más acomodado y con unas vistas impresionantes; Pancevo, a menos de 20 km, es una ciudad industrial de renombre; y Smederevo, a 45 km, lugar de una de las fortalezas más impresionantes de Serbia.
ZEMUN
Zemun comenzó a desarrollarse sobre unas colinas que se aproximaban a la ribera del Danubio, previo a su confluencia con el Sava ya en pleno Belgrado. La ciudad empezó a conocerse en el siglo XII, y estuvo bajo dominio de Bizancio y Hungría, entre otros, hasta que fue tomada por los otomanos en el siglo XVI. Desde el siglo XVIII fue conquistada por los Habsburgo y la ciudad comenzó a florecer. La ciudad era el lugar donde muchos serbios huían de la represión otomana. Con la independencia serbia, Zemun permaneció como posesión del Imperio austrohúngaro, a pesar de su proximidad a la flamante capital serbia, Belgrado. No fue hasta el fin de la I Guerra Mundial cuando Zemun (así como la Voivodina) pasó a manos de Serbia. Es por ello que Zemun (Zimony en húngaro) guarda un sabor más austrohúngaro, distintivo respecto de Belgrado. La ciudad sufrió, al igual que otras ciudades del resto de Serbia, cuantiosos daños durante la II Guerra Mundial y el bombardeo de la OTAN en 1999.
Desde 1934, Zemun se incorporó como una municipalidad dentro de Belgrado. Zemun cuenta con unos 170 000 habitantes y es una de las ciudades más desarrolladas de Serbia, con presencia de industrias punteras como la farmacéutica, químicas, plásticos o agroalimentarias; y gran importancia de la educación, numerosas facultades e institutos. Ahora un barrio más de Belgrado, Zemun sigue siendo considerado un lugar de buen vivir, algo más “pijo” para los estándares serbios y, sobre todo, un lugar relajado donde los fines de semana y las noches se llena en un muelle en el Danubio, lleno de terrazas y splavovi (barcos/bares). A mí me gustó mucho Zemun, sobre todo, por las vistas que se tienen desde la torre Gardos y por el ambiente que hay en el muelle al atardecer.
Comencé mi visita por Zemun una mañana temprano y aparqué mi coche cerca de la Facultad de Agricultura, famosa porque también fue bombardeada durante los bombardeos de la OTAN en el 1999. Cerca de aquí también se encuentra el monumento a los soldados que lucharon en la guerra, del 1941 al 1945. Después me encontré con la casa de la Fuerza Aérea, (Dom Vazduhoplovstva), un edificio que estaba en ruinas pero que servía como dicha sede, con emblemas muy chulos.
Desde aquí me fui hasta el parque de Zemun, o Gradski Park, donde se encuentran dos iglesias una al lado de otra: la de Svetog Roka y la del Arcángel Miguel, ambas del siglo XVIII y cúpula cebollada, como era típico en el Imperio austrohúngaro. A un par de manzanas de aquí, hacia el norte, está la sinagoga de Zemun, que ahora está convertida en un restaurante.
Más adelante está la Iglesia de la Virgen, de 1780, construida por la población serbia, griega y gitana. Un edificio barroco de gran belleza, que se ve desaprovechada porque las calles son tan estrechas que es imposible verlo bien. Al lado se encuentra el Madlenianum, que abrió sus puertas en 1997 y es la primera ópera y teatro privados de Serbia y del sureste de Europa.
Desde aquí comencé a subir a la colina de Gardos, desde donde están las mejores vistas hacia Zemun. Una auténtica preciosidad, ver todas las casitas, sus tejados, y la cúpula de la Iglesia de San Nicolás. Al fondo se ve Belgrado, lleno de imponentes edificios y bloques de pisos. Aquí arriba está la Torre Gardos, de 1896. También hay una capilla en honor a San Demetrio y un cementerio. Al bajar pasé por la puerta de la Iglesia de San Nicolás, pero al igual que la Iglesia de la Virgen, es que de cerca pierden belleza porque no se pueden ver con calles tan estrechas.
Llegué bajando hasta el muelle de Zemun, o Zemunski kej, que por la mañana estaba casi vacío, pero por la noche se llena y no cabe un alfiler (lo comprobé otro día por la noche). En la ribera del Danubio hay muchas terrazas y restaurantes, y da un ambiente muy acogedor. También hay por aquí varias galerías de arte, y algunas tiendas antiguas como sombrererías.
Por último, la Iglesia de la Asunción es el centro más centro de Zemun, en una plaza donde se pone el mercado y llena de bonitas fachadas. Continúa la vida de la ciudad por la plaza Trg Magistratski, que lleva al Ayuntamiento y a otra pequeña plaza donde continúa el mercado. Y ya, a la vuelta, pasé por la fachada del Hotel Jugoslavija, un típico hotel de aire comunista que también sufrió los bombardeos.
PANČEVO
Pančevo (pronunciado Pánchevo) vivió una historia similar de dominaciones, salvo porque aquí se instalaron numerosas familias alemanas desde la conquista de los Habsburgo, aunque estuvo ligada a la misma suerte que Zemun, y solo fue serbia desde la I Guerra Mundial. Durante la II Guerra Mundial, la ciudad fue ocupada por los alemanes, que también veían a Pančevo como una ciudad suya, y cuando estos fueron derrotados, gran parte de la población alemana que había habitado aquí marchó con ellos. Pančevo ganó gran importancia como ciudad industrial, ya que desde el siglo XVIII era famosa por sus destilerías, fabricación de licores y textiles, sobre todo de seda. También se encuentra una refinería de petróleo, así como una importante fábrica de aviones y otras industrias químicas, por lo que fue una de las ciudades que más sufrió los bombardeos de la OTAN de 1999.
En torno a unas 120 000 personas viven en Pančevo, lo que la convierte en una de las principales ciudades de Serbia y de Voivodina, región en la que se encuentra. Pančevo sirve como una ciudad industrial dedicada a los combustibles, metales, vidrio, fertilizantes, plásticos… en el paso entre la urbe metropolitana de Belgrado y los campos de Voivodina y del Banato, con gran producción agrícola. También es famosa por su carnaval, el más importante del país. Pančevo me dio la sensación de una ciudad algo derrotada, gris, de paso y dedicada a la industria, no demasiado bella. Quizá lo que más me gustó fue la orilla del Tamis o Timis, que tiene que ser bonito verlo con ambiente. Lo que más disfruté fue de comer y cenar bien, y realizar algunos trámites que tenía que hacer.
Me alojé en un apartamento de la avenida Vojvode Radomira Putnika, donde hay muchos comercios para cenar. A la mañana siguiente, me di un paseo antes de dejar Pančevo, y lo primero que visité fue la Iglesia evangélica de Pančevo, que estaba en la misma manzana de mi apartamento. Desde aquí me fui por la avenida principal hasta la Trg Slobode, la plaza principal de Pančevo. Aquí se encuentra el edificio de la banca, con una fachada que recuerda a las que hay en Budapest o en Kosice, de pasado austrohúngaro.
Después me dirigí hacia la plaza Trg Kralja Petra I, que en realidad es un parque muy bonito, donde está el Ayuntamiento de Pančevo, así como el Museo Nacional y un bonito hotel histórico. Cruzando la calle Dimitrija Tucovica se encuentra la Iglesia de San Carlos Borromeo, católica, construida en el siglo XVIII. Más adelante, por esta avenida está la Iglesia de la Asunción de la Virgen, esta es ortodoxa serbia, del siglo XIX.
Desde aquí me fui hasta el muelle del Tamis, afluente del Danubio, que riega todo el Banato y que llega desde la rumana Timisoara. El Tamiski kej está lleno de barcos y de bares o chiringuitos con terrazas, que para pasear al atardecer deben estar llenos de gente. Más adelante, llegué hasta unos grandes silos que dominan el paisaje sobre el río, reflejo de la importancia agrícola e industrial de Pancevo. Detrás de ellos hay un parque y al lado está la Vajfertova pivara, la destilería más antigua de la ciudad.
Volví a mi apartamento y cogí el coche para visitar algunos lugares que están más alejados: la Iglesia de la Sagrada Transfiguración, al norte; el Jardín de Pancevo, al sur, un amplio parque con kioskos; y el curioso Monasterio de Vojlovica, fundado en el siglo XIV y protegido como monumento, aunque totalmente rodeado por la refinería de Pancevo (acceder era un lío de vallas, parkings… preguntas… y solo se podían tomar fotos del edificio religioso). Me faltó ir al faro del Tamis en la desembocadura con el Danubio, lo intenté pero había que ir andando por caminos de tierra y cruzar la autovía… mucho lío.
SMEDEREVO
Smeredevo no era más que una aldea hasta que en el siglo XV el déspota serbio Brankovic fundó su fortaleza para servir como capital durante unos años, cuando sufría el avance otomano. También lo fue durante la primera revuelta serbia, aunque fue reprimida y los turcos no abandonaron la ciudad hasta 1867. Smederevo fue bombardeada por los austríacos durante la I Guerra Mundial, quienes la ocuparon hasta el fin de la contienda. También fue bombardeada por los alemanes durante la II Guerra Mundial. Durante la época yugoslava, la ciudad recibió fuerte inversión en infraestructura y se configuró como un emplazamiento industrial.
Smeredevo tiene unos 110 000 habitantes y se la conoce como “la ciudad del hierro y las uvas” debido a su actividad industrial y vinícola, y es que es un gran centro siderúrgico. También produce muchos electrodomésticos y demás maquinaria. Era alucinante ver cómo en las inmediaciones de Smederevo solo había grandes camiones y grandes emplazamientos industriales. La ciudad me pareció como muchas otras de Serbia, con un aspecto gris, pero lo más llamativo es su fortaleza sin ninguna duda. Aquí cayó un chaparrón bastante fuerte, así que vi la ciudad a trompicones y resguardándome cada poco. En general, me dio la impresión de que está poco cuidada y que en el futuro podría estar mucho mejor.
Aparqué mi coche cerca de la morera de Karadorde, o Karadordev dud, que tiene más de 300 años. En esta plaza y bajo este árbol fue donde el revolucionario serbio recibió las llaves de la ciudad durante el primer levantamiento serbio de 1805. Esta parte me recordó bastante a Uzice, por su aspecto tan robusto y tosco. Pasé por delante del gimnasio de Smederevo, y ya pronto llegué a Trg Republike, corazón de Smederevo.
La Trg Republike es una plaza triangular, en la que se encuentra la preciosa Iglesia San Jorge, de 1854, en un estilo tradicional serbio muy blanco. En esta plaza se encuentra el Ayuntamiento de Smederevo y debe de haber mucho ambiente, sobre todo por la cantidad de kioskos, terrazas y heladerías que había, qué pena que estuviera lloviendo. Aun así, me tomé un buen helado, y también había niños jugando a resguardo de la lluvia.
La calle Kralja Petra I va de este a oeste desde la Trg Republike y es una calle peatonal con numerosos cafés, que ahora estaba toda desierta. Comencé a ir hacia el norte, rumbo a la fortaleza, y de camino vi el Parque Nacional de los Héroes, y otros monumentos a los muertos por los bombardeos de la OTAN. Finalmente, llegué a la fortaleza y mis sensaciones fueron contradictorias. Por una parte, impresionado por su tamaño y dimensiones (gigante), por otra, muy mal acondicionado. Hay que cruzar la vía del tren y está todo ruinoso, como un descampado, y donde también recuerdo que había alguna gente merodeando sospechosa de no ser buenos amigos.
La fortaleza de Smederevo fue construida por el déspota Brankovic en el siglo XV, y sirvió como la capital de Serbia cuando el Imperio otomano avanzaba por los Balcanes e iba paulatinamente conquistando tierras serbias. Después de la toma por los otomanos, fue fortificada aún más, y resistió las sucesivas guerras que tuvieron lugar aquí casi intacta. Sí que sufrió los daños de la II Guerra Mundial, sobre todo porque los alemanes la usaron como almacén de munición y explotó. Ahora está en restauración, con algunas torres totalmente rehabilitadas y otras que están luchando por no caerse.
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