Interior de ISTRIA: Pazin, Hum, Roč, Motovun, Bale
Istria es una región histórica de alma costera italiana e interior eslava
El nombre de Istria viene de la tribu iliria histri, un pueblo feroz que resistió a ser romanizado. Después de sucesivos dominios bizantino, además de las invasiones bárbaras, cayó en sucesivos controles hasta que la República de Venecia se hizo con todo este territorio durante varios siglos. Así pues, Venecia controlaba casi por completo toda la costa, mientras que en el interior la influencia era tripartita entre los venecianos, los Habsburgo austríacos y la propia población croata, eslavos que eran mayoría en el interior de la península y que llegaron a estas tierras desde el siglo VIII. Istria estuvo siempre en el alma italiana, y ello fue una de las razones que impulsó el irredentismo y que llevó a Italia a luchar contra el Imperio austrohúngaro, que en los albores de la I Guerra Mundial controlaba la península. Después, perteneció a Italia hasta que tras la II Guerra Mundial, fue transferida por completo a Yugoslavia, recayendo la mayor parte en la república de Croacia.
La península de Istria (Istra en croata y esloveno) es ese gran “peñasco” que aparece al norte de la costa adriática, y la mayor parte de ella corresponde a Croacia (y una pequeña parte a Eslovenia). Istria es un terreno calcáreo, de rocas calizas, que forman un paisaje kárstico característico con numerosas cuevas, dolinas, estalactitas… es definitiva, un territorio donde el agua de los ríos modela fácilmente y crea muchas oquedades. Istria es hoy una región histórica de gran influencia italiana y algo diferenciada del resto de Croacia en cuanto a historia y política, donde los partidos de izquierdas y regionalistas tienen mayor influencia. El paisaje istriano es de numerosos pueblecitos, a menudo encaramados en promontorios, de piedra y con un ambiente muy tranquilo. Sus campos están rodeados de viñedos que producen un vino de alta calidad; y en general, es un ámbito rural relajado, pero que atrae a numerosos turistas que buscan desconectar en el pueblo. Aquí te cuento qué ver en los pueblos del interior de Istria:
1.-Pazin
Pazin tiene unos 8.000 habitantes y se encuentra justo en el centro de la península, y fue nombrada la capital administrativa de Istria. Es llamada también Pisino en italiano y Mitterburg en alemán. La primera vez que se mencionó como Castrum Pisinum fue en el siglo X, por el rey del Sacro Imperio Romano Germánico y perteneciente al Ducado de Carintia y Carniola. Aunque la costa era completamente veneciana, Pisino era más multicultural y multilingual, y continuó siendo austríaca hasta la I Guerra Mundial. La ciudad no es que sea muy bella en sí (es normalita), pero su castillo y su cueva sí son muy interesantes que ver. Para visitar la ciudad, deja el coche en el parking que hay entre el Lidl y el ayuntamiento.
El Castillo de Pazin era la residencia de los marqueses de Istria desde época medieval, los Habsburgo desde el siglo X. Se encuentra al borde del río de la cueva de Pazin (Pazincica Foiba), un curso de agua que aparece y desaparece según la permeabilidad de las rocas. Bajo él se encuentra la gran cueva de Pazin (Pazinska jama), un espectáculo de la litología y que inspiró a Julio Verne. El castillo acoge en su interior el museo etnográfico y de la ciudad. También te recomiendo acercarte a la iglesia de San Nicolás, con un bonito campanario. Los orígenes se retraen al siglo XIII, pero reformada en el XVIII. Otros sitios bonitos para ver en Pazin son el monasterio franciscano o el calvario (Pazinska Kalvarija, donde hay tres cruces).
2.-Cascadas de Zarečki y Sopot
La cascada de Zarečki está al noreste de Pazin, a muy poca distancia, y te pilla en dirección al siguiente pueblo de esta lista. El río Pazincica forma este salto de agua, bastante ancho y con algunas oquedades, debido a la litología caliza de toda esta zona. La piscina que forma es muy bonita, aunque con un agua un poco verdosa. Cuando fui, en pleno julio, la cascada no era más que un hilillo de agua, pero al menos sí que caía. La gente se sube arriba del techo y salta hasta abajo, es una caída de unos 10 metros. A mí todas estas cosas me gustan y me parecen apetecibles, pero no lo hice porque ese color de agua algo estancada no me convenció… Para llegar a Zarecki tendrás que dejar el coche algo más al norte, en alguna de las casas que hay antes de llegar al pueblo de Zarecje, e ir andando. La ruta no es complicada. Otra cascada famosa es la de Sopot, que se encuentra al suroeste de Pazin, y a una distancia mayor (sobre todo porque la carretera va rodeando y es muy estrecha. Esta cascada cuando fui estaba completamente seca, así que fue una decepción absoluta. Para llegar a ella tienes que ir algo más al norte de Jakomici, y dejar el coche entre Runki y Svici. El camino es fácil también.
3.-Hum
Hum es, para mí, uno de los pueblos más bonitos de Istria. También llamado Colmo en italiano y Cholm en alemán, se encuentra en una elevación destacada. Este es un pueblo histórico y antiguo, casi deshabitado: actualmente solo viven 30 personas aquí. Me pareció uno de los mejores recuerdos de Istria: un pueblo de piedra, antiquísimo, con muchas plantas y flores, y alguna tiendecilla o bar diminutos. El pueblo está amurallado, y en su interior está una torre de vigilancia y un campanario del siglo XVI. La iglesia es del siglo XIX, en honor a la Asunción. En la iglesia se encuentran unas rocas con inscripciones en glagolítico, el idioma croata primitivo (del siglo XII), las más antiguas de Croacia. Hum, totalmente recomendable.
4.-Roč
Roč se encuentra muy cerca de Hum, a solo unos 7 km. Además, entre ambos pueblos puedes recorrer la Avenida Glagolítica, donde hay hasta diez monumentos en honor al glagolítico (que fueron construidos durante el régimen yugoslavo). El pueblo se llama Rozzo en italiano y Rotz en alemán. Roč desempeñó durante la época baja medieval un papel central en lo referente a la literatura eslava en Istria, ya que en el siglo XV se imprimió aquí el primer libro en glagolítico.
Situado sobre otro monte, posee una muralla con varias puertas bien conservadas. Aquí se nota que vive más gente que en Hum, en torno a unos 150 habitantes. El pueblo no es tan bonito como Hum, pero no estaba mal. En la iglesia de San Antonio, románica del siglo XI, se conserva el abecedario glagolítico del siglo XIII. En la iglesia de St Roch hay unos frescos muy bonitos del siglo XIV. La iglesia de San Bartolomé es del siglo XIV y destaca por su alto campanario.
5.-Motovun
Motovun (Montona en italiano) significa, en ambos nombres, la ciudad en la colina, y su nombre es totalmente verídico. Se encuentra encaramado en lo alto de un elevado promontorio que sobresale de entre el terreno circundante. Los ilirios y los celtas ya eligieron este emplazamiento para ubicar sus fortalezas, y después sería elegida por los venecianos como centro para controlar toda Istria. La ciudad está amurallada y sus fortificaciones mezclan diferentes estilos como el románico, gótico o renacentista, con bonitas puertas de entrada. Hoy tiene unos mil habitantes y es un pueblo bien conservado, de ambiente anclado en el tiempo. También es destacada la iglesia de Sv. Stjepan. Reconozco que no lo visité por falta de tiempo, y porque en tiempos de pandemia no quería tomar transporte público: es necesario dejar el coche en un parking (de pago) abajo del todo, y coger un bus hasta arriba.
6.-Bale
Bale es el nombre croata para Valle (italiano), que hunde sus raíces en un antiguo castro romano conocido como Castrum Vallis, en la vía entre Porec y Pula. Bale es un pueblo muy bonito, pequeño (unos mil habitantes) y fácilmente accesible desde la autovía entre Rovinj y Pula (por lo que te pilla al paso para visitarlo aún si no quieres meterte en el interior de Istria). Bale es un pueblo de piedra, típico mediterráneo, que tiene al aceite de oliva como una de sus principales fuentes de ingresos.
La iglesia principal del pueblo es la del Espíritu Santo, del siglo XV, también es bonita la de Sveti Duh. Pero, sobre todo, lo más bonito es el castillo Soardo-Bembo, un palacio gótico y renacentista, del siglo XVI. Fue el hogar de dos familias de la nobleza, los Soardo y después de los Bembo. Pero sobre todo, me pareció un lugar para darse un paseo muy tranquilo. No vi demasiadas terrazas ni restaurantes, más bien casas familiares con sillas que sacaban a las puertas. Me recordó en parte, mucho a España, ¡y me encantó!
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