Qué ver en MONTENEGRO, el reducto de mar y piedra
Un reducto histórico entre la influencia latina y eslava
Montenegro hace gala a su nombre: en todos los idiomas (incluyendo en montenegrino, Crna Gora) quiere decir “montaña negra”, en referencia al Monte Lovcen, cuya cobertura arbórea de un verdor tan intenso llevó a los venecianos a llamarlo así. Situado en los Balcanes, Montenegro es un pequeño país de apenas medio millón de habitantes, que sin embargo ofrece uno los enclaves más privilegiados de Europa por su belleza y sus posibilidades de desarrollo. Un país que ofrece tanto playas preciosas como pueblos encantadores, montañas vigorosas, ríos y lagos de ensueño y una diversidad cultural muy grande que lo convierten en un referente turístico dentro de los Balcanes y del Mediterráneo.
El área que ocupa Montenegro fue poblada en un origen por fenicios que establecieron asentamientos como el de Bouthoe (actual Budva), y por tribus ilirias, que posteriormente fueron conquistadas por los romanos. Entre ellas destacaban los docleos, que tenían como asentamiento la ciudad de Dioclea, de donde se dice que era el emperador romano Diocleciano. Tras el colapso del Imperio romano, los pueblos bárbaros invadieron este territorio y la población más romanizada se refugió en la costa. En el interior surgió después el Principado de Duklja, esta vez poblado por eslavos, en las inmediaciones del lago Skadar. Aunque en teoría había quedado adjudicado al Imperio de oriente (bizantino), el crecimiento de Duklja fue tal que el papa Gregorio VII reconoció su independencia, aunque se mantuvo como tributario de los bizantinos.
La costa, por su parte, aunque formalmente estaba bajo control del principado eslavo del interior, mantenía un estrecho contacto con los venecianos y el mundo latino, prueba de ello fue la conservación del dialecto dálmata. En el siglo XII, los serbios comenzaban su crecimiento desde la cercana Rascia, y el príncipe Stefan Nemanja conquistó Duklja, incluyendo el litoral, no sin aversión: en Kotor, la propia población local votó unirse a Ragusa, aunque finalmente fue tomada por los serbios que tanto deseaban la salida al mar. Se formó el Principado de Zeta, que se convertía en ortodoxo y estaba estrechamente ligado a Serbia. Cuando el Imperio serbio comenzaba a resquebrajarse, Zeta se declaró independiente en torno a mitad de siglo XIV.
También el incipiente Reino de Bosnia trató de ocupar el lugar que previamente ostentaba Serbia y tomó plazas del litoral como Herceg Novi, constituyendo su salida al mar, al igual que gran parte de la llamada Herzegovina montenegrina, desde Pljevlja hasta Niksic. Por su parte, Venecia comenzaba expandirse por el litoral: Kotor se declaró independiente durante un tiempo, pero el temor al avance otomano hizo que se prefiriera la unión con Venecia, que se expandía por el litoral llegando hasta el norte de Albania. Finalmente, a finales de siglo XV Montenegro fue conquistado por los otomanos. Sin embargo, la influencia de Venecia y la tenaz resistencia montenegrina hicieron que no fuera incorporado como tal al Imperio otomano, sino que se mantuvo como un reducto que era su tributario.
El territorio de Montenegro se redujo a los terrenos más montañosos, estableciendo su capital en Cetinje, al pie del Monte Lovcen, y configurándose como la cuna de la nación montenegrina; mientras que la llanura fértil de Zeta (la antigua Duklja) sí fue ocupada por los otomanos bajo un señorío albanés; o Pljevlja se convertía en la sede del sanjacato de Herzegovina. Más tarde, el príncipe montenegrino Petar Petrović Njegoš consiguió expandir Montenegro ante la debilidad otomana, y propuso la unión de montenegrinos y serbios en un mismo país, por lo que a menudo se le considera precursor del yugoslavismo. Tras el Congreso de Berlín de 1878, cuando el Imperio otomano comenzaba a hacer aguas, Montenegro fue reconocido como país soberano. Además se le otorgaban nuevos territorios como Bar y Ulcinj, mucho más al sur y con muy limitada influencia montenegrina; o Plav y Gusinje, que consiguieron no ser incluidos en Montenegro tras revueltas de la población local albanesa (aunque lo haría décadas más tarde).
Montenegro había doblado su territorio y era un potente ejército que luchaba en las guerras balcánicas contra los otomanos. Durante la I Guerra Mundial fue aliado de Serbia en contra las potencias centrales, y fue derrotado por el Imperio austrohúngaro, con lo que su rey tuvo que huir. Tras la guerra, los serbios de Montenegro decidieron anexionar el Reino de Montenegro al Reino de Serbia, lo que provocó el levantamiento de Navidad de 1919 en Niksic, donde los verdes montenegrinos eran fieles a su rey Nikola I, si bien resultaron victoriosos los serbios. De esta manera posteriormente se formaría el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que después cambió a Reino de Yugoslavia, incluyendo a Montenegro. Durante la II Guerra Mundial, las pretensiones italianas de volver a controlar territorios que en el pasado le habían pertenecido supuso la invasión de Montenegro.
Tras la II Guerra Mundial, Montenegro fue una de las repúblicas que componían la federal Yugoslavia, creció en riqueza y sobre todo fue el lugar de veraneo de la clase dirigente serbia. La capital se trasladó a Titograd (actual Podgorica), una nueva ciudad industrializada. A pesar de que Yugoslavia se desintegró en 1991 originando una serie de cruentas guerras, Montenegro no buscó la independencia y siguió del lado de Serbia. Además, se cambió el nombre del Estado a “Serbia y Montenegro” pero en Montenegro comenzó a fraguarse el sentimiento de que tenían poco poder de decisión y aumentó el nacionalismo. Ello motivó que en 2006 se realizara un referéndum en el que por una mínima mayoría Montenegro se declaraba independiente de Serbia.
Desde entonces, Montenegro ha caminado sin recelo en la senda europea. Por ejemplo, adoptó el euro como moneda y es el candidato de próximo ingreso en la UE con las negociaciones más avanzadas. A pesar de esta prosperidad, siguen existiendo tensiones latentes: por ejemplo, en 2008 reconoció a Kosovo como país y los serbios de Pljevlja amenazaron con escindirse y unirse a Serbia. Los serbios siguen anhelando la anexión con Serbia, con algunos radicalismos, como las pintadas en regiones bosníacas de que la convertirán en la próxima Srebrenica, o marchas con fuerte presencia de la Iglesia ortodoxa serbia en Niksic o Cetinje, reclamando su territorio. Por su parte, los albaneses no olvidan sus históricos asentamientos del valle de Plav y Gusinje, o de su puerto en Ulcinj. Y, por último, el propio nacionalismo montenegrino que ha virado más a Occidente, como el ingreso de Montenegro en la OTAN de 2017, tan odiada en Serbia.
Montenegro es un país muy montañoso: prácticamente parecía todo un pedregal, lleno de piedras y rocas que imposibilitan cualquier ocupación. Ello conlleva que las comunicaciones sean difíciles y costosas, ríos encajados en cañones, macizos montañosos de tipo glaciar, pero también una costa muy recortada y llena de pequeñas playas y acantilados, teniendo como gran ejemplo las Bocas de Kotor. Únicamente existe una llanura al norte del Lago Skadar, que es donde se desarrollaron los primeros asentamientos en el interior, ligados a una agricultura de cereal. La economía es próspera y ha aumentado el nivel de vida y riqueza, aunque depende extremadamente del turismo. La costa está llena de rusos y serbios, tanto inversores y dirigentes como propios turistas que se disputan el poco espacio de las playas tan estrechas.
Para viajar a Montenegro quizá lo mejor sea volar al Aeropuerto de Dubrovnik (DBV) que, aunque está en Croacia, es cercano y ofrece buenas combinaciones. En Montenegro están los aeropuertos de Podgorica y Tivat, pero no suelen tener mucho tráfico por lo que es más complicado. La mejor forma de viajar por el país es en coche, puesto que las comunicaciones son bastante deficitarias, y también te permite llegar a los lugares más recónditos. Los precios son similares a España, no es que lo viera barato, y cobran por todo, se nota que viven del turismo. Cuando fuimos hacía un calor exagerado, que ocasionó numerosos incendios en todo el país. Por último, te recomiendo que visites todo el país y no te quedes únicamente con visitar Kotor: hay mucho más. Te cuento qué ver en Montenegro a continuación.
Qué ver en Montenegro
1.-Kotor
La antigua Cattaro es la joya de la corona de Montenegro, la más turística y parada común de cruceros. Con una historia dilatada e incluso república independiente por un tiempo, Kotor es una maravilla de ciudad fortificada al fondo de una bahía casi inaccesible. La siempre deseada que ha sido codiciada por todos los imperios.
Te cuento más sobre Kotor en este artículo
2.-Sveti Stefan
Quizá la postal más famosa de Montenegro, ejemplo de la geografía del país, el aspecto de sus pueblos encaramados y la esencia adriática.
Te cuento más sobre Sveti Stefan en este artículo
3.-Cetinje
Cetinje es la Real Capital de Montenegro, considerada la cuna de la nación montenegrina. Una ciudad con aspecto de pueblecito al pie del Monte Lovcen: es una visita obligada por la historia de Montenegro.
Te cuento más sobre Cetinje en este artículo
4.-Parque Nacional de Durmitor
Es el lugar más famoso de Montenegro para el turismo de montaña, y no es para menos. Situado en el centro del país, su belleza es inusual y aquí se cuentan hasta dieciocho lagos de origen glaciar.
Te cuento más sobre Durmitor en este artículo
5.-Monasterio de Ostrog
Situado cerca de Niksici, es uno de los lugares de peregrinación más famosos de todos los Balcanes, en honor a San Basilio de Ostrog. El monasterio es muy fotogénico, pues se encuentra escondido en la roca, en una pared vertical encaramada en lo alto de una montaña.
Te cuento más sobre el Monasterio de Ostrog en este artículo
6.-Plav y Gusinje
Los dos municipios más recónditos de Montenegro, encajados en un valle al abrigo de las Montañas Malditas, son muy bonitos: paisajes espectaculares, lagos y una identidad que se debate entre albanesa, bosníaca y montenegrina…
Te cuento más sobre Plav y Gusinje en este artículo
7.-Lago Skadar
Este lago compartido entre Montenegro y Albania fue el centro del Principado de Zeta, y hay numerosos monasterios en su entorno. Además, un paisaje sublime con unos meandros espectaculares.
Puedes leer más sobre el Lago Skadar en este artículo sobre Cetinje o este otro sobre Ulcinj
8.-Biogradska Gora
Uno de los Parques Nacionales más bonitos de Montenegro, un apacible lago donde ir de picnic rodeado de un espléndido bosque de hayas, arces, fresnos y abetos de más de 500 años de edad.
Te cuento más sobre Biogradska Gora en este artículo
9.-Podgorica
La capital de Montenegro reúne pocos atractivos, únicamente la curiosidad de contemplar una ciudad muy marcada por su legado yugoslavo. Pero fue aquí el origen de Duclea, y actualmente se está modernizando como una relevante capital europea.
Te cuento más sobre Podgorica en este artículo
10.-Bar
La antigua ciudad de Bar está al interior, y quedó casi deshabitada tras un terremoto. Hoy en día se conserva como una ciudad museo muy bonita, que incluye el olivo más antiguo del mundo. En la costa está la moderna Bar, el principal puerto de Montenegro.
Te cuento más sobre Bar en este artículo
11.-Perast
Situado a escasos kilómetros de Kotor, Perast fue un pueblecito pesquero que creció en importancia cuando la nobleza se asentó aquí. Hoy en día tiene un aspecto que recuerda a su pasado veneciano y que tiene como símbolo las dos islas que tiene enfrente.
Te cuento más sobre Perast en este artículo
12.-Budva
Budva es caos, el lugar más masificado y de turismo popular en forma de resorts, bares, discotecas y ajetreo en verano. Pero, además, su ciudadela es perfecta para combinar la oferta cultural. ¡Allí donde baila el verano!
Te cuento más sobre Budva en este artículo
13.-Bijelo Polje y Río Tara
Bijelo Polje es considerada la capital del Sandzak montenegrino, y cerca se encuentra el impresionante cañón del Río Tara, un fabuloso cañón de 78 km y 1300 metros de profundidad, que lo hace el más largo de Europa y el segundo del mundo después del Gran Cañón del Colorado.
Te cuento más sobre Bijelo Polje en este artículo
14.-Ulcinj
Ulcinj tenía una tenebrosa fama de piratas y de bárbaros, y siempre fue considerado una ciudad albanesa. Hoy es el lugar de veraneo más popular de los kosovares, lo que le da un aire muy característico. Además, en sus alrededores está la playa más grande de Montenegro.
Te cuento más sobre Ulcinj en este artículo
15.-Petrovac
Petrovac es un pequeño pueblo en la costa, de aspecto pesquero y tranquilo, ideal para las vacaciones. Un mar precioso y buen ambiente para disfrutar.
Te cuento más sobre Petrovac en este artículo
16.-Herceg Novi
Antiguo enclave bosnio, Herceg Novi es una ciudad de veraneo que recuerda su pasado veneciano, con una importante fortaleza que controla la entrada a las Bocas de Kotor.
Te cuento más sobre Herceg Novi en este artículo
17.-Niksic
Nikšić es la segunda ciudad más grande de Montenegro, y ha quedado en el ideario serbomontegrino como que representa la victoria serbia sobre los montenegrinos royalistas. La ciudad tiene varios sitios interesantes que ver, aunque es industrial y algo decadente.
Te cuento más sobre Niksic en este artículo
18.-Pljevlja
Pljevlja es una ciudad controvertida: con una identidad mezclada entre serbios y bosníacos, con tensiones esporádicas y latentes. En el pasado fue muy importante, ya que fue sede del Sanjacato de Herzegovina y una de las principales ciudades otomanas.
Te cuento más sobre Pljevlja en este artículo
19.-Tivat
Tivat es quizá el lugar más exclusivo de Montenegro, una localidad muy cuidada, moderna y lujosa, lugar de amarre de Porto Montenegro.
Te cuento más sobre Tivat en este artículo
20.-Península de Lustica
La península de Lustica es ese pequeño saliente que cierra por el sur las Bocas de Kotor. Un lugar más tranquilo y menos afectado por el turismo de masas, con pueblos bonitos como Rose, y grutas que se pueden visitar en barco como la Blue Cave. ¡Necesito volver aquí!
¿Qué es lo que más te gusta de Montenegro?
