Qué ver en KOSOVO, peras en el campo de los mirlos
Kosovo es un destino con un medio natural muy diverso y con un patrimonio cultural destacado. A pesar de los episodios de guerras, Kosovo es cada día un país más moderno y que tiene mucho que decir en la Europa actual
Kosovo quiere decir “el campo de los mirlos“, en referencia a la mítica Batalla de Kosovo de 1389, cuando los otomanos derrotaron a los serbios y significó su expansión por los Balcanes. Algunos grupos albaneses proponen nombrarlo como Dardania (proveniente de dhardë, palabra albanesa para “pera“), el que fuera un importante reino prerromano que ocupaba un extenso territorio, incluyendo la totalidad de Kosovo. Los dardanos eran un pueblo importante que rivalizaba con los macedonios y griegos, hasta que fueron conquistados por los romanos en el siglo II a.C. El dominio romano fue influyente y se refleja en que existen ruinas de este origen en Kosovo, como la ciudad de Ulpiana. Con el declive romano, la región fue disputada entre los bizantinos y los eslavos, quedando bajo el Imperio búlgaro en el siglo IX y siendo retomada por los bizantinos en el XI.
Por este entonces, comenzaba a formarse en la Rascia, cercano a la actual Novi Pazar, el núcleo serbio que guerreaba contra los bizantinos. Este fue el origen de la cuna de la nación serbia, que comenzó a expandirse y conquistó el resto de Kosovo, así como a aglutinar a otros principados como el de Duklja, en Montenegro. En el siglo XIII, Kosovo era el territorio más importante para la dinastía serbia de los Nemanjic: las tierras altas de su parte oeste se pusieron al servicio del Monasterio de Zica, en Kraljevo, por lo que se la conocía como tierras eclesiásticas o Metohija. La parte este, algo más baja y cruzada por valles, era el auténtico Kosovo. En todo el territorio se construyeron importantes monasterios que hacían de Kosovo y Metohija el centro espiritual serbio, hecho que se intensificó con el traslado del patriarcado a Pec.
El imperio serbio entró en decadencia en el siglo XIV y comenzó a fragmentarse en numerosos feudos. Esto fue aprovechado por el Imperio otomano, que en 1389 derrotó a los serbios en la Batalla de Kosovo. Fue el origen del mito de Kosovo, que en la tradición serbia pervivió como la pérdida de la cuna de su nación (un relato que se vigorizó con el nacionalismo del siglo XIX). Así pues, el Kosovo otomano floreció como un lugar de bazares y un comercio muy destacado, sobre todo gracias a la extracción de minerales. El dominio otomano fue consolidándose (a pesar de los movimientos realizados por Skanderbeg en Albania), pero a finales de siglo XIX los albaneses que poblaban esta zona reclamaron mayor autonomía y fue el origen de la Liga de Prizren de 1878, que posteriormente pidió la independencia.
En las guerras balcánicas de principios de siglo XX, el Imperio otomano fue derrotado por la coalición aliada eslava. Albania conseguía su independencia pero no en la totalidad de tierras albanesas, y Serbia aprovechó para recuperar sus tierras medievales de Kosovo. Los serbios fueron llamados a repoblar Kosovo y su dominio se consolidó como la creación del Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos (antecedente de Yugoslavia), aunque los reclamos de albaneses no dejaron de remitir, denunciando su represión y matanzas. Lo mismo sucedió durante la II Guerra Mundial, cuando fueron los serbios los masacrados por los regímenes fascistas. Finalmente, la Yugoslavia comunista de Tito se alzó ganadora e incluyó la Provincia Autónoma de Kosovo dentro de la República Socialista de Serbia que, sobre todo a partir de 1974 y la nueva constitución yugoslava, dotó de mayor autonomía a Kosovo y respeto por los albanokosovares.
La complicada situación de Kosovo estalló al morir Tito, y emprender Serbia una senda ultranacionalista. Kosovo era una región empobrecida, donde los serbios emigraban y que también recibía población albanesa de la Albania hermética de Hoxha. El líder serbio Milosevic aumentó el poder serbio en detrimento de las demás etnias y repúblicas, lo que generó tensiones. Se abolió la autonomía kosovar y se emprendió una represión contra los albanokosovares en un intento de serbianizar Kosovo que solo provocó repulsas y miedo al creciente dominio serbio en el resto de Yugoslavia: los eslovenos comenzaron a abandonar las instituciones, y posteriormente a declarar su independencia seguidos por los croatas. Significaba el fin de Yugoslavia y el comienzo de su desintegración.
Los albanokosovares también declararon su independencia en 1991, incluyendo la proclamación de la Constitución de la República de Kosova en Kacanik, aunque no fue reconocida. Comenzó a formarse el Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), aunque la atrocidad de la guerra se centró en Bosnia, y Kosovo siguió quedando bajo jurisdicción serbia. Sin embargo, en 1998 se reactivó el conflicto, en un intento de Milosevic de expulsar a la población albanokosovar, incluyendo la limpieza étnica: fue el inicio de la Guerra de Kosovo. Las matanzas y la crueldad originada motivaron que la OTAN interviniera bombardeando Yugoslavia, para proteger a la población albanokosovar, y Kosovo fue administrado por la ONU (bajo la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo, UNMIK) contando con un destacamento de la KFOR, la fuerza militar internacional garante de la paz.
El conflicto derivó en que la población serbokosovar se refugió en el norte, quedando unos pocos enclaves en el resto del territorio, y los albanokosovares retornaron de donde habían sido expulsados, constituyendo mayoría en casi la totalidad de Kosovo. La situación seguía siendo tensa, incluyendo protestas, distrubios civiles, olas de violencia hacia minorías, daños a monumentos… En 2007, el enviado de la ONU a Kosovo propuso un plan que pasaba por una independencia kosovar supervisada, incluyendo el establecimiento de la EULEX, la misión europea en Kosovo. Finalmente, en 2008 Kosovo declaró unilateralmente su independencia, que fue reconocida por la mayoría de la comunidad internacional, con un firme apoyo de los EEUU, y con la frontal negativa de Serbia y Rusia; a pesar de que la Corte Internacional de Justicia de La Haya dictaminó que no violó el derecho internacional.
Desde entonces, Kosovo es un Estado parcialmente reconocido, aunque para más de la mitad de la comunidad internacional es un país (el resto lo considera parte de Serbia). En la Unión Europea, solo cinco países no lo reconocen: España, Grecia, Chipre, Eslovaquia y Rumanía, todos ellos con problemas de índole nacionalista – si bien el caso kosovar es radicalmente diferente, pues comportó la limpieza étnica y la supresión autonómica. En 2013, Serbia y Kosovo comenzaron el proceso del Diálogo de Bruselas, auspiciado por la Unión Europea, con el motivo de normalizar relaciones entre ellos y ayudar en su integración europea, a pesar de que los reclamos siguen estando ahí y las relaciones son muy tensas y complejas.
Y es que, por todo lo que te he contado, Kosovo es un escenario de confrontación entre los pueblos albanés y serbio. Siempre han convivido: los albaneses eran un pueblo montañés que habitaba en las tierras altas y se dedicaba al pastoreo, y se consideran descendientes de los dardanos; los serbios poblaron los valles y sitúan en Kosovo el mito de la creación de la nación serbia en el medievo. El máximo esplendor de la nación serbia, en la edad media, tenía como epicentro las montañas kosovares, aunque el origen estuviera situado más al norte, en la Rascia. Prueba de ello son los abundantes complejos monásticos como el de Pec, Decani y Gracanica, que servían a la vez como avanzadilla y fortificación frente a los otomanos. Para los serbios, Kosovo es el corazón de su patria. Por otra parte, los albaneses siempre han poblado las tierras kosovares. La cuna del Estado albanés está en Prizren, donde se dirigía la sublevación contra los turcos.
Actualmente, Kosovo es un Estado moderno y cuya democracia vive entre las mejores de los Balcanes. El apoyo de los EEUU fue fundamental para la independencia de este país, por lo que grandes infraestrustucturas llevan el nombre de los presidentes de EEUU, como el Bulevar Bill Clinton de Pristina, la gran carretera Joe Biden, el Lago Trump. También con el apoyo de la Unión Europea, especialmente de Alemania y los nórdicos. A pesar de no ser miembro de la UE, adoptó el euro como moneda (los precios son muy baratos). El país está realizando notables esfuerzos para modernizarse, tanto a nivel de educación como de relaciones internacionales, económicas y sociales. Prueba de ello son las campañas de concienciación de la igualdad entre hombres y mujeres, o la celebración del Orgullo Gay en Pristina. Socialmente, es un país más abierto y moderno que el resto de sus vecinos.
Kosovo es un mosaico de culturas y religiones. Aunque los albanokosovares son el 90 % de la población, hay otras minorías como los serbios, romaníes, bosníacos, turcos o los gorani. Los idiomas oficiales son el albanés (hablado por la gran mayoría) y el serbio, además del turco en ciertos municipios. Aunque de confesión mayoritariamente musulmana, muchos albaneses son también católicos. De hecho, el héroe nacional Skanderbeg era católico, y la venerada Madre Teresa de Calcuta también. También hay otras confesiones como la ortodoxa, mayoritaria entre los serbios. Aunque es un país mayoritariamente musulmán, nadie lleva velo. La moda es completamente igual a lo que te podrías encontrar en Nueva York. Seguramente te llamará también la atención la peculiar moda kosovar, que al igual que en Albania, utilizan el rojo y el negro como combinaciones elegantes para ocasiones especiales, y representan su nación.
¿Es seguro Kosovo? Totalmente. En todo momento me sentí seguro, lo que no quita que haya que tener precaución en algunas zonas, y ser inteligente en las conversaciones. La República de Kosovo controla las fronteras del país y administra casi la totalidad del territorio, poblado por albanokosovares. En el norte, unido geográficamente a Serbia y poblado por serbokosovares, la situación es más compleja y funciona como una extensión más de Serbia, las autoridades albanokosovares no ejercieron control alguno allí. Las banderas albanesas pueblan todo el territorio, ya que es su identidad. Por su parte, las banderas serbias reivindican asentamientos serbios. La bandera kosovar es menos frecuente, presente en edificios gubernamentales o en lugares oficiales, ya que es algo artificial y no hay un sentimiento pleno hacia ella.
Kosovo es un país bello. Montañoso, con valles angostos llenos de pueblecitos, colinas nevadas, ríos… sin embargo, lo que se ve desde la carretera es bastante diferente: desguaces y coches rotos o abandonados, y curiosamente, muchas tiendas de lápidas. No sé por qué, pero eran muy comunes. Además, muchas de las viviendas parece que están a medio construir: pues se ven sus paredes de ladrillo pero no pintadas ni terminadas del todo. Esto es porque si las terminan totalmente tienen que pagar el impuesto de la vivienda, y si están así se las considera que están en construcción y no han de pagarlo. Algo similar a lo que pasaba en Bosnia. He de decir que cuando volví a Kosovo en 2021, cinco años más tarde, había cambiado muchísimo: se notaba la inversión y el crecimiento, parecía un país totalmente europeo y moderno. Su capital, Pristina, no tenía nada que envidiarle a otras capitales europeas. Quedé muy contento, pues se notaba que Kosovo se estaba desarrollando.
Una impresión que tuve es que los serbios que quedan en Kosovo se sienten amenazados y es difícil visitar sus monumentos, que están muy protegidos y bajo vigilancia. Pero también, en estos enclaves había pintadas que glorificaban a criminales de guerra que habían cometido atrocidades. En definitiva, una convivencia delicada. Lo que más me llamó la atención de toda mi experiencia en Kosovo, y a la vez, lo que más me gustó, fue la simpatía de los albanokosovares. Las calles están llenas de gente a pesar de estar bajo cero. Hay terrazas en todos los lados que están llenas. La gente es muy servicial y te ayuda en todo momento. Agradecen la visita de los turistas a su país y me he sentido mejor tratado aquí que en ningún sitio de los que he estado. En este artículo te cuento los mejores lugares que ver en Kosovo.
Qué ver en Kosovo
1.-Pristina
La capital de Kosovo es también la capital más joven de Europa, ya que fue el último país en declarar su independencia en 2008. Pristina tenía fama de ciudad anodina, pues su crecimiento urbano se estimuló en el periodo comunista con el lema “destruye lo antiguo, construye lo nuevo“. Actualmente es una urbe muy moderna, que ha crecido mucho en los últimos años. Sobre todo, me pareció una ciudad muy alegre y muy viva: llenísima de gente, con mucha fiesta (incluso en invierno), de modernos cafés, tiendas… Se nota que la población es joven, que muchos de los que emigraron han vuelto y han traído ideas e inversiones renovadas.
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2.-Prizren
Prizren es conocida como “la joya de Kosovo”, debido a su importancia histórica (reconocida como la capital histórica) y también como “la pequeña Sarajevo” por su belleza. En el siglo XV, Prizren era una de las ciudades otomanas más influyentes y se postuló como el centro cultural e intelectual del Kosovo otomano. También fue el lugar donde se instauró la Liga de Prizren en 1878, un movimiento que buscaba unir a los albaneses y reclamar su autonomía, para evitar ser repartidos entre los Estados vecinos. ¡No te la puedes perder!
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3.-Peć / Peja
Ubicada en un escenario montañoso con un paisaje de ensueño, al pie de las Montañas Malditas, Peć surgió en el siglo XIII como un centro religioso al trasladarse aquí el arzobispado serbio. En el siglo XIV el emperador Stefan Dusan la eligió como sede de la Iglesia ortodoxa serbia, por lo que la ciudad se alzó como el centro religioso más importante de Serbia.
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4.-Gjakova
Gjakova surgió como una ciudad de marcada impronta comercial, con el bazar más extenso de todo Kosovo. Además fue uno de los núcleos albaneses más rebeldes y nacionalistas en época otomana. Desde Gjakova puedes realizar excursiones como Velika Hoča, un interesante enclave serbio con multitud de iglesias medievales; a Rahovec/Orahovac, la ciudad del vino en Kosovo; o las cascadas Mirusha, uno de esos lugares desconocidos en Kosovo para los turistas.
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5.-Mitrovica
Mitrovica es una ciudad clave en Kosovo. Situada en la parte norte del país, está cruzada por el Río Ibar que divide a la ciudad en dos sectores. La parte norte, Kosovska Mitrovica, está habitada por serbios. La parte sur, Mitrovicë, por albaneses. El puente que cruza el río y une ambas partes (o más bien, las divide) está custodiado por la KFOR (la fuerza armada de las Naciones Unidas en Kosovo), concretamente, por los Carabinieri italianos. El puente tiene barricadas a un lado y a otro para prevenir accidentes. Es el mayor ejemplo de la división del país y el controvertido estatus que posee
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6.-Urosevac / Ferizaj
Uroševac / Ferizaj es la tercera ciudad más grande de Kosovo, nacida por el paso del ferrocarril. Su emplazamiento estratégico hizo que en las cercanías se estableciera la base americana Camp Bondsteel, la base estadounidense más grande de Europa y que ahora sirve a la KFOR. Uroševac/Ferizaj es la perfecta postal para mostrar la convivencia pacífica entre serbios y albaneses, entre ortodoxos y musulmanes, con su plaza central donde hay una catedral y una mezquita lado a lado.
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7.-Norte de Kosovo
El norte de Kosovo es una región de mayoría serbia, que está compuesta por cuatro municipios: Leposavić, Zubin Potok, Zvečan y Mitrovica norte. Se trata de un territorio controvertido: está dentro de los límites administrativos de la antigua provincia de Kosovo, sobre la que la República de Kosovo declara su soberanía, pero en la práctica está controlado de facto por Serbia, pues no fue dominado por los albanokosovares tras la Guerra de Kosovo. Por ello, su estatus es complicado y funciona como una extensión más de Serbia, con instituciones paralelas apoyadas desde Belgrado.
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8.-Región gorani
Esta parte es prácticamente una línea de cumbres montañosas, que únicamente se encuentra habitada en profundos valles o en pequeños collados, por lo que es una zona recóndita e inaccesible. Aquí habitan los gorani, que quiere decir “montañeses“ y es una de las minorías más singulares de Kosovo: son eslavos pero de religión musulmana. Una excursión muy interesante desde el punto de vista cultural, y también paisajístico.
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9.-Gnjilane
Gnjilane en serbio y Gjilan en albanés, es la principal ciudad del sureste de Kosovo. Hoy en día es un centro comercial, la principal puerta de Kosovo hacia el Valle de Presevo, un territorio serbio pero de mayoría albanesa, que ha ocasionado algunos conflictos.
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10.-Monasterio de Gracanica
El Monasterio de Gračanica data de 1321 y es uno de los lugares más queridos y reclamados por la comunidad serbia, debido a la importancia eclesiástica y política que ejerce. Su interior es muy bonito, con unas paredes llenas de frescos de vivos colores, y unas lámparas y candelabros que hacían un juego muy místico.
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11.-Monasterio de Visoki Decani
El monasterio de Visoki Dečani fue fundado en el rey serbio Stefan Uros III, conocido como Stefan Decanski, en el 1327 y se concluyó su edificación en 1335. Este rey fue enterrado aquí antes incluso de que fuera concluido el monasterio, que culminó su hijo Stefan Dusan.
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12.-Kaçanik
Kaçanik siempre fue un lugar de bandidos y contrabandistas que operaban en los alrededores de Skopje y se refugiaban aquí. A pesar de su fama y de su aspecto más deteriorado, Kaçanik es un lugar muy importante para el ideario kosovar, pues aquí se proclamó la Constitución de Kaçanik, proclamando la República de Kosova en 1991, cuando la autonomía de Kosovo fue suspendida por Milosevic y Yugoslavia comenzaba a desintegrarse.
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